La 'kompa' a la presidencia
Una pobreza extrema y el descreimiento de la pol¨ªtica obligan a veces a repensar el mundo. La opini¨®n de la gente de Hait¨ª, la isla asolada por un terremoto en enero de 2010 que caus¨® 215.000 muertos y cientos de miles de damnificados, ha dicho "?basta ya!" eligiendo presidente a un cantante de kompa, aire local emparentado con el reggae antillano.
Michel Martelly, de 50 a?os, cabeza rapada -porque casi ya no tiene pelo- y una aut¨¦ntica estrella popular en su pa¨ªs, ha derrotado a la candidata oficial, Mirlande Manigat, exprimera dama que quiz¨¢ pensaba que las presidencias eran din¨¢sticas y que solo era necesario presentarse para ganarlas sin ning¨²n problema.
El pueblo que proclam¨® a finales del siglo XVIII la primera independencia de Sudam¨¦rica y el Caribe parece sentirse animado por la convicci¨®n de que es posible volver a empezar, porque casi nada de lo que se ha hecho en m¨¢s de dos siglos merece ser conservado. Una sociedad en ruinas, no solo en lo material, sino en la destrucci¨®n de la esperanza en la que la han sumido Gobiernos, tanto dictatoriales -Pap¨¢ y Baby Doc de los a?os cincuenta a los ochenta- como democr¨¢ticos pero ineptos e incapaces de combatir sino de practicar la corrupci¨®n, ha decidido que ha tocado fondo.
Martelly inicia su mandato partiendo de un prejuicio favorable. Los poderes electorales pretendieron escamotearle la posibilidad de victoria rebajando sus resultados en la primera vuelta del pasado 20 de marzo, pero una asonada popular les oblig¨® a reconocer que bien se hab¨ªa ganado el derecho de pasar a segunda vuelta, donde ha barrido a la se?ora Manigat con cerca del 70% de sufragios.
El artista, aunque de procedencia acomodada, ha sido obrero de la construcci¨®n en Miami y le ha tocado desempe?ar los m¨¢s variados oficios hasta que en los a?os ochenta la m¨²sica lo hizo suyo. Pero es cualquier cosa menos una fiera de la izquierda. Martelly no oculta que entre sus amistades hay personajes del pasado dictatorial y hasta militares golpistas. Eso no impide, sin embargo, que en esta vuelta de tuerca de la historia haitiana represente una luz de esperanza.
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