Guatemala: divorcio por amor al poder

?lvaro Colom quiere tanto a su esposa que est¨¢ dispuesto a divorciarse. El presidente de Guatemala y Sandra Torres llevan nada m¨¢s y nada menos que 14 a?os juntos, si se suman los seis de noviazgo y los ocho de feliz matrimonio. Pero todo termina en la vida. Sobre todo porque la actual primera dama quiere ser candidata a la presidencia en las elecciones del pr¨®ximo mes de septiembre, pero la Constituci¨®n de Guatemala proh¨ªbe que los familiares del m¨¢s alto dignatario puedan sucederle en el cargo. As¨ª que, en prueba de su amor y descartadas por el momento otras medidas m¨¢s dr¨¢sticas, el se?or y la se?ora Colom est¨¢n dispuestos a divorciarse.

En Am¨¦rica Latina, que de todo ha sucedido, nunca hab¨ªa pasado algo as¨ª. La oposici¨®n guatemalteca, en su leg¨ªtimo papel de aguarle la fiesta al presidente, asegura que el divorcio de los Colom, m¨¢s que una bonita historia de amor, es un fraude de ley en toda regla. La Constituci¨®n de Guatemala, en su art¨ªculo 186, deja muy claro que los familiares del presidente, hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, no pueden optar al cargo. Al ser su esposa, Sandra Torres se encuentra en el primer grado de afinidad y, por tanto, no podr¨ªa presentarse a las elecciones encabezando el cartel de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). El divorcio fingido, sostienen los quisquillosos, conseguir¨ªa hacerle un butr¨®n a la ley.

La pelota est¨¢ ahora en el tejado de la juez Midrel Roca, titular del Juzgado Segundo de Familia, quien, en circunstancias normales, lo tendr¨ªa bien f¨¢cil por tratarse de una solicitud en la que ambas partes est¨¢n conformes. Pero la demanda de separaci¨®n del presidente Colom y su actual esposa es de todo menos com¨²n. Para empezar, la confirmaci¨®n de la supuesta ruptura fue anunciada p¨²blicamente por Edwin Escobar, portavoz de la Corte Suprema de Justicia, quien, seg¨²n informa Efe, habl¨® de un "divorcio de mutuo acuerdo". No obstante, el rumor estaba en la calle desde hac¨ªa tiempo, hasta el punto de que el propio presidente fue interrogado al respecto hace tres semanas. ?lvaro Colom dijo entonces que descartaba tal estratagema y la calific¨® de "inmoral". Pero en el amor, como en la pol¨ªtica, las palabras se las lleva el viento.