Djokovic y el saque tumban a Nadal
El serbio gana la final al espa?ol, que acert¨® en apenas el 42% de los primeros servicios
El serbio Novak Djokovic siente el mordisco escalofriante de los recuerdos, quemaz¨®n ardiente de las viejas cicatrices, cuando el tercer set se extiende ante ¨¦l como una dulce promesa: antes de ganar a Rafael Nadal por 4-6, 6-3 y 6-2 en la final del torneo californiano de Indian Wells, el n¨²mero dos mundial desaprovecha cinco bolas para llevarse el partido hasta la manga decisiva. Ah¨ª, cuando convierte la sexta, se acaba la discusi¨®n. Nadal, sepultado por su horrible d¨ªa al saque (42% de primeros servicios), acaba mudo y cejijunto, sin peso ni plan b para el encuentro, desconocido.
La victoria de Djokovic trasciende al valor intr¨ªnseco del t¨ªtulo. Le corona tras vencer al suizo Roger Federer y al espa?ol en la misma semana. Amplifica su magn¨ªfico momento: tres coronas en tres torneos (Abierto de Australia, Dubai e Indian Wells, 18 victorias y ninguna derrota, el mejor inicio de cualquier tenista desde 1997). Le catapulta adem¨¢s en la caza del n¨²mero uno, al que jam¨¢s hab¨ªa vencido en una final (1-5). Y, sobre todo, le a¨²pa por fin ante su ogro particular, protagonista de sus pesadillas.
El n¨²mero dos afirma el mejor inicio desde 1997: 18 victorias y ninguna derrota
"Ahora tiene m¨¢s mentalidad de lucha que antes", valora Toni Nadal
"F¨ªsicamente, a Djokovic le veo muy bien. Mentalmente, tambi¨¦n", opina Toni Nadal, el t¨ªo y entrenador del mallorqu¨ªn. "El juego ya lo ten¨ªa. Ahora le veo con m¨¢s mentalidad de luchar, dispuesto a correr, a salvar puntos, cosa que antes... Ahora aguanta. Antes, en los intercambios largos, como se vio, por ejemplo, en la final del Abierto de Estados Unidos de 2010, acababa cansado. En este momento, las cosas le vienen de cara, rodadas. Est¨¢ invicto, jugando a un gran nivel", a?ade. "En 2008, cuando le vi ganar el Abierto de Australia, batiendo bien a Federer en las semifinales, ya pens¨¦ que ser¨ªa el n¨²mero uno. Despu¨¦s, por h o por b, porque Federer o Rafael jugaron muy bien, no pudo ser", prosigue; "ha tardado, pero desde 2007 est¨¢ ah¨ª. Nunca ha estado muy lejos. Ahora es cuando lo tiene m¨¢s cerca y se le ve con m¨¢s mentalidad".
Al toque de corneta del encuentro, Djokovic se sabe ante un examen. No importa tanto el t¨ªtulo ganado en Australia. No pesan hasta ese punto las tres victorias consecutivas sobre Federer. No es tan significativa el triunfo en la Copa Davis de 2010 con Serbia contra Francia. Camino de la cumbre de su deporte, Djokovic super¨® ayer la verdadera prueba, ganar a Nadal en un partido decisivo, y present¨® su candidatura a discutir las grandes citas del circuito. Es casi seguro que sinti¨® como si se quitara un peso de encima. Fue un t¨ªtulo para acabar con la historia de una frustraci¨®n.
"A veces, parece que deber¨ªa jugar con dos raquetas para ganarle". La frase pertenece a la temporada de tierra de 2009. La pronuncia Djokovic, desesperado tras jugar contra Nadal el partido m¨¢s largo de la historia a tres sets (3-6, 7-6 (5) y 7-6 (9) en 4h 3m) y desaprovechar un pu?ado de puntos de partido. La derrota contin¨²a una larga ristra de desilusiones frente al mallorqu¨ªn en momentos culminantes. El balance es de 16 triunfos y ocho derrotas para el actual n¨²mero uno. Lo que esconde esa estad¨ªstica, sin embargo, es la diferencia entre el estrellato y la leyenda. Nadal, hasta ayer, par¨® en seco al serbio cada vez que el partido era de los que marcan una carrera.
Est¨¢n los torneos del Grand Slams: en ellos, los dos tenistas se han cruzado en una final (Abierto de Estados Unidos de 2010), en tres semifinales (dos de Roland Garros y una de Wimbledon) y en unos cuartos (Roland Garros) con victoria siempre para Nadal. Est¨¢n, tambi¨¦n, los dos encuentros que les midieron con la golosina de que el triunfador har¨ªa suyo el n¨²mero dos mundial: en ambos se coron¨® el espa?ol. Y est¨¢, adem¨¢s, la semifinal ol¨ªmpica de los Juegos de Pek¨ªn 2008. Tambi¨¦n all¨ª se impuso el actual n¨²mero uno. A todo eso empez¨® a dar carpetazo ayer el serbio.
"He jugado el mejor tenis de mi vida en los ¨²ltimos tres meses", avis¨® Djokovic; "tengo m¨¢s confianza en m¨ª. Antes cruzaba los dedos esperando que acabara jugando bien. Ahora, la confianza ha venido con las victorias y la experiencia. Soy m¨¢s consciente de lo que debo hacer en la pista y fuera de ella para estar mejor preparado y ser m¨¢s profesional. Soy un jugador emotivo y, si logras llegar a este momento, quieres mantenerlo", cerr¨®.
En la final, ninguno de los dos tenistas ofreci¨® lo mejor de su repertorio. Nadal tir¨® corto. Su pelota no mordi¨®. Jug¨® sin saque: en la segunda manga solo puso en juego el 25% de sus servicios. A Djokovic, descoordinado, le falt¨® decisi¨®n. El serbio hab¨ªa llegado a la final al sprint, sin preguntar nunca nada a los contrarios, insensible al nombre de los rivales, convencido de su arsenal y su fiereza, igual que si fuera un rugiente lobo: la agresividad hab¨ªa sido su m¨¢xima.
Puesto ante Nadal, el n¨²mero dos fue viendo c¨®mo ese juego imperial, pelota lanzada contra inm¨®viles bolos, se iba deshilachando hasta convertirse solo en un recuerdo. La crisis (62% de primeros saques, m¨¢s de 20 errores no forzados a mitad de partido) qued¨® reflejada en su rostro, fotograf¨ªa de sus tormentos, que le acompa?¨® con gesto moh¨ªno durante todo el encuentro, mientras retumbaba alg¨²n grito y alg¨²n lamento. Ah¨ª, tras ganar la primera manga, Nadal tuvo el partido. Le faltaron argumentos e instinto asesino.
Djokovic, justamente lo contrario. Del tenista silencioso que arranc¨® la final, descoordinado el rev¨¦s contra las bolas altas del contrario, acab¨® convertido en uno de los m¨¢s expresivos, tremendo y chispeante en cuanto se puso por delante en el electr¨®nico. El serbio, en consecuencia, acab¨® hablando hasta con las rodillas. Jug¨®, como durante toda la semana, con la pierna izquierda rodeada por un aparatoso vendaje. Sobre la tela apareci¨®, en ingl¨¦s, una frase de apoyo para las v¨ªctimas del terremoto de Jap¨®n. En el futuro, quiz¨¢s en Miami, donde desde el mi¨¦rcoles se disputa el pr¨®ximo torneo, cambiar¨¢n las palabras de paz por las de guerra: termin¨® Indian Wells, comienza el segundo masters 1.000 y el serbio llega sin pedir ni conceder tregua.
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