?zil ilumina al mejor Madrid
El equipo de Mourinho, con un nuevo formato, firma un primer tiempo fabuloso ante un Racing timorato
Desde que el f¨²tbol recre¨® la figura de los mediocentros se tiende a considerar que el gobierno de los equipos corresponde al c¨ªrculo central y a los que por all¨ª transitan habitualmente. Hay chicos rebeldes que, cuando les sueltas la brida, dan un golpe de Estado y demuestran que desde el costado tambi¨¦n se puede tomar el poder del colectivo. ?zil le puso al Madrid la mirada oblicua, casi pegado a la cal de la banda, como si quisiera demostrar que ¨¦l tambi¨¦n puede ser el futbolista transversal que el Madrid necesitaba ayer en ausencia de Cristiano. El luso es un goleador nato; ?zil es un futbolista nato, de esos que bailan con el bal¨®n, que llevan la cabeza alta, que aparentan estar tan sobrados como confiados en sus posibilidades. Casi nunca cabecea ni gesticula, a sabiendas de que a un error (ayer no lo tuvo) le seguir¨¢ una genialidad o una acci¨®n positiva. Ayer, partiendo de la banda derecha, cedi¨® el primer gol desde la l¨ªnea de fondo de la banda izquierda y el segundo a Benzema tras una pared por el centro.
RACING 1 - REAL MADRID 3
Racing: To?o; Pinillos (Francis, m. 78), Osmar, Torrej¨®n, Christian; Kennedy, Lacen (Tato, m. 87), Colsa, Munitis; Giovani dos Santos (Ariel, m. 81) y Rosenberg. No utilizados: Coltorti; Diop, Bolado y Luque.
Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Xabi Alonso, Granero (Albiol, m. 79); ?zil (?lex, m. 89), Benzema (Canales, m. 79), Di Mar¨ªa; y Adebayor. No utilizados: Dudek; Casado, Pedro Le¨®n y Morata.
Goles: 0-1. M. 23 Adebayor. 0-2. M. 26. Benzema. 1-2. M. 70. Kennedy. 1-3. M. 75. Benzema.
?rbitro: Ram¨ªrez Dom¨ªnguez. Amonest¨® a Sergio Ramos, Xabi Alonso, Rosenberg y Torrej¨®n.
Unos 20.000 espectadores en los Campos de Sport de El Sardinero.
El alem¨¢n es un jugador nato, de esos que bailan con el bal¨®n con la cabeza alta
Pinillos y Adebayor fallaron dos penaltis, como si nadie quisiera ganar de esa forma
?zil era la quintaesencia de un Madrid que sali¨® con una velocidad endiablada, como si quisiera apurar el ¨²ltimo d¨ªa antes del recorte del l¨ªmite de velocidad. Parec¨ªa un Madrid improvisado, con ?zil en el costado derecho, Di Mar¨ªa como enganche y Benzema tirado a la banda izquierda. Xabi Alonso encontraba en Granero el socio m¨¢s adecuado. Era el Madrid m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s vivaz, m¨¢s suelto de la temporada. Imaginariamente, parec¨ªa como si la reconstrucci¨®n apresurada del equipo por las bajas de Cristiano, Kak¨¢ y compa?¨ªa hubiera dado rienda suelta a la personalidad de los futbolistas obligados a reivindicar su buen nombre, oscurecido por los goles de Cristiano y la sombra gigantesca de Mourinho, que protege tanto como silencia.
Mucho ayud¨® el Racing, que juega a dos velocidades menos que un Madrid el¨¦ctrico. Lacen y Colsa eran pesos pluma ante la voracidad del Madrid y de ?zil. Muchos a?os y mucho temor para enfrentarse a Granero y Xabi Alonso. Los errores eran fruto de la vivacidad con la que jugaba el Madrid. Demasiado traj¨ªn para un equipo asustadizo que tembl¨® demasiado pronto con las acometidas de Adebayor y Benzema, que remat¨® al travesa?o (antes lo hab¨ªa hecho Xabi Alonso). Los goles ratificaron sus temores. De poco valen dos delanteros casi horizontales, como Rosenberg y Giovani, si la fuente de abastecimiento est¨¢ seca. Aun as¨ª, ambos tienen la calidad suficiente para buscarse la vida. Rosenberg, con el cuerpo a cuerpo; Giovani, con su velocidad y regate. As¨ª se sac¨® el mexicano un penalti al inicio de la segunda mitad que Pinillos tir¨® como un colegial asustado.
No hubo partido. En realidad, el Madrid lo mat¨® en su mejor media hora de la temporada, presuntamente en su peor circunstancia (por las bajas). Cuando se reclamaba un ejercicio de actitud, decidi¨® abrir la caja de las sorpresas, donde habitaban el primer toque, la movilidad, el intercambio de posiciones y la versi¨®n m¨¢s voraz de Benzema, escondiendo en el ba¨²l de los recuerdos el exceso de conducci¨®n, el individualismo, las bambalinas.
Tuvo el Racing su momento de gloria con el penalti a Giovani para enchufarse a un partido al que nunca le encontr¨® la electricidad necesaria. Era el chispazo que podr¨ªa haber tentado al Madrid a costumbres m¨¢s conservadoras. Pero se le saltaron los plomos y sigui¨® a oscuras, tan inmerso en su generosidad como en el error del ¨²ltimo pase. Baj¨® el pist¨®n el Madrid, no se sabe si m¨¢s roto entre l¨ªneas o m¨¢s tranquilo con el bal¨®n. Con la voracidad perdida, pareci¨® un Madrid m¨¢s rutinario, m¨¢s de cat¨¢logo tur¨ªstico. Y en ese sue?o estaba cuando le despert¨® Kennedy aprovechando un bal¨®n interior.
Se asomaba el Madrid dormil¨®n. La velocidad de Giovani empez¨® a ser una jaqueca para la defensa blanca, pero lleg¨® Benzema y mand¨® parar con su gol favorito: al palo largo, raso y con el interior. Adebayor tambi¨¦n malgast¨® un penalti postrero, como si nadie quisiera ganar de esa forma. Y ?zil se luci¨® tanto ante To?o que se le apag¨® la luz. Pero ya solo eran an¨¦cdotas.
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