Se?or embajador
La providencia me destin¨® a la diplomacia, puesto que nac¨ª un primero de abril". As¨ª dijo Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro alem¨¢n, refiri¨¦ndose al d¨ªa primero de abril que en los pa¨ªses del norte es el d¨ªa de los inocentes.
Como no puede haber diplomacia inocente, la hay -siempre la ha habido- al servicio del pa¨ªs al que el embajador representa. Esta es una verdad palmaria desde el inicio hist¨®rico de la diplomacia, que acaso ocurri¨® en el a?o 1278 antes de Cristo, cuando el fara¨®n de Egipto, Rams¨¦s, lleg¨® a un acuerdo con el rey de los hititas, Jatusil III. Desde entonces, ha privado un principio en los informes que un jefe de misi¨®n diplom¨¢tica acreditado en pa¨ªs que no es, naturalmente, el suyo, env¨ªa al Gobierno al cual representa.
La Embajada de EE UU en M¨¦xico estar¨¢ vacante por causa de Wikileaks
Las pol¨ªticas prohibicionistas no reducen el mercado ni el consumo de drogas
El principio es el del secreto. El embajador trata de informar de la manera m¨¢s exacta posible a su Gobierno sobre los asuntos de la naci¨®n ante la cual est¨¢ acreditado. El embajador tiene la obligaci¨®n de informar con claridad y con certeza, por m¨¢s que su idiosincrasia individual no deje de expresarse en los informes.
Esto lo sabemos quienes hemos ejercido funciones diplom¨¢ticas ayer y quienes las ejercen hoy. ?De qu¨¦ sirve un funcionario diplom¨¢tico que no dice la verdad sobre el pa¨ªs donde representa al suyo? Pues, si no la dice, es un mal diplom¨¢tico y si la dice es porque, salvo filtraciones excepcionales o voluntarias, el embajador tiene la seguridad de que sus opiniones solo ser¨¢n conocidas por su propio Gobierno, su propio jefe de Estado, su propia canciller¨ªa.
Excepcional fue el famoso caso del Telegrama Zimmerman en el que la canciller¨ªa del Kaiser ofrec¨ªa al Gobierno mexicano de Carranza apoyo financiero, alianza b¨¦lica y la devoluci¨®n de los Estados de Texas, Arizona y Nuevo M¨¦xico a nuestro pa¨ªs si se aliaba con Alemania en la Guerra de 1914-1918. Enviado en secreto, el famoso telegrama fue descodificado por el servicio de inteligencia brit¨¢nico. Fue, nos dice el gran historiador Friedrich Katz, "una de las m¨¢s grandes historias de espionaje de todos los tiempos". Fue tambi¨¦n, a?ade Katz, un acto que trataba a Carranza como "un ni?ito desesperado por recibir un juguete".
Voluntaria fue la diplomacia del canciller de la Francia derrotada, Talleyrand, al convertirse en fact¨®tum del Congreso de Viena (1815) present¨¢ndose como v¨ªctima para dividir a los vencedores, Rusia, Austria y Prusia con el principio de regreso a las fronteras previas a la Revoluci¨®n Francesa, perdiendo todos los territorios conquistados posteriormente. Por algo Talleyrand era llamado el diablo cojuelo.Como se ve, estas acciones diplom¨¢ticas dependen, primero, de la exactitud de la informaci¨®n recabada por los embajadores de las potencias. Mala informaci¨®n en el caso de la Alemania imperial y el Telegrama Zimmerman. Buena informaci¨®n en el caso de Talleyrand y el Congreso de Viena. Y segundo, de la informaci¨®n veraz y oportuna del jefe de misi¨®n in situ.
Dadas estas verdades, el secreto es indispensable para que el embajador diga la verdad a su pa¨ªs. Verdad, como todas, relativa y condicionada, hasta cierto punto, por la personalidad del embajador. Pero si todos los informes de todos los embajadores a todos los pa¨ªses del mundo enviados a todos sus Gobiernos, fuesen revelados, la diplomacia dejar¨ªa de funcionar con eficacia y se ver¨ªa reducida, como sin duda ocurri¨® entre el fara¨®n y los hititas, al nivel personal.
