Los reyes del 'Glam'
El mundo ha seguido con pasmo la ascensi¨®n de Lady Gaga: parece un monstruo surgido de la nada, pero incluso los monstruos tienen ra¨ªces, influencias, modelos: las indumentarias imposibles, el sentido teatral y la ambig¨¹edad sexual de Stefani Joanne Angelina Germanotta nos retrotraen a un momento ¨²nico de la m¨²sica pop. El glam rock, a veces conocido como glitter rock, domin¨® las listas brit¨¢nicas entre 1971 y 1974, irradiando al resto del planeta.
Dave Thompson, el m¨¢s prol¨ªfico de los bi¨®grafos del rock, prefiere ampliar ese periodo. Acaba de publicar un minucioso cat¨¢logo, Children of the revolution, que cubre mes a mes desde 1970 hasta 1975. Hubo un movimiento masivo. Por debajo de las estrellas -T. Rex, Slade, Sweet, Bowie...- aparecen centenares de grupos y solistas que simplificaron su m¨²sica y recurrieron al r¨ªmel. La liberaci¨®n esc¨¦nica de Elton John y Freddie Mercury solo se entiende en el clima de tolerancia generado por el glam rock, simplificado en Espa?a como gay rock.
Era m¨²sica de chillidos, de ropa interior humedecida, de fotos en las paredes del dormitorio. Resumiendo: de fans
"Mi hermano est¨¢ en casa / con sus Beatles y sus Stones / nunca me inspir¨® esa historia de la revoluci¨®n / qu¨¦ rollo"
"Cuando era ni?o quer¨ªa ser cualquier cosa salvo ordinario. Yo pensaba que era fant¨¢stico ser corrompido. Yo lo quer¨ªa"
Hasta 1970, en el mundo de la m¨²sica popular la homosexualidad era el gran tab¨². La industria del pop brit¨¢nico de los sesenta estaba controlada en parte por sodomitas muy precavidos, que no toleraban que sus pupilos hicieran la m¨ªnima concesi¨®n. ?Ni en broma! Eso habr¨ªa sido fatal para vuestra carrera, aseguraban: un incidente menor hab¨ªa torpedeado la de Johnnie Ray.
Ocurri¨® en 1970 que los Kinks triunfaron con Lola, la risue?a cr¨®nica de un inocente que visita el Soho, conoce a un travestido y descubre la felicidad. Testimonio de la habilidad de su l¨ªder, Ray Davies, es el hecho de que la BBC no pusiera pegas a ese argumento... Solo oblig¨® a cambiar una menci¨®n a Coca-Cola, considerada publicidad encubierta. Ese mismo a?o, el hirsuto Marc Bolan abandonaba el hippismo: su grupo, Tyrannosaurus Rex, se transformaba en T. Rex, a la vez que giraba hacia un rock pegajoso, marcado por su voz de borreguito.
La f¨®rmula despeg¨®. Bolan hab¨ªa descubierto un hueco enorme. La m¨²sica estaba marcada por el rock progresivo, elitista y dif¨ªcil de tararear; el prog rock era escuchado por un p¨²blico universitario y dif¨ªcilmente pod¨ªa seducir a adolescentes. Por la brecha de T. Rex se colaron extra?os animales, exhibiendo pantalones ajustados, telas satinadas, botas de plataforma, bisuter¨ªa, maquillajes descarados, purpurina. Era m¨²sica de chillidos, de ropa interior humedecida, de fotos cubriendo las paredes del dormitorio. Resumiendo: de fans.
Una eclosi¨®n de fantas¨ªa y provocaci¨®n que arrebat¨® a una generaci¨®n. Muchos recuerdan el impacto de ver a David Bowie en la televisi¨®n, bello como un dios y ex¨®tico como un alien¨ªgena. Como Bolan, Bowie se hab¨ªa subido a todas las tendencias posibles: hab¨ªa sido mod, hippy, folky, underground. Pero tambi¨¦n experiment¨® sexualmente y se visti¨® de mujer l¨¢nguida para su elep¨¦ de 1971, The man who sold the world. Al a?o siguiente se recicl¨® en prototipo de la estrella de rock con Ziggy Stardust. Ciment¨® su reputaci¨®n en los escenarios cuando se arrodill¨® ante Mick Ronson, su guitarrista, simulando una felaci¨®n a trav¨¦s de la Gibson. Hasta entonces, confesaba Bowie, le hab¨ªan tratado "como a una rubia tonta".
Destacar a Bolan y Bowie puede ser enga?oso: ellos ten¨ªan una visi¨®n art¨ªstica personal. Pero la mayor¨ªa del glam rock era m¨²sica de productores y compositores. El equipo Nicky Chinn-Mike Chapman confeccion¨® ¨¦xitos para Sweet, Mud, Smokey y la rockera Suzi Quatro. La m¨²sica era pegajosa y chillona, a veces con ritmos tribales o basada en mutaciones del rock and roll de los cincuenta. Eso permiti¨® que veteranos como Paul Raven o Shane Fenton cosecharan ¨¦xitos en los setenta, tras rebautizarse respectivamente como Gary Glitter y Alvin Stardust. En realidad, este es un movimiento m¨¢s definido por su est¨¦tica que por su sonido. Poco ten¨ªan que ver Roxy Music con Slade. Unos eran cazurros que hab¨ªan probado todo antes de hallar la f¨®rmula sonora, con t¨ªtulos que se burlaban de la ortograf¨ªa inglesa. Los otros representaban a m¨²sicos m¨¢s cultos.
