Atado y mal atado
El VI Congreso del PC cubano aprueba un plan de reformas econ¨®micas sin apertura pol¨ªtica
El r¨¦gimen franquista se encomendaba a las instituciones ante la ineludible y pr¨®xima desaparici¨®n del dictador, vanaglori¨¢ndose de que todo quedaba atado y bien atado. Y el achacoso r¨¦gimen castrista parece optar por una salida semejante ante su pavoroso fracaso econ¨®mico y pol¨ªtico. El VI Congreso del Partido Comunista conclu¨ªa ayer en La Habana con la aprobaci¨®n de un plan de tibia reforma econ¨®mica -que pudorosamente llamaba actualizaci¨®n del modelo-, pero no por ello menos contradictoria con la ortodoxia socialista de medio siglo, unida a la negativa de acometer la reforma pol¨ªtica.
En lo que deber¨ªa haber sido postrer gran c¨®nclave del castrismo de la primera hora, Ra¨²l Castro, al borde de los 80 a?os, sucede a su hermano Fidel, casi de 85, como primer secretario del partido, con Machado Ventura, incluso algo mayor que ¨¦l, de vicesecretario, lo que parece excluirle de la l¨ªnea sucesoria, y sugiere divergencias entre la vieja guardia y los renovadores -si los hay- sobre la extensi¨®n de la reforma. Ra¨²l Castro ya era presidente por el precario estado de salud del fundador.
La Habana se felicita por las 200.000 licencias de trabajo no estatal concedidas en unos meses, y el plan habla cr¨ªpticamente de una econom¨ªa planificada que cuente con el mercado; que cuente y que se prepare para un trabajo legislativo que implicar¨ªa leyes bancarias, mecanismos legales para la soluci¨®n de conflictos, protecci¨®n del consumidor y muchos m¨¢s. China lleva en ello m¨¢s de 20 a?os.
La reforma proclama, asimismo, la necesidad de separar las funciones de Estado y partido, en un r¨¦gimen en el que el PC ha hecho y deshecho a su antojo y donde, por ley, muchos cargos del partido asumen tareas estatales. Ah¨ª es donde seguramente ya se refugia la mayor resistencia del aparato, incluso ante tan modestos cambios. Por comparaci¨®n, el hecho de que se limite el desempe?o del poder a dos mandatos -10 a?os- solo es una futesa, adem¨¢s de una solemne tonter¨ªa, en un sistema en el que el pueblo no puede elegir a sus gobernantes.
En resumen, algo de perestroika -reorganizaci¨®n- y nada de glasnost -transparencia- para una situaci¨®n econ¨®micamente ag¨®nica. El plan quiere salvar el r¨¦gimen sacrificando en parte el socialismo, pero en el error uno y otro son indistinguibles. El primero caer¨¢ por senectud; el segundo por incompetencia. Todo quedaba ayer, por ello, atado y mal atado.
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