Django Reinhardt toca bajo un puente
El se?or Alfonso de Lucas a¨²n fuma, se toma sus aperitivos y gasta largos cabellos entre blancos y rubios. A sus 102 a?os puede presumir de haber sido cu?ado de Lu¨ªs Bu?uel y de ser uno de los miembros m¨¢s antiguos de la academia cinematogr¨¢fica espa?ola. Pionero en la sonorizaci¨®n del cine, fue el encargado de dise?ar los c¨¦lebres Estudios Ballesteros de Madrid. Trabaj¨® con Flori¨¢n Rey, Edgar Neville y Vittorio de Sica, e intervino en un sinf¨ªn de pel¨ªculas que seguramente han visto. Pero no es ese el motivo que me llev¨® a conocerle.
Me cuenta su historia Alfonso de Lucas Bu?uel, su hijo. Una historia que empieza poco antes de que estalle la Guerra Civil. En aquel momento, Barcelona era una ciudad innovadora y bulliciosa, donde reinaba el jazz. Quiz¨¢s por eso Alfonso de Lucas -entonces un joven ingeniero que hab¨ªa entrado en la Administraci¨®n p¨²blica- solicit¨® un puesto aqu¨ª. Pero tal empresa no era f¨¢cil, pues los titulados catalanes ten¨ªan prioridad y no consigui¨® la plaza. No obstante, aprovechando una visita a los Estudios Orphea -situados en el Palacio de la Qu¨ªmica de Montju?c-, se convirti¨® en testigo de un hecho hist¨®rico: es el superviviente m¨¢s longevo de los ¨²nicos conciertos que dio Django Reinhardt en nuestro pa¨ªs.En 1936 el Hot Club de Barcelona ten¨ªa muchos seguidores. Con la voluntad de satisfacerles, los organizadores decidieron contratar para la tercera edici¨®n de su festival de jazz a dos de las mayores figuras del momento: el saxofonista norteamericano Benny Carter y el parisino Quintet Hot Club de France, en el que tocaban los hermanos Reinhardt y el violinista St¨¦phane Grappelli. Los conciertos tuvieron lugar en el cine Coliseum el 29 de enero, en el Palau de la M¨²sica el d¨ªa 31 y en el teatro Olympia el 2 de febrero de ese a?o. Pero Alfonso de Lucas no les vio en ninguno de ellos, sino en una fiesta de la que fue involuntario espectador.
?l recuerda haber o¨ªdo a Django en la Sala Bolero. Pero la memoria le ha jugado una mala pasada, pues en 1936 ese sal¨®n de baile -situado en la Rambla de Catalunya, casi en la esquina con la Gran Via- se llamaba Shanghai, y no se le cambi¨® el nombre -castellaniz¨¢ndolo por Bolero- hasta 1939. El equ¨ªvoco se debe a una confusi¨®n con otro local muy cercano -la sala de fiestas Casa Llibre de la Gran Via, casi en la esquina con la Rambla de Catalunya-, donde terminaron aquel 29 de enero todos los m¨²sicos del primer concierto -el del Coliseum- en un alocado ressop¨® que acab¨® en baile y jam session. De esa noche recuerda perfectamente una pista de baile, la guitarra de Django y a las famosas taxi-girls, que por un m¨®dico precio bailaban un tema con el cliente.
Cuentan que esa noche alguien desapareci¨® con las ganancias del concierto, dejando sin un real a los esforzados jazzmen; que Django Reinhardt acab¨® de madrugada bajo el puente de Marina, tocando junto a unos gitanos que encontr¨® por casualidad; que, con sus compa?eros, tuvo que pagarse el viaje de vuelta de su propio bolsillo, y que en el tren compartieron entre los cinco unas butifarras como ¨²nica munici¨®n de boca. Cinco d¨ªas despu¨¦s -el 7 de febrero de 1936-, justo cuando empezaba all¨ª el rodaje del filme Mar¨ªa de la O, los Estudios Orphea eran pasto de las llamas.
El se?or De Lucas, viendo que Barcelona se le resist¨ªa, solicit¨® el destino m¨¢s lejano y la Guerra Civil le pill¨® en las islas Canarias. Volvi¨® en 1939 y trabaj¨® en los reconstruidos Estudios Orphea hasta 1962, cuando un nuevo incendio los destruy¨® para siempre. Exceptuando a St¨¦phane Grappelli, ninguno de los componentes del Quintet Hot Club de France volvi¨® a nuestro pa¨ªs.
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