Medir la presencia global
EE UU no es tan decadente ni Europa tan insignificante, seg¨²n un ¨ªndice del Real Instituto Elcano. Eso s¨ª, el ascenso de China es real. Espa?a, por su parte, aumenta su proyecci¨®n exterior, en contra del t¨®pico dom¨¦stico
En los a?os ochenta y primeros noventa, el actual proceso de globalizaci¨®n se entend¨ªa fundamentalmente como una aceleraci¨®n de la interdependencia econ¨®mica. M¨¢s recientemente se ha convertido en un fen¨®meno que trasciende lo comercial o financiero y opera en otras esferas -seguridad, medio ambiente, mercado de trabajo, educaci¨®n, acceso a la informaci¨®n, cultura-. Esta transformaci¨®n, que tanto afecta a la vida cotidiana o al papel del Estado, tiene tambi¨¦n un l¨®gico reflejo sobre las relaciones internacionales que se plasma, por ejemplo, en el desdibujamiento de la frontera entre la pol¨ªtica interior y exterior, el rol creciente de los actores privados, el auge de la multilateralidad, la intensificaci¨®n de la integraci¨®n europea, la emergencia de nuevas potencias o el supuesto ocaso de la hegemon¨ªa estadounidense.
Austria atrae a m¨¢s inmigrantes que Brasil, y Grecia supera a Sud¨¢frica en textos cient¨ªficos
Espa?a se expandi¨® en el mundo en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y cerr¨® 2010 en la novena posici¨®n
Sin embargo, hasta la fecha, los estudios sobre la globalizaci¨®n, a pesar de reconocer todos esos efectos sobre la pol¨ªtica mundial, apenas han indagado en el an¨¢lisis de la posici¨®n objetiva que ocupan los distintos pa¨ªses en el nuevo mapa global. S¨ª ha habido algunos intentos para medir el grado interno de globalizaci¨®n, contabilizando, por ejemplo, el porcentaje internacional de flujos econ¨®micos, personales o de comunicaci¨®n, pero esos interesantes trabajos sirven m¨¢s para demostrar el sobresaliente grado de apertura de Singapur o Estonia que para ofrecer un panorama preciso de la proyecci¨®n real que tiene cada pa¨ªs en las diferentes dimensiones de las relaciones internacionales contempor¨¢neas.
Por eso, desde el Real Instituto Elcano, y con la amplia participaci¨®n de expertos, consultores y decisores p¨²blicos, se ha trabajado en la metodolog¨ªa de un ¨ªndice que finalmente cuantifica y agrega 14 variables expresamente referidas a resultados tangibles de proyecci¨®n internacional en los terrenos econ¨®mico, militar, cient¨ªfico, social y cultural. Al calcularse de forma anual y comparar a m¨¢s de 50 pa¨ªses, esta nueva herramienta no solo permite analizar grandes tendencias globales, sino tambi¨¦n conocer mejor las estrategias o eficacia de la promoci¨®n internacional y el esfuerzo diplom¨¢tico de los pa¨ªses que se incluyen.
Los primeros resultados de este ?ndice Elcano de Presencia Global (IEPG), considerando tanto los ¨²ltimos datos disponibles a 31 de diciembre de 2010 como una reconstrucci¨®n retrospectiva desde 1990, pueden resumirse en tres grandes conclusiones. En primer lugar, Estados Unidos se confirma como la ¨²nica superpotencia global desde el fin de la guerra fr¨ªa, con una c¨®moda ventaja en el ranking de presencia que m¨¢s o menos triplica a sus cuatro inmediatos seguidores -Alemania, Francia, Reino Unido y China- o casi cuadruplica a Jap¨®n y Rusia, que quedan en sexto y s¨¦ptimo lugar. Con todo, solo en el apartado militar y en algunos indicadores de difusi¨®n cultural y cient¨ªfica, el panorama mundial es n¨ªtidamente unipolar. En cambio, en lo relativo a los flujos econ¨®micos, humanos o de cooperaci¨®n al desarrollo se reduce mucho la ventaja norteamericana.
El segundo gran hallazgo emp¨ªrico de la medici¨®n es que los pa¨ªses europeos siguen muy bien posicionados en casi todas las dimensiones; con una presencia exterior significativamente superior a la que ocupan por tama?o del PIB. Tanto el elevado desarrollo como el alto n¨²mero de pa¨ªses que conviven en un continente tan conectado entre s¨ª y con el resto del mundo explican esta realidad. As¨ª, pese a la indudable aparici¨®n en la escena global de los llamados BRIC, resulta interesante constatar que en t¨¦rminos absolutos Austria a¨²n atrae el doble de inmigrantes que Brasil, Dinamarca supera a Rusia en comercio de servicios, Eslovenia triplica los resultados de India en las competiciones deportivas globales, Luxemburgo despliega tantas tropas en el exterior como China o Grecia supera ampliamente a Sud¨¢frica en publicaciones cient¨ªficas internacionales; un contraste que l¨®gicamente aumenta si los anteriores ejemplos se aplican a los pa¨ªses europeos grandes o medianos que, adem¨¢s de una capacidad de proyecci¨®n mucho mayor, en algunos casos se benefician de un importante ascendente econ¨®mico y cultural sobre sus antiguas posesiones.