Las letras del glam tend¨ªan a celebrar la agresividad, la exuberancia del adolescente. Aunque fueran obra de compositores adultos, suger¨ªan el fantasma de una juventud belicosa y hormonada. Entre la sociedad biempensante brit¨¢nica despertaba un temor palpable, como comprob¨® Stanley Kubrick, tras aparecer imitadores de la violencia de su Naranja mec¨¢nica. Para acallar las cr¨ªticas y las amenazas, vet¨® la exhibici¨®n de la pel¨ªcula en el Reino Unido, una prohibici¨®n que se mantuvo hasta su muerte.
El glam rock cortaba el anhelo insurreccional de los sesenta. Lo m¨¢s parecido a un himno que tuvo el glam fue All the young dudes, canci¨®n de David Bowie cedida en 1972 al grupo Mott the Hoople, que explicitaba esa ruptura generacional: "Mi hermano est¨¢ en casa / con sus Beatles y sus Stones / nunca me inspir¨® esa historia de la revoluci¨®n / qu¨¦ rollo, demasiadas complicaciones".
Lo que ten¨ªa de revolucionario el glam rock habr¨ªa que buscarlo en la liberaci¨®n sexual. La imagen de los grupos pod¨ªa servir de revulsivo, como comprob¨® Sweet en su visita a la TVE franquista. Cuando los m¨²sicos salieron de sus camerinos pintados como puertas, alguien decidi¨® que eran demasiado para el telespectador, aunque estuvieran anunciados en un programa de la segunda cadena: "?Son unos maricones!". Sin embargo, eran heterosexuales.
Si algo llama la atenci¨®n del glam rock de los setenta es precisamente la normalidad de sus letras en lo er¨®tico. La ¨²nica canci¨®n de ¨¦xito realmente expl¨ªcita es Walk in the wild side, que describe la muchedumbre polisexual que orbitaba alrededor de Andy Warhol. Su autor, Lou Reed, fue agrupado brevemente con la tropa del glam, debido a su relaci¨®n creativa con Bowie y por algunas concesiones m¨ªnimas a la bohemia gay de Nueva York.
Claramente apol¨ªtico, el glam rock no gener¨® un solo cantante capaz de reivindicar la homosexualidad. Hubo que esperar a 1977, cuando -aprovechando el cambio de guardia causado por el punk- apareci¨® Tom Robinson, artista identificado con el Frente de Liberaci¨®n Gay. Aquello se tom¨® como una pose. Abundantes boutiques londinenses proporcionaban ropa y calzados audaces para quienes jugaban al equ¨ªvoco, como Mick Jagger o Rod Stewart.
En Estados Unidos lo ten¨ªan m¨¢s duro. Se identific¨® con el glam rock a grupos en nada distanciados de la sexualidad convencional, como Alice Cooper o Kisse. Aunque en la gu¨ªa de Dave Thompson se rescatan olvidados grupos norteamericanos de sonido glam, desde Milk 'N' Cookies hasta los Hollywood Brats, la aportaci¨®n m¨¢s llamativa de EE UU fue Jobriath, un imitador de Bowie que consigui¨® un adelanto entonces astron¨®mico -medio mill¨®n de d¨®lares- a cambio de fichar por el sello Elektra. Fue un lanzamiento lleno de caprichos: el apoderado de Jobriath daba las entrevistas, en vez del cantante: "Tiene tanto talento que se comporta como Greta Garbo".
Muy cinematogr¨¢fico, aunque no hay una aglomeraci¨®n para rodar pel¨ªculas sobre el glam, tras el fracaso de Velvet goldmine en 1998, una historia escrita y dirigida por Todd Haynes, basada en la leyenda de Ziggy Stardust, con elementos biogr¨¢ficos prestados de Iggy Pop, Marc Bolan o Lou Reed. El protagonista desaparec¨ªa tras un concierto apote¨®sico y un periodista investigaba el misterio.
El glam rock no tuvo un final tan dram¨¢tico. Fue punto de partida para artistas inteligentes, pero supuso el final para talentos menores. Al ser una m¨²sica para p¨²blicos masivos, pudo reducirse a f¨®rmulas chicleteras como las utilizadas por los Rubettes o los Bay City Rollers. Sus oyentes m¨¢s valientes pasaron a hacer m¨²sica con bandas tan populares como los Smiths. Su vocalista, Morrissey, evocaba el hurac¨¢n: "Cuando era ni?o quer¨ªa ser cualquier cosa salvo ordinario. Hasta los setenta, las listas de pop conten¨ªan m¨²sica que pod¨ªa gustar a tus padres e incluso a tus abuelos. Repentinamente aparec¨ªa gente tan subversiva como Marc Bolan. Ahora pueden ser aceptados, pero entonces se consideraba que corromp¨ªan la moral de los j¨®venes. Yo pensaba que era fant¨¢stico, que quer¨ªa ser corrompido". Lady Gaga podr¨ªa entenderlo.
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