El embajador de Estados Unidos en M¨¦xico, Carlos Pascual, inform¨® cumplidamente a su Gobierno sobre cosas bien sabidas. Que la Marina es m¨¢s efectiva que el Ej¨¦rcito en el combate al narcotr¨¢fico. Que el Ej¨¦rcito no est¨¢ preparado para funciones polic¨ªacas. Que las instituciones de seguridad compiten entre s¨ª y por ello son poco eficientes. Que hay corrupci¨®n en M¨¦xico. ?Vaya novedades! Los ciudadanos me-xicanos a?adir¨ªamos algunas m¨¢s, sobre todo la mayor: la concentraci¨®n de la atenci¨®n oficial en el combate al narcotr¨¢fico, con m¨¢s p¨¦rdidas que ganancias, y la falta de atenci¨®n a las alternativas que hemos propuesto en la Comisi¨®n encabezada por los presidentes Cardoso, Zedillo y Gaviria.
Hablando hace poco con este en Bogot¨¢, y escuch¨¢ndole en la conferencia del diario El Tiempo, evoqu¨¦ lo que yo mismo he dicho repetidas veces:
La comisi¨®n Cardoso-Gaviria-Zedillo pide que en primer t¨¦rmino se reconozca el fracaso de las pol¨ªticas vigentes y se propongan nuevas pol¨ªticas m¨¢s seguras. Ello no implica -importante inciso- desconocer las pol¨ªticas actuales, sino ofrecer estrategias alternativas, subrayar los temas de la prevenci¨®n y el tratamiento, aunque aplicando acciones represivas cuando sean necesarias.
Las pol¨ªticas prohibicionistas de los Estados Unidos y las europeas de reducci¨®n de da?os no lograron ni reducir los mercados ni reducir el consumo: ambos han aumentado. Colombia primero, M¨¦xico hoy, se convirtieron en epicentros de un negocio que depende de la demanda de los consumidores. Se trata, en consecuencia, de disminuir la demanda. ?C¨®mo? Convirtiendo el consumo, de actividad criminal, en problema de salud p¨²blica y a los adictos en pacientes, en vez de compradores. Con ello, se reducir¨ªa la demanda y bajar¨ªan los precios.
El simple prohibicionismo no ha reducido ni la producci¨®n ni el consumo. Las pol¨ªticas en vigor han atacado la oferta m¨¢s que el consumo. Nos hemos dado cuenta, en otras palabras, que eliminar la oferta no elimina la demanda, y la demanda se traduce a menudo en muerte por sobredosis, y transmisi¨®n de infecciones. Doscientos cincuenta millones de seres humanos, globalmente, usan drogas. Solo 25 millones son dependientes lo cual, en s¨ª, indica que el tratamiento es m¨¢s importante que el castigo. La Comisi¨®n piensa que as¨ª como las campa?as contra el tabaco, el alcohol y las enfermedades de transmisi¨®n sexual han tenido ¨¦xito, lo tendr¨ªa una campa?a preventiva que se dirija a la demanda tanto como a la oferta.
Ojal¨¢ que las prioridades de los Gobiernos de M¨¦xico -el presente y el que sigue- cambien en el sentido propuesto por esta Comisi¨®n y sus personeros.
Entre tanto, la relaci¨®n entre el presidente Calder¨®n y el embajador Pascual ha desembocado en enojos p¨²blicos de aquel, imposibilidad de la relaci¨®n con este y renuncia de Pascual. El villano: Wikileaks, que revel¨® el contenido de los informes secretos del embajador. Solo que ponerle bozal a Wikileaks es una imposibilidad en el mundo moderno. Junto con Facebook, Internet y Twitter, los medios de informaci¨®n han derrumbado a las dictaduras de Egipto y T¨²nez, amenazan a la de Libia (acaso Gadafi vaya a ser el pr¨®ximo en caer) y ponen en aprietos a Argelia, Marruecos, Arabia Saud¨ª, Siria, Jordania, Bahr¨¦in y Yemen.
Si evoco este gran panorama es para situar en su dimensi¨®n el enojo del presidente Calder¨®n, la informaci¨®n del embajador Pascual y la revoluci¨®n de las comunicaciones que revel¨®, como antes no hab¨ªa sucedido, lo que el embajador le dijo a su Gobierno y lo que el presidente mexicano se sinti¨® obligado a protestar, cosa que normalmente ni ¨¦l ni sus antecesores, habr¨ªan hecho.
El resultado ser¨¢ una embajada -la de Estados Unidos en M¨¦xico- vacante durante largo tiempo, con el consecuente deterioro de las ya maltrechas relaciones entre los dos pa¨ªses, en un momento en que M¨¦xico no cuenta con fuertes apoyos ni en Europa ni en Am¨¦rica Latina.
Carlos Fuentes es escritor.
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