El Asad saca los tanques contra el pueblo
El Ej¨¦rcito sirio asalta con blindados los bastiones de la revuelta y causa decenas de muertos - EE UU estudia imponer sanciones a las figuras del r¨¦gimen
Daraa, la ciudad siria donde a mediados de marzo comenz¨® la revuelta, se convirti¨® ayer en zona de guerra. El Gobierno de Bachar el Asad inici¨® de madrugada un asalto con tanques y miles de soldados. Activistas locales dijeron que los militares dispararon de forma indiscriminada durante todo el d¨ªa, pese a que las calles permanec¨ªan casi vac¨ªas, y mataron al menos a 18 personas. Las autoridades de Damasco afirmaron que con el ataque se quer¨ªa evitar la proclamaci¨®n de un Emirato isl¨¢mico en Daraa. El uso de armamento pesado confirm¨® que El Asad hab¨ªa decidido ahogar las protestas con toda la violencia que fuera necesaria.
Las tropas que entraron en Daraa pertenec¨ªan a la Cuarta Divisi¨®n Acorazada, dirigida por Maher el Asad, hermano del presidente, y compuesta por elementos de probada lealtad al r¨¦gimen. La ciudad, de 300.000 habitantes, qued¨® aislada del resto del pa¨ªs y del mundo: se cortaron la electricidad y las l¨ªneas telef¨®nicas, se inutilizaron las antenas de telefon¨ªa m¨®vil y se cerr¨® la frontera con Jordania, distante apenas tres kil¨®metros. Pese a ello, varios activistas, provistos de tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite distribuidos hace meses por empresarios sirios exiliados en L¨ªbano, lograron transmitir im¨¢genes de la represi¨®n. Fue imposible confirmar la veracidad de las im¨¢genes, dada la prohibici¨®n de periodistas en el pa¨ªs.
Una divisi¨®n acorazada aisla Daraa, ciudad cuna de la revuelta
102 intelectuales firman un manifiesto contra el presidente
El uso de tanques y el cierre de la frontera indicaron que El Asad hab¨ªa optado por una estrategia de m¨¢xima dureza. El presidente parec¨ªa dispuesto a repetir lo que su padre, Hafez el Asad, hizo en 1982 con la destrucci¨®n de Hama y la matanza de al menos 10.000 personas: no solo aplast¨® una revuelta islamista, sino que infundi¨® un miedo profundo a los descontentos con su r¨¦gimen y disip¨® durante a?os, en realidad hasta ahora, cualquier intento de organizar una oposici¨®n interna y desafiar al poder.
Pero entonces no exist¨ªan ni Internet ni la televisi¨®n por sat¨¦lite. Ahora, la poblaci¨®n siria sabe lo que ocurre. Las im¨¢genes de los tanques en las calles de Daraa y de los manifestantes muertos y heridos en las ¨²ltimas semanas en el conjunto del pa¨ªs (entre 300 y 400, seg¨²n las estimaciones m¨¢s conservadoras) llegaban a cualquier hogar con una antena parab¨®lica.
En Douma, una poblaci¨®n contigua a Damasco, fuerzas de la polic¨ªa y de la milicia civil conocida como shabiha (te¨®ricamente desmantelada por Bachar el Asad en 2000, cuando asumi¨® la presidencia) sembraron el terror en las calles y atacaron domicilios y oficinas para detener a miembros de la oposici¨®n.
La brutalidad de la represi¨®n suscit¨® duras condenas por parte de Washington y de la secretar¨ªa general de Naciones Unidas. La Casa Blanca anunci¨® que se estudiaba la imposici¨®n de sanciones sobre las principales figuras del r¨¦gimen. Eso, sin embargo, no pod¨ªa causar demasiada inquietud en Damasco. La diplomacia estadounidense no dispon¨ªa por el momento de alternativa a El Asad: acababa de restablecer relaciones diplom¨¢ticas plenas con Siria y contaba con el presunto ¨¢nimo reformista del joven presidente, m¨¢s que dudoso tras los ¨²ltimos acontecimientos, como uno de sus ejes pol¨ªticos en Oriente Pr¨®ximo.
Los activistas que organizaban las protestas y difund¨ªan informaci¨®n sobre las mismas al resto del mundo consideraban que Bachar el Asad se hab¨ªa "quitado la m¨¢scara" y que el horror ante su brutalidad iba a acelerar la descomposici¨®n del r¨¦gimen. Otros analistas, sin embargo, se mostraban cautos. Solo dos diputados y un muft¨ª de Daraa hab¨ªan dimitido en protesta por la represi¨®n y las dos principales ciudades, Damasco y Alepo, permanec¨ªan bastante ajenas a las intensas protestas registradas en lugares como Daraa, Homs, Douma, Hama, Banias o Lataquia.
Joshua Landis, un profesor de la Universidad de Oklahoma especializado en Siria y con un respetado blog sobre la actualidad del pa¨ªs, opin¨® que hasta la fecha no se hab¨ªa registrado ninguna manifestaci¨®n realmente masiva, como las que derribaron las dictaduras en T¨²nez y Egipto, ni hab¨ªa surgido se?al alguna de que la burgues¨ªa urbana sun¨ª y las minor¨ªas religiosas, principales soportes del r¨¦gimen, desearan la ca¨ªda de El Asad. "Esta puede ser una crisis larga", indic¨®.
El Gobierno de Damasco no permanec¨ªa, por otra parte, tan mudo como podr¨ªa parecer desde el exterior. Utilizaba los medios de comunicaci¨®n oficiales para difundir una visi¨®n de los hechos radicalmente distinta a la ofrecida por los activistas. Su prensa coincid¨ªa en atribuir la coordinaci¨®n de las protestas a los Hermanos Musulmanes y a grupos salafistas. Como prueba de ello, los diarios sirios insist¨ªan en que Syrian Revolution 2011, una p¨¢gina de la red social Facebook con 140.000 seguidores y con enorme influencia, hab¨ªa sido creada y era gestionada por Fida ad-Din Tarif as-Sayid, un miembro de los Hermanos Musulmanes residente en Suecia.
En un manifiesto publicado ayer, 102 intelectuales y profesionales sirios, la mayor¨ªa de ellos en el exilio, denunciaron a Bachar el Asad. "Hemos roto la barrera del miedo para hacer una declaraci¨®n clara y concisa", dec¨ªa su texto. "Condenamos la violencia y las pr¨¢cticas opresivas del r¨¦gimen sirio contra los manifestantes, al tiempo que lloramos por los m¨¢rtires del levantamiento". Entre los firmantes figuraban las escritoras Samar Yazbek y Hala Mohammad, el cineasta Mohamed Ali el-Atassi y el periodista Souad Jarrous.
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