La realidad de la tarifa el¨¦ctrica
Como ya he indicado en varias ocasiones desde que tom¨¦ posesi¨®n de la presidencia de UNESA, asociaci¨®n que agrupa a las principales compa?¨ªas del sector, una de nuestras misiones fundamentales consiste en explicar la realidad de un sector que ofrece, en condiciones de buena calidad y seguridad de suministro, un servicio b¨¢sico para los ciudadanos y empresas de nuestro pa¨ªs.
Est¨¢ compuesto por compa?¨ªas inversoras y competitivas a nivel internacional, que invierten alrededor de 5.000 millones de euros al a?o y generan en torno a 400.000 puestos de trabajo.
El sector el¨¦ctrico, como la mayor¨ªa de los sectores estrat¨¦gicos, es muy complejo. Es un sector regulado, compuesto por compa?¨ªas que operan y deben operar en competencia. Las compa?¨ªas el¨¦ctricas desarrollan su actividad sujeta a normativas cuanto menos complicadas y, a la vez, afrontando riesgos econ¨®micos importantes. Son aut¨¦nticos motores econ¨®micos del pa¨ªs, generan riqueza, empleo y su participaci¨®n es esencial para su econom¨ªa.
Las empresas de energ¨ªa son aut¨¦nticos motores econ¨®micos del pa¨ªs, generan riqueza y empleo
Las centrales hidr¨¢ulicas no est¨¢n amortizadas hasta su baja operativa
Cuando se leen art¨ªculos como el aparecido en este peri¨®dico el pasado 7 de abril, El yugo de la tarifa el¨¦ctrica, firmado por Jes¨²s Mota, uno se reafirma en la necesidad de hacer pedagog¨ªa sobre nuestro sistema el¨¦ctrico. Esto me lleva a desarrollar brevemente los distintos aspectos tratados en dicho art¨ªculo y as¨ª imponer cierta objetividad en el tema y cierto rigor, absolutamente inexistente, en el mismo.
En primer lugar, los precios de la electricidad se fijan en nuestro pa¨ªs en la subasta CESUR, en la que un grupo de compa?¨ªas y agentes financieros act¨²an como vendedores, y por otro lado, los comercializadores de ¨²ltimo recurso -los CUR- son los compradores. La subasta se lleva a cabo bajo la supervisi¨®n de la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa. Estas subastas son competitivas, y los precios resultantes de dicha subasta han sido durante el ¨²ltimo a?o de los m¨¢s bajos de Europa. Los compradores, los CUR, en realidad no participan en la subasta porque no fijan ni la cantidad ni el precio; es el Ministerio de Industria quien fija la cantidad a comprar, y el precio que se paga es el que resulta de la subasta. El comprador es un mero invitado.
Con respecto a los vendedores, seg¨²n los datos aportados por el operador del mercado de electricidad, OMEL, de la ¨²ltima subasta CESUR, celebrada el 22 de marzo, el porcentaje de energ¨ªa adjudicada a los generadores de los grupos de empresariales de los CUR fue un 11,3% del total; es decir, el 88,7% de la energ¨ªa se adjudic¨® a grupos diferentes, la mayor¨ªa de ellos financieros, de los que participan como compradores; por tanto, las compa?¨ªas del sector no tienen ninguna capacidad para fijar el precio en contra de lo que se afirmaba en el art¨ªculo anteriormente mencionado.
En Espa?a, el precio que se recoge en la factura el¨¦ctrica es el que resulta de la suma de dos partidas: el coste de la energ¨ªa y las tarifas de acceso, es decir, los costes que incluye el Gobierno, tambi¨¦n conocidos como costes regulados. Solo el 50% de lo que pagamos corresponde al coste de la energ¨ªa el¨¦ctrica que consumimos, es decir, a generaci¨®n, transporte, distribuci¨®n y comercializaci¨®n. El resto son impuestos, primas al r¨¦gimen especial, costes de la CNE, elementos de pol¨ªtica energ¨¦tica, etc¨¦tera. Si descont¨¢semos estos costes de la factura, el precio de nuestra energ¨ªa ser¨ªa bastante inferior al del resto de Europa.
El d¨¦ficit se produce por la simple raz¨®n de que la Administraci¨®n no ha ido incrementando el "recibo de electricidad" en las cantidades suficientes para cubrir los costes del sistema.
El d¨¦ficit de tarifa es, por tanto, la deuda que tiene el Estado con las compa?¨ªas el¨¦ctricas al pagarles menos que la suma de todos los costes que tienen que asumir para proveernos de energ¨ªa el¨¦ctrica y cumplir con la pol¨ªtica energ¨¦tica.
