Urgencia gana a complacencia
El Valencia vence al Madrid y fuerza el ¨²ltimo partido en la Caja M¨¢gica
La urgencia pudo con la tranquilidad. El Power Electronics Valencia se resisti¨® una vez m¨¢s a su te¨®rico destino y gan¨® con todo merecimiento el derecho a seguir peleando por entrar en la final four. Ante un Madrid demasiado plano y sin el voltaje requerido para la ocasi¨®n, sobre todo en el segundo tiempo, los valencianos se dieron un alegr¨®n y demostraron por qu¨¦ han llegado hasta esta privilegiada situaci¨®n despu¨¦s de colocarse en varias ocasiones en aparente coma irreversible. Nada parece motivarles m¨¢s que las situaciones extremas.
En una eliminatoria larga, resulta obligado el aprender de cada partido. Puedes perder dos seguidos, pero nunca por las mismas razones. Como ya hab¨ªa adelantado su entrenador despu¨¦s de lo ocurrido en el tercer encuentro, el Power propuso un ejercicio extremadamente intenso, sobre todo en los aspectos donde prima lo f¨ªsico. Pele¨® cada bal¨®n, se vaci¨® en su esfuerzo defensivo, cerr¨® mucho mejor el rebote y dio toda la velocidad que pudo a sus transiciones. A pesar de contar con una versi¨®n de Rafa Mart¨ªnez algo descafeinada, Cook volvi¨® a mandar como en el segundo encuentro y Javtokas se veng¨® sobradamente de Fischer y Reyes. En el Madrid esta vez no hubo salvadores. Entre los que jugaban sin red y los que sab¨ªan que nada era irreparable, terminaron ganando los m¨¢s necesitados.
P. E. VALENCIA 81 - REAL MADRID 72
Power Electronics Valencia: Cook (16), Rafa Mart¨ªnez (10), Pietrus (6), Javtokas (12) y Savanovic (12) -equipo inicial-; De Colo (12), Lishchuk (6) y Richardson (7).
Real Madrid: Prigioni (11), Llull (9), Su¨¢rez (3), Reyes (6) y Tomic (20) -equipo inicial-; Velickovic (4), Fischer (2), Tucker (14), Mirotic (3) y Vidal (0).
?rbitros: Mitjana (Esp.), Hierrezuelo (Esp.) y Lottermoser (Ale.). Sin eliminados.
9.200 espectadores en el pabell¨®n de la Fuente de San Luis.
Navarro se qued¨® en siete puntos y Ricky Rubio, como Sada, no impuso un ritmo vivo
Hasta la mitad del tercer cuarto dio la impresi¨®n que el Madrid llevaba las riendas (40-46). Apoyados en Tomic, al que solo las faltas personales (y a veces cierta blandura de esp¨ªritu) han podido parar y con un Tucker mejorado, aguantaba aparentemente airoso los envites valencianos a la espera que, al acercarse al precipicio, los nervios jugasen a su favor. Pero se le fue la mano con su complacencia. Su gran victoria del martes tuvo un efecto sedante cuando el partido se puso a cara de perro.
A partir de un par de jugadas cl¨¢sicas de Javtokas, donde prima m¨¢s el f¨ªsico y la garra que la delicadeza, el Power se desmelen¨® e hizo pagar al Madrid con la misma medicina que dos d¨ªas antes. Jugando a tumba abierta, haciendo de cada jugada una pelea, someti¨® la escasa resistencia madridista, que no encontr¨® a nadie que le sacase del atolladero. Ni el juego entre p¨ªvots, base de su triunfo anterior, ni tampoco excesiva clarividencia en la direcci¨®n, Prigioni por demasiada parsimonia y Llull por exceso de ¨ªmpetu. El Madrid fue perdiendo gas hasta el punto de encajar un inapelable 18-2 que termin¨® con el debate. Hubo hasta tiempo suficiente para que la victoria naranja se convirtiese en una fiesta con la que jugadores y p¨²blico celebraron una aventura que, sin estar acabada, ha merecido ya sobradamente la pena. Su capacidad para sobrevivir en las circunstancias m¨¢s adversas bien merec¨ªa un homenaje.
El quinto y definitivo partido del jueves decidir¨¢ nuestro ¨²nico representante en una Final Four que parec¨ªa terreno abonado para una masiva presencia de equipos de la ACB. El Madrid juega en casa, pero esta eliminatoria ha dado tantos bandazos que casi nada se puede dar por supuesto. Solo que uno de los dos cumplir¨¢ un sue?o largamente deseado.
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