El rey se mueve
Para democratizar Marruecos, Mohamed VI debe renunciar a gran parte de sus prerrogativas
El rey de Marruecos parece haber extra¨ªdo algunas lecciones oportunas de la formidable marejada en pos de la dignidad que sacude los pa¨ªses ¨¢rabes. Hace menos de un mes -cuando decenas de miles de marroqu¨ªes exigieron reformas democr¨¢ticas y econ¨®micas- Mohamed VI declaraba que no ceder¨ªa ante la demagogia de la calle. Ahora, en un imprevisto mensaje televisado, ha prometido un profundo cambio constitucional, cuyo borrador deber¨¢ estar listo en junio para ser votado en refer¨¦ndum. La reforma incluir¨¢ un poder judicial independiente, mayor papel para los partidos y el Parlamento, "que emanar¨¢ de elecciones libres y sinceras", y descentralizaci¨®n regional.
Construir una monarqu¨ªa constitucional va m¨¢s all¨¢ de coyunturas. Marruecos ya lo es, de creer la Ley Fundamental de 1996, que sin embargo otorga al rey poderes casi absolutos, pol¨ªticos y espirituales. Pocos creer¨ªan que el Marruecos de hoy casa con los t¨¦rminos "democr¨¢tico y social" que proclama esa Constituci¨®n. Mohamed VI no solo designa a su antojo al primer ministro y a los titulares de las carteras clave, sino que puede tambi¨¦n disolver el Parlamento o imponer el estado de emergencia. Y se beneficia de una desmesurada riqueza, por su control de una parte fundamental de la econom¨ªa del pa¨ªs.
La democratizaci¨®n marroqu¨ª exige que el monarca se despoje de muchas de sus prerrogativas. De poco servir¨ªa que el primer ministro sea el candidato del partido m¨¢s votado, con nominales plenos poderes, si estas facultades acrecentadas coexisten con la discrecionalidad actual del rey para dictar la pol¨ªtica. La prometida moralizaci¨®n de la vida p¨²blica ser¨ªa ya una revoluci¨®n en un pa¨ªs donde uno de los agravios b¨¢sicos es la corrupci¨®n administrativa. Cautela a?adida es que el borrador constitucional vaya a ser redactado bajo la tutela de un jurista poco sospechoso de pasiones democr¨¢ticas.
Pese a todo, el recorte de poderes enunciado por Mohamed VI tiene el innegable valor de contrastar con la ciega cerraz¨®n o la violencia con que el cambio imparable es confrontado por muchos dirigentes ¨¢rabes. Marruecos reviste, adem¨¢s, unas caracter¨ªsticas especiales, por su proximidad a Europa y sus estrechas relaciones con el viejo continente. Su democratizaci¨®n, adem¨¢s de constituir un valioso referente para otros Estados norteafricanos, a?adir¨ªa un plus relevante en el trato de Rabat con la UE. Y con Espa?a en particular.
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