El rapto de los ni?os
La justicia debe investigar con el mismo tes¨®n que las v¨ªctimas el robo de reci¨¦n nacidos
La b¨²squeda y el tes¨®n de las familias se ha adelantado a la justicia en la resoluci¨®n de algunos de los casos de ni?os sustra¨ªdos a su madre al nacer con enga?o y falsedad en los ¨²ltimos a?os del franquismo y los primeros de la democracia. Una madre, a la que hace 40 a?os le dijeron que su beb¨¦ hab¨ªa muerto, ha logrado hallarlo vivo gracias a una prueba de ADN. Otra madre ha podido reunirse con su hijo nacido en los a?os setenta en una maternidad religiosa de Bilbao y entregado sin su consentimiento a una familia con el pretexto de que estar¨ªa "mucho mejor".
Son casos humana y familiarmente resueltos, pero que desvelan una actuaci¨®n delictiva -desde falsedad en documento p¨²blico a coacciones, enga?o, secuestro, suposici¨®n de parto y abuso de poder- que no puede quedar impune. La fiscal¨ªa debe investigar lo que ocurri¨® a lo largo de a?os, identificar a los culpables todav¨ªa vivos y ponerlos a disposici¨®n de la justicia. A los 261 casos denunciados ante la Fiscal¨ªa del Estado se a?aden 482 m¨¢s. El fraude puede alcanzar una magnitud considerable. Algunas madres han podido descubrir ahora -?tantos a?os despu¨¦s!- que su ni?o muerto no est¨¢ en el ata¨²d donde cre¨ªa haberlo enterrado o no figura en el registro del cementerio.
La decisi¨®n de que los robos se investiguen en las fiscal¨ªas territoriales y que un fiscal especial coordine la tarea es en principio correcta. Pero habr¨¢ que estar a lo que la indagaci¨®n determine. El robo de ni?os en el ¨²ltimo franquismo no parece tener el cariz- ni por su car¨¢cter sistem¨¢tico y alevoso, ni por sus motivaciones- del que tuvo por v¨ªctimas a presas republicanas en los a?os cuarenta, ampliamente documentado por el juez Garz¨®n en uno de sus autos en la fallida causa penal sobre los cr¨ªmenes del franquismo.
Pero aunque el m¨®vil sea distinto- ideol¨®gico en un caso y cremat¨ªstico-caritativo en otro- y los actores no sean los mismos, puede haber una continuidad en las estructuras profesionales, asistenciales y religiosas que los propiciaron. Las v¨ªctimas son las mismas: personas vulnerables a las que se puede dominar, enga?ar, manipular. Se trata de un esc¨¢ndalo que, m¨¢s all¨¢ del c¨²mulo de delitos que encierra, constituye un grav¨ªsimo atentado a la dignidad humana. Y no est¨¢ tan lejano como para que la sociedad actual y el Estado no se sientan concernidos.
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