No obstante, si en vez de la foto fija actual se atiende a las tendencias observadas en la evoluci¨®n de la presencia desde 1990, la tercera conclusi¨®n matiza bastante la tesis de una globalizaci¨®n fundamentalmente occidental. En efecto, mientras Estados Unidos o Europa van erosionando lentamente su presencia mundial en casi todas las categor¨ªas, hay varias dimensiones -como la comercial o tecnol¨®gica- donde el protagonismo de otras regiones asciende con rapidez o es claramente dominante, como sucede en energ¨ªa. Sin duda, el crecimiento m¨¢s llamativo es el de China, que, adem¨¢s de ocupar ya la primera posici¨®n mundial en exportaci¨®n de bienes, podr¨ªa convertirse pronto en el segundo pa¨ªs en presencia global si sigue transformando su elevado potencial interno en presencia exterior; esto es, a medida que se dote de equipamientos militares estrat¨¦gicos de los que a¨²n carece, que sus empresas aumenten el todav¨ªa bajo volumen de inversi¨®n directa en el extranjero o que su sistema universitario mejore en atractivo internacional. Una pauta que, a un nivel inferior, tambi¨¦n es posible que se d¨¦ para el resto de emergentes.
Tambi¨¦n hay conclusiones interesantes para el caso espa?ol. Para empezar, y contradiciendo los an¨¢lisis impresionistas que tanto alienta nuestro muy confrontado debate pol¨ªtico y medi¨¢tico, los datos muestran que nuestro pa¨ªs registra una expansi¨®n fuerte y sostenida de proyecci¨®n exterior en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas que solo ha sido superada en Europa Occidental, aunque a una escala obviamente menor, por Irlanda. Espa?a cerr¨® 2010 ocupando la novena posici¨®n en presencia global, a poca distancia de Italia y aproximadamente en el mismo puesto que ocupa en el ranking de PIB, con resultados muy relevantes en atracci¨®n humana (tercer lugar mundial), exportaci¨®n de servicios (sexto) o ayuda al desarrollo (sexto), y con una posici¨®n equivalente a su peso econ¨®mico en lo referente a la presencia exterior de multinacionales, la proyecci¨®n cultural, la deportiva o incluso la militar.
Pero que la medici¨®n desmienta a los analistas agoreros o superficiales no significa tampoco que haya que caer en la autocomplacencia. Y ello por tres motivos. En primer lugar, porque siendo cierto que los cambios de Gobierno no son tan importantes como para alterar las grandes pautas en el corto plazo, s¨ª que pueden cambiarse las tendencias por efecto de determinados grandes impactos, como, por ejemplo, la crisis iniciada hace tres a?os. Adem¨¢s, porque, como se ha dicho antes, los pa¨ªses emergentes est¨¢n llamados a proyectarse mucho m¨¢s y, si bien la presencia global no es un juego de suma cero, el protagonismo de las nuevas potencias s¨ª desplazar¨¢ en algunas dimensiones a Espa?a. Por ¨²ltimo, porque el resultado espa?ol adolece de serias debilidades en lo referente a internacionalizaci¨®n tecnol¨®gica y del sistema educativo. Espa?a ocupa solo el 17? lugar mundial en n¨²mero de patentes orientadas a la exportaci¨®n y, pese a ser uno de los pa¨ªses m¨¢s atractivos del mundo para visitar, trabajar o residir, su sistema universitario es solo el 14? del mundo en flujo de estudiantes extranjeros; unos datos preocupantes en la medida que es precisamente en el terreno de la formaci¨®n y la innovaci¨®n donde los pa¨ªses se juegan el futuro de su proyecci¨®n internacional.
Adem¨¢s, al margen de lo anterior, ser los novenos en la globalizaci¨®n no significa necesariamente ser los novenos de la globalizaci¨®n, y el matiz preposicional quiere decir que el nuevo ¨ªndice solo muestra la proyecci¨®n objetiva alcanzada en las distintas dimensiones sin juzgar si la acci¨®n diplom¨¢tica est¨¢ aprovechando esa posici¨®n privilegiada; es decir, si nuestra pol¨ªtica exterior es tambi¨¦n la novena del mundo y es capaz de convertir la presencia global en influencia moldeando la incipiente gobernanza global de acuerdo con nuestros valores e intereses.
son investigadores principales del Real Instituto Elcano y coordinadores del ?ndice Elcano de Presencia Global (IEPG).
Ignacio Molina e Iliana Olivi¨¦
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