El progresismo ten¨ªa precio
The Huffington Post naci¨® hace seis a?os como una plataforma en Internet en la que difundir las ideas progresistas que finalmente se abrir¨ªan paso con la victoria de Barack Obama. Miles de blogueros -hasta 6.000- cuelgan sus art¨ªculos de esa p¨¢gina sin contraprestaci¨®n alguna, lo que hasta ahora era un sistema que beneficiaba a ambas partes. Al Huffington le aportaba contenidos y a los blogueros, relevancia y un altavoz en el que expresar sus opiniones. Hasta que lleg¨® AOL.
La operaci¨®n, acordada en febrero pasado, se acaba de cerrar. AOL, la veterana firma de Internet, ha comprado el Huffington por 230 millones de euros. La rom¨¢ntica aventura period¨ªstica ha resultado ser un suculento negocio cuyos beneficios han ido a parar a unas pocas manos; especialmente a las de su fundadora, Arianna Huffington. Uno de esos blogueros, Jonathan Tasini, escritor y una vez candidato dem¨®crata a senador, reclama ahora su parte. El martes interpuso una demanda exigiendo para ¨¦l y el resto de sus colegas un tercio del precio de venta, o sea, 72 millones de euros.
Arianna Huffington est¨¢ irritada. No hay m¨¢s que leer su comentario al respecto publicado en la portada de su peri¨®dico online. En ¨¦l, adem¨¢s de deslizar insultos contra Tasini, explica las pocas posibilidades del bloguero de ganar la demanda. Y quiz¨¢ tenga raz¨®n. No parece l¨®gico que se exija ahora parte del negocio despu¨¦s de haber aceptado libremente la gratuidad de sus colaboraciones. Pero quiz¨¢ la directiva tiene motivos para inquietarse porque, al margen de que el demandante gane o pierda, su caso destapa las debilidades de ese nuevo periodismo que tanta notoriedad ha conferido a Huffington.
Los blogueros de esta publicaci¨®n desconocen el tr¨¢fico que generan a la misma y, por tanto, cu¨¢l es el beneficio que logran. As¨ª lo asegura Tarsini. La escueta redacci¨®n de este medio (apenas 80 periodistas) confirma que es m¨¢s agregador de contenidos que generador de los mismos, lo que no se compadece con la influencia que ejerce. Los blogs son, seg¨²n su fundadora, su ADN. Pero no paga derechos de autor. Inevitable preguntarse si el gigante no ten¨ªa los pies de barro y si en su venta han ganado o no las dos partes.
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