Alerta fallera
Si son ciertos los datos que circulan, unas cuatrocientas calles de Valencia est¨¢n cortadas. Digo circulan y me doy cuenta de la incongruencia expresiva: llegado un determinado momento, en la ciudad no circula nada. Estamos en Fallas, justifica la alcaldesa, siempre tan expansiva. En teor¨ªa, esto es bueno: de la calzada se adue?an los peatones. Pero no es as¨ª, pues las carpas impiden el paso. No son los monumentos falleros lo que atasca, sino esos barracones: las carpas y los entoldados. O tal vez s¨ª: tal vez la gente se frena cuando mira con asombro esas Fallas que se levantan en los cruces. ?Pero qu¨¦ miran? Perd¨®nenme, pero para un monumento que sorprende, lo com¨²n es una imaginer¨ªa previsible: la en¨¦sima caricatura del pol¨ªtico local o esa se?ora oronda que se zampa a un caballero, siempre un petimetre.
De repente, la ciudad se vuelca al exterior: hay que vivaquear bajo sombrajos muy suntuosos. Y de pronto, todo el mundo parece alimentarse con bu?uelos y churros. Imaginen la escena preferentemente nocturna. Las calles iluminadas por miles de l¨¢mparas, con una ornamentaci¨®n recargada y predecible. ?Crisis? Aqu¨ª no hay contaminaci¨®n lum¨ªnica. Lo que tenemos es disipaci¨®n mediterr¨¢nea. Como Rita Barber¨¢.
Pero sigan por esa ciudad festiva. Los aceites asfixian o atufan, las explosiones asustan, la jarana ensordece. Para acabarlo de arreglar, bombas de gran estruendo explotan siempre a tu lado. Todo es un frente: con esa pestilencia que dejan los orines, las cervezas y los alcoholes mayores, y con esas brasas que a¨²n humean. Con un poco de suerte no tropiezas entre botes y botellas astilladas.
Hay furia explosiva, mucho retumbo y gran algarab¨ªa: de cuando en cuando o¨ªmos a la alcaldesa. Y hay tambi¨¦n un vandalismo imaginable: el incendio del mobiliario urbano. Un ejemplo. D¨ªas atr¨¢s apresur¨¦ el paso cuando estaba cerca de un contenedor de vidrio. Unos perturbados ya talludos lanzaban cohetes al interior. La detonaci¨®n fue extraordinaria: el ruido de las esquirlas acobardaba, pero ellos se re¨ªan a mand¨ªbula batiente. Y eso es lo que hac¨ªan: bat¨ªan palmas de tan divertidos como estaban con su pirotecnia demente.
Ll¨¢menme cenizo o ll¨¢menme aprensivo, pero a algunos nos aturden estos desahogos. ?Qu¨¦ haces si eres un ciudadano ajeno a la fiesta? ?O un abuelito o un enfermo? ?No salir de casa, atrincherarte con una provisi¨®n de alimentos? Si puedes, te marchar¨¢s unos d¨ªas regresando s¨®lo cuando se hayan apagado los ¨²ltimos rescoldos. ?Unos d¨ªas? Desde hace semanas, Valencia vive en alerta fallera, con las calles invadidas y con la alcaldesa aupada a lo m¨¢s alto: batiendo palmas y haciendo campa?a.
No me opongo a las Fallas, por Dios, pero me espero a ver si acaba este recreo. Ser¨¢ cuando Barber¨¢ se baje del balc¨®n. O sea...
http://justoserna.wordpress.com
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