Y si no se asustan
?No las han o¨ªdo? Llevan meses atronando las trompetas demosc¨®picas del PP, amplificadas por sus car¨ªsimos panfletos, para anunciar el Apocalipsis electoral que condenar¨¢ al socialismo valenciano al extraparlamentarismo. Curiosa t¨¢ctica de campa?a. ?No les parece? Se dir¨ªa que no deber¨ªan desmovilizar a su electorado que, seg¨²n sus propias encuestas, no anda sobrado de ganas de retratarse en las urnas con su candidato. Deber¨ªan, seg¨²n sus manuales, construir una ficci¨®n de peligro, un discurso de sacrificio que concediera dimensiones ¨¦picas a la, por abrumadora, inesperada victoria final. ?Por qu¨¦ andan presos de la histeria, chillando por las esquinas la supuesta inevitabilidad de su victoria?
La respuesta al enigma es sencilla y a la vez aterradora. No vaticinan; sencillamente amenazan. El PP valenciano no anuncia una victoria que sus encuestas quieren dar por segura. El beneficiario pol¨ªtico de la trama G¨¹rtel, sencillamente traslada una advertencia a una sociedad cuyo control empieza a perder. El destinatario de su mensaje no es el electorado, sino los acreedores a los que han enga?ado. Les amenazan con el precio de su protesta, cuando les advierten de que ser¨¢n ellos los que decidan cu¨¢ndo cobrar¨¢n sus deudas, si es que deciden pagarles. Amenazan a los funcionarios p¨²blicos proclives a colaborar con la justicia, a quienes recuerdan que de ellos depender¨¢ convertir su vida laboral en un infierno la pr¨®xima legislatura. Amenazan a la sociedad civil valenciana, como abiertamente ya lo han hecho con las ONG, pues de cumplirse sus pron¨®sticos su supervivencia depender¨¢ de su discrecionalidad subvencionadora. Amenazan a los periodistas, a quienes hacen saber que la viabilidad de sus empresas depender¨¢ del mantenimiento de las continuas inyecciones de dinero p¨²blico que mantienen viva la ficci¨®n de su tirada. Amenazan a los l¨ªderes de los partidos pol¨ªticos que hoy se les oponen con desterrarlos de aquellas instituciones que requieren del consenso, anim¨¢ndoles a la rebeli¨®n org¨¢nica y advirti¨¦ndoles que solo se aplacar¨¢ su ira con la entrega, en bandeja de plata, de la cabeza de quienes hoy protagonizan la denuncia de la corrupci¨®n. Y advierten a quienes accedan a incorporarse a las candidaturas de los socialistas valencianos, que en semejante viaje solo les espera la calumnia, la difamaci¨®n y el acoso legal.
Que nadie se equivoque, el PP no anhela, como el resto de partidos, una leg¨ªtima victoria democr¨¢tica. Camps aspira a consolidar la construcci¨®n de un r¨¦gimen totalitario y corrupto, al tiempo que blinda el acceso de la oposici¨®n pol¨ªtica a la informaci¨®n sensible que hoy custodian las instituciones y que con toda probabilidad les incrimina.
Su plan parece perfecto. Repugnante s¨ª, pero perfecto. Solo les falla un peque?o detalle. Y es que una elecci¨®n es inevitablemente una disyuntiva. Eliges. Y en la del 22 de mayo, el votante elegir¨¢ entre ese coro de corruptos llamado Brugal y ?ngel Luna; entre el prestigio del exrector de la Universidad Jaume I y el hedor que emana de un vidente de n¨²meros de la loter¨ªa que ya se sienta en un banquillo; entre un imputado por su ¨ªntima connivencia con una trama de corrupci¨®n llamado Camps y alguien llamado Alarte, que solo puede ser cambio.
Nunca, una campa?a necesit¨® tan poco dinero. Nunca, una elecci¨®n fue tan f¨¢cil de argumentar. Ahora solo falta que ese m¨¢s del 40% de los valencianos, que seg¨²n sus propias encuestas todav¨ªa no ha elegido, decida. ?A qu¨¦ viene tanta histeria? El resultado de esta campa?a, a m¨ª, me parecer¨¢ bien. A Cospedal... no estoy tan seguro.
Josep Moreno es jefe de gabinete del secretario general del PSPV-PSOE, Jorge Alarte.
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