Kate y Guillermo: ?y ahora qu¨¦?
Los duques de Cambridge vivir¨¢n lejos de Londres y mantendr¨¢n un perfil bajo en sus apariciones
Superada con alta valoraci¨®n la rev¨¢lida de la boda real y refrendada la pareja por un mill¨®n de personas en la atenci¨®n medi¨¢tica en las calles de Londres, toca ahora seguir trazando la historia de los que est¨¢n llamados a ser los reyes del siglo XXI. Aunque las pistas llegan con cuentagotas, da la sensaci¨®n de que alguien en la casa real brit¨¢nica ha escrito ya las primeras p¨¢ginas del guion que Guillermo y Catalina, ahora duques de Cambridge, deben seguir una vez regresen de su luna de miel.
Guillermo y Kate ya tienen casa y no est¨¢ en Londres. Se halla en una peque?a poblaci¨®n de Gales cercana a la base militar en la que el pr¨ªncipe va a seguir trabajando y form¨¢ndose -es piloto de helic¨®pteros de b¨²squeda y rescate de la Fuerza A¨¦rea Real-. Est¨¢ situada en el campo y no es muy grande. Incluso ellos mismos han explicado que no quieren contar con ayuda para sus tareas dom¨¦sticas. Desean una vida "normal". Eso s¨ª, dispondr¨¢n a su alrededor de toda la seguridad necesaria para preservar su intimidad.
Con Carlos y Camila en la retaguardia, el papel de la nueva pareja es secundario
El triunfo del reci¨¦n casado es tambi¨¦n el de su madre, Diana de Gales
No es para nada casual que el destino de Guillermo est¨¦ en un punto tan alejado de la vida de palacio. El nieto de Isabel II ha querido seguir el modelo de su abuela, quien reci¨¦n casada con Felipe de Edimburgo residi¨® dos a?os en Malta buscando privacidad. Carlos y Diana de Gales, sin embargo, se incorporaron r¨¢pidamente a la vida de palacio y asumieron mucho trabajo de representaci¨®n oficial desde el primer momento. Esa sobreexposici¨®n hizo mucho da?o a su relaci¨®n, seg¨²n explic¨® el bi¨®grafo de la princesa Andrew Morton.
Guillermo puede apartarse de la primera fila porque su puesto, al menos de momento, sigue estando en la segunda. ?l es heredero del heredero. Con Carlos y Camila en la retaguardia para suplir a la reina cuando sea necesario y oportuno, el nuevo matrimonio puede tomarse las cosas con bastante calma. Lo que es posible que no logren evitar es que el debate latente de la sucesi¨®n se reabra tras el ¨¦xito de la boda. La monarqu¨ªa ha salido fortalecida, gracias a la excelente imagen que han dado Guillermo y Kate y algunas voces ya se han alzado para reivindicar a esta pareja de treinta?eros con todo el futuro por delante frente a la que forman Carlos y Camila, oscurecidos, pese a sus esfuerzos, por el recuerdo de la que fue la "princesa del pueblo".
Y es que el triunfo de Guillermo est¨¢ siendo tambi¨¦n el de Diana. El pr¨ªncipe, aunque parezca obvio decirlo, tiene cosas de su padre y tambi¨¦n de su madre y esa sonrisa vergonzosa que mostr¨® tras besar brevemente a su ya esposa en el balc¨®n delante de medio mundo record¨® a la de Diana. Y contra eso es dif¨ªcil luchar.
Ayer, a media ma?ana, el nuevo matrimonio dej¨® Londres en un helic¨®ptero para que nadie pudiera seguir su rastro. De momento se han retirado a descansar antes de iniciar su viaje de bodas. ?frica parece el destino elegido. Fue en Kenia donde Guillermo se declar¨®. Otras fuentes, sin embargo, sostienen que se marchar¨¢n a Escocia, ya que Guillermo, como todos los reci¨¦n casados, solo tiene 15 d¨ªas de permiso y porque parecen estar dispuestos a hacer patria, como en la boda donde solo quisieron productos brit¨¢nicos.
Y mientras el Reino Unido se libra poco a poco de la resaca de la boda, ayer la casa real difundi¨® las fotos oficiales realizadas por Hugo Burnand siguiendo la m¨¢s rancia tradici¨®n gr¨¢fica.
Pippa, una nueva "princesa"
Hasta los fastos de la boda, Philippha Middleton era solo una joven conocida en algunos c¨ªrculos brit¨¢nicos. El viernes, cuando ejerci¨® en la abad¨ªa de Westminster de dama de honor de su hermana mayor, Kate, su imagen ha dado la vuelta al mundo. Para algunos medios brit¨¢nicos ha nacido una nueva "princesa": Pippa.
Su foto, con ese vestido blanco de l¨ªneas sencillas, se ha repetido casi tanto como el que luci¨® la protagonista del d¨ªa. Ambos est¨¢n firmados por Sarah Burton para la casa Alexander McQueen. Por la noche, en la fiesta que el pr¨ªncipe Carlos ofreci¨® en el palacio de Buckingham volvi¨® a lucir espectacular con un traje verde.
Pero lo mejor de Pippa es la naturalidad con que afront¨® el reto de ser la responsable del cortejo nupcial de una boda real delante de 2.200 millones de espectadores. Con Enrique de Inglaterra, el hermano travieso de Guillermo, formaron una pareja perfecta para la misi¨®n. Pero si alguien piensa que Pippa puede alg¨²n d¨ªa convertirse tambi¨¦n en princesa de verdad, se equivoca. Esta joven universitaria est¨¢ comprometida, tiene planes profesionales y no parece gustarle mucho la vida p¨²blica. Su reinado ser¨¢ corto, aunque ya tiene 600.000 seguidores en su cuenta de Facebook. En un destacado lugar de Westminster s¨ª hab¨ªa otra mujer que puede ser princesa. Se trata de Chelsy, la que ha sido novia de ida y vuelta de Enrique. Kate y Guillermo la convidaron porque la consideran una m¨¢s de la familia. La relaci¨®n con el hijo menor de Carlos de Inglaterra est¨¢ en estos momentos interrumpida, pero su presencia ha disparado las alarmas.
Otro de los ¨¢ngulos de la boda es c¨®mo la familia Middleton ha encajado en la encorsetada aristocracia brit¨¢nica siendo los primeros miembros de clase media que emparentan directamente con la reina Isabel. Los Middleton, ¨¦l expiloto y ella exazafata, regentan un negocio de fiestas infantiles en el que Kate era la responsable de la web. Ahora les tocar¨¢ salir en la foto de familia.
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