Memoria hist¨®rica para la literatura

La marea de la memoria hist¨®rica ten¨ªa que llegar alg¨²n d¨ªa tambi¨¦n a la literatura. Lo har¨¢ ma?ana con la aparici¨®n de Derrota y restituci¨®n de la modernidad 1939- 2010, s¨¦ptimo volumen de la Historia de la literatura espa?ola que, bajo la direcci¨®n de Jos¨¦-Carlos Mainer, edita Cr¨ªtica. Los profesores Jordi Gracia y Domingo R¨®denas son, tras un trabajo de casi tres a?os, los titanes art¨ªfices de un manual de 1.180 p¨¢ginas por el que desfilan m¨¢s de 7.000 referencias (autores, profesores, obras, revistas, instituciones...) al servicio de un novedoso y audaz discurso intelectual que, por vez primera, llega hasta hoy mismo y que escocer¨¢ en m¨¢s de una ocasi¨®n tanto por la franja alta como por la baja de la ambiciosa cronolog¨ªa que abarca.

"Son m¨¢s sugerentes que literariamente valiosos", se dice de los 'nocilleros'

El volumen tiene 1.180 p¨¢ginas e incluye m¨¢s de 7.000 referencias

Ponen el acento los autores en que la posible originalidad de su historia reside en sus ¨²ltimos 40 a?os, donde de alguna manera establecen un canon, pero lo novedoso ya arranca en la primera parte, en la que se consolida la idea (defendida ya en otros libros por Gracia) de que la ruptura intelectual, la "autarqu¨ªa destructiva" que se impuso en 1939 en relaci¨®n al exilio cultural fue m¨¢s corta de lo afirmado (o ignorado) hasta ahora. Y as¨ª, con apoyo documental aparecen discursos de Corpus Barga (de 1946), Francisco Ayala (1949) y Pere Calders y Jos¨¦ Luis L¨®pez Aranguren (ambos en 1953), donde la querencia del otro y los puentes ya se plantean raudos. "Es la muestra de que la modernidad no nace con la democracia sino que esta es hija de la modernidad", resumen. ?Y por qu¨¦, si hab¨ªa incluso documentos, esa postura no ha formado hasta ahora parte del relato? "Porque el antifranquismo ha dominado por encima del franquismo, solo en los ¨²ltimos a?os se ha podido construir una mirada desacomplejada sobre eso". ?Las artes fueron, pues, m¨¢s abiertas que la propia sociedad espa?ola? "Sin duda: se sacaron el franquismo de encima mucho antes que el resto de la sociedad".

El ensayo entendido no s¨®lo como filosof¨ªa o historia y el memorialismo jugando en la misma divisi¨®n que la novela o la poes¨ªa son otras peque?as aportaciones de una historia en la que junto a maestros como Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Juan Benet o Fernando Savater aparecen Terenci Moix y Arturo P¨¦rez Reverte. "Son gente a la que hasta ahora se la miraba por encima del hombro pero que han sido fundamentales para el sistema literario espa?ol, igual que el periodismo; han enriquecido los distintos estratos de lectores; y eso tambi¨¦n vale, en el campo ensay¨ªstico para Jos¨¦ Antonio Marina... Hemos tratado de evitar la judicializaci¨®n de la vida literaria contempor¨¢nea".

Si quiz¨¢ L¨®pez Aranguren, Dionisio Ridruejo, Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez o la publicaci¨®n Revista simbolizan la primera etapa, el editor Carlos Barral y Seix Barral podr¨ªan resumir ese periodo entre 1959 ("cuando se acaba la par¨¢lisis de la posguerra") y principios de los 80. "Personaje y sello conforman un equipo cultural que aglutina las formas de modernidad incipiente de la literatura espa?ola", opinan los autores sobre el cl¨¢sico editor catal¨¢n. ?ste es, adem¨¢s, la punta del iceberg de una notable presencia de escritores y referencias de Barcelona, mostrando, quiz¨¢ por vez primera en una obra de estas caracter¨ªsticas, por un lado una nutrida n¨®mina de autores perif¨¦ricos y, por otro, una clara bicapitalidad cultural en la historia de la literatura espa?ola. "La visibilidad de la primera resistencia, del contrapoder, hab¨ªa de nacer de los desenga?ados del propio poder -como los Ridruejo, Aranguren...- y de algunos residuos liberales -Revista de Occidente, algunos autores de la editorial Taurus...-; eso era Madrid, pero la vanguardia de la literatura la llevaba Barcelona. ?Hacia d¨®nde pivotan los amigos de Juan Benet? Pues en Barcelona: ser¨¢ aqu¨ª donde ha de ganar en 1969 el premio Biblioteca Breve por Una meditaci¨®n", ejemplifican.

"Hacer una lectura de este libro desde el ¨ªndice onom¨¢stico es hacer trampa", adelantan los autores; pero la tentaci¨®n est¨¢ ah¨ª. Y al reseguir nombres, se topa con el gran peso cualitativo de Miguel Delibes frente a la endeblez de un consagrado como el Nobel Camilo Jos¨¦ Cela: "Su labor de recepci¨®n del exilio es importante, pero fuera de dos o tres t¨ªtulos se ha deshinchado". Con sutil dureza despachan tambi¨¦n los ultim¨ªsimos narradores bautizados como los nocilleros, cuyos textos, escriben, "son m¨¢s atractivos y sugerentes que literariamente valiosos". Se explican de viva voz: "Es una literatura de contrase?a, escrita con arreglo a un c¨®digo -desde videojuegos a cierta m¨²sica, pasando por series de televisi¨®n- que si el lector no tiene no puede disfrutar del texto; es curioso porque la tendencia es ir m¨¢s all¨¢ del juego literario y volver a la novela como instrumento v¨¢lido para la indagaci¨®n del ser humano", lanzan. Una idea, como la de que Internet pueda sustiuir la labor de hallar nuevas voces que ahora realizan las peque?as editoriales, que desarrollar¨¢n "en una adenda a este volumen, de tambi¨¦n 1.200 p¨¢ginas", bromean. Mientras, uno estudiar¨¢ a Guillermo de Torre (R¨®denas) y el otro ya ha empezado una biograf¨ªa de Ortega. Juntos, a cuatro manos, no descartan volver a la historia del ensayo espa?ol del siglo XX. M¨¢s (nueva) memoria literaria.