En este contexto suele argumentarse que las compa?¨ªas el¨¦ctricas tienen enormes beneficios. Sin embargo, no puede hablarse de beneficios en t¨¦rminos absolutos, sino que estos han de ponerse en relaci¨®n con los recursos invertidos. En Espa?a, los retornos de la inversi¨®n de las compa?¨ªas el¨¦ctricas son muy moderados, en torno al 5%.
Seg¨²n un estudio que llevamos a cabo en UNESA, revisado por Deloitte, basado en los datos que se entregan a las autoridades econ¨®micas, burs¨¢tiles y regulatorias sobre la situaci¨®n econ¨®mica en Espa?a de 1998 a 2009, la industria el¨¦ctrica ha destruido valor en los ¨²ltimos a?os, al ser su rentabilidad sobre activos inferior al coste medio de los capitales empleados. Las inversiones realizadas por las compa?¨ªas y el d¨¦ficit de tarifa han sido la causa de que el sector presente de manera permanente un cash-flow muy negativo despu¨¦s de las inversiones.
Otra afirmaci¨®n sin fundamento que surge de manera reiterativa cuando se debate en torno a la electricidad, y en concreto a los precios del mercado de generaci¨®n, es que las centrales hidr¨¢ulicas y nucleares obtienen beneficios extraordinarios del mercado, dado que este no refleja que est¨¢n ya amortizadas. Hay que precisar que este tipo de centrales nunca pueden estar amortizadas hasta el momento mismo de su baja operativa.
La mayor¨ªa de las centrales hidr¨¢ulicas son concesiones que deben revertirse al Estado, al finalizar el periodo de concesi¨®n, en perfecto estado de funcionamiento. Esto implica la necesidad de realizar inversiones recurrentes todos los a?os para mantenerlas sin merma toda su vida ¨²til econ¨®mica efectiva. A 31 de diciembre, el inmovilizado neto pendiente de amortizaci¨®n ascend¨ªa a 6.634 millones de euros y la vida ¨²til media restante de las centrales es de 26 a?os. En este proceso, un hito fundamental es la sustituci¨®n de todo el equipo electromec¨¢nico pasados como m¨¢ximo los 30 a?os de vida de la central, lo que implica de hecho duplicar las cifras de inversi¨®n inicial.
El coste completo por MWh de una central hidr¨¢ulica es del orden de entre 40 y 60 euros, dependiendo de si el a?o es h¨²medo o seco.
Por lo que se refiere a las centrales nucleares, la situaci¨®n es muy parecida. Para mantener la seguridad de la central, las empresas est¨¢n obligadas a hacer inversiones recurrentes durante toda la vida de la misma. A 31 de diciembre de 2010, el valor del inmovilizado neto pendiente de amortizaci¨®n ascend¨ªa a 6.666 millones de euros, con una vida econ¨®mica ¨²til restante de 14 a?os. La inversi¨®n recurrente realizada tan solo en 2009 y 2010 ascendi¨® a 681 millones de euros, equivalente al 10% del inmovilizado neto en explotaci¨®n. El coste aproximado del MWh es de 50 euros.
El sector el¨¦ctrico presenta en este momento una serie de problemas que hay que abordar con rigor. Es necesario cumplir sin dilaci¨®n con el Real Decreto Ley 14/2010 para acabar con el d¨¦ficit de tarifa y afrontar las nuevas situaciones que est¨¢n surgiendo con la incorporaci¨®n al sistema del parque de renovables. Estas, por su car¨¢cter intermitente, no son suficientes para poder mantener nuestro nivel de consumo el¨¦ctrico, y necesitan de otras centrales de respaldo que hay que construir y mantener y, por tanto, tienen que ser retribuidas de manera adecuada. Es imprescindible invertir en distribuci¨®n para mantener la calidad del servicio y para adaptar la red a la incorporaci¨®n cada vez mayor de las energ¨ªas renovables si queremos que funcione el sistema.
No podemos pretender contar con un sistema el¨¦ctrico fiable, seguro y sin costes y no prestarle atenci¨®n, que sea de los mejores de Europa, y que nuestras empresas tengan que realizar la mayor parte de su actividad fuera de Espa?a para poder ser rentables.
Por supuesto, todo lo tratado en estos comentarios est¨¢ suficientemente documentado, algo que deber¨ªa ser de obligado cumplimiento para todos aquellos que quieran informar a la opini¨®n p¨²blica de temas de tanta trascendencia como es el servicio b¨¢sico que es la electricidad.
Eduardo Montes es presidente de UNESA.
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