Sheila del Raval
Sheila es un travesti que vive y trabaja en el Raval. Naci¨® en Marruecos y a la edad de cuatro a?os fue abandonado en un orfanato. Muy pronto empez¨® a ser asediado por su condici¨®n sexual y acab¨® huyendo a Andaluc¨ªa, donde su primera pareja le introdujo en el mundo de la prostituci¨®n. Desde hace a?os sobrevive en la parte baja del Raval. Sheila es un hombre que se siente mujer, cuya lucha diaria es hallar un techo bajo el cual poder dormir. Suele encontrar momentos de refugio en conocidos bares de la zona, donde comparte alguna tarde con turistas, j¨®venes barceloneses, prostitutas, peque?os traficantes de bellotas y contrabandistas de apellido catal¨¢n. Este ambiente de equilibro precario y una cierta libertad recuerda las cr¨®nicas del mitificado barrio chino de la d¨¦cada de 1920, con el cabaret La Criolla como referente del encuentro entre el glamour y la marginalidad en pleno coraz¨®n de la ciudad.
Invertir en el espacio privado sigue siendo tan importante como dedicar recursos al espacio p¨²blico, hoy ampliamente utilizado
Transcurrido casi un siglo, Sheila es hoy la imagen del ¨²ltimo escalaf¨®n de la miseria en Barcelona. V¨ªctima del abandono y de la violencia recurrente, vive en la calle, duerme en las playas ol¨ªmpicas, no la admiten en ninguna pensi¨®n y ni siquiera cuenta con las m¨ªnimas redes sociales que suelen sostener a muchas prostitutas e inmigrantes. Su fantas¨ªa es encontrar clientes j¨®venes que le otorguen distinci¨®n; su sue?o es dejar de ser invisible.
Ciutat Vella es un distrito sometido a un intenso escrutinio p¨²blico. El barrio del Raval siempre fue objeto de las fantas¨ªas y temores de las clases acomodadas, pero hoy los focos est¨¢n encendidos a todas horas para magnificar y deformar lo que ocurre en ¨¦l. Son unas nuevas luces de bohemia que iluminan arbitrariamente y se limitan a reproducir estereotipos, por simples intereses econ¨®micos o por la pereza de analizar la complejidad de un barrio que, con muchas dificultades, ha resistido a los embates de la globalizaci¨®n. Los puntos negros no son m¨¢s que el eufemismo de medios de comunicaci¨®n y algunas Administraciones p¨²blicas para se?alar como manchas en el paisaje a prostitutas y personas sin techo. Parecer¨ªa que molesten m¨¢s los homeless en la plaza de los ?ngels que la desigualdad estructural causada por ese sistema man¨ªaco-depresivo que, seg¨²n Anton Costas, es el capitalismo. Aqu¨ª radica el verdadero problema del Raval.
Hace a?os que diversos estudios alertan del riesgo de una creciente brecha entre el norte y el sur del barrio. La apertura de la Filmoteca de Catalu?a y el desarrollo durante los pr¨®ximos ocho a?os del Plan de Barrios del Raval Sur (basado en un excelente proyecto redactado por el estudio JBE Arquitectes) deber¨ªan contribuir a disminuir esta distancia. Pero, si toda ¨¦poca de crecimiento econ¨®mico va acompa?ada de un aumento de la desigualdad, los efectos de la actual crisis podr¨ªan causar todav¨ªa m¨¢s estragos en la precaria estructura social del barrio. Hace 20 a?os que las Naciones Unidas defienden que la esperanza de vida, el nivel educativo y la igualdad sean a?adidos a los indicadores de simple crecimiento econ¨®mico a la hora de valorar el desarrollo humano de una sociedad. El Raval est¨¢ al l¨ªmite en todos estos criterios. La Fundaci¨® Arrels advierte ahora del incremento en la demanda de sus servicios temporales. A pesar de los casi 100 a?os transcurridos, la actual sobreocupaci¨®n de viviendas no es muy distinta de las "casas de dormir" del primer tercio del siglo XX. Esta desigualdad invisible nos recuerda que invertir en el espacio privado sigue siendo tan importante como dedicar recursos a un espacio p¨²blico hoy intensamente utilizado. Sheila deambula entre ambos con fragilidad.
Hace unas semanas, el programa Sala 33 proyect¨® el magn¨¦tico documental de Francesc Betriu, M¨®nica del Raval (2009), un inteligente retrato de las capas de poblaci¨®n m¨¢s vulnerables del barrio. M¨®nica y Sheila del Raval son dos caras de la vida m¨¢s precaria de Barcelona que nos recuerdan, con el fil¨®sofo Axel Honneth, que la distribuci¨®n equitativa de bienes y la dignidad humana deber¨ªan constituir el elemento esencial de nuestro concepto de justicia.
Judit Carrera es polit¨®loga.
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