El timo del modelo Alzira

Hierve Internet en las ¨²ltimas semanas con el balance de los m¨¢s de diez a?os pasados desde que la Generalitat valenciana decidi¨® comenzar a experimentar con un nuevo modelo de gesti¨®n sanitaria p¨²blica-privada. El hospital de La Ribera lo construir¨ªa y gestionar¨ªa una empresa del ramo, Adeslas (aunque con el generoso apoyo inicial de nuestras cajas de ahorros del momento, siempre dispuestas a enterrar dinero para que otros lo ganaran con red de seguridad), para demostrarnos a todos que la gesti¨®n privada mejora con mucho la p¨²blica.

La idea era sencilla. Tomemos el gasto sanitario p¨²blico por habitante que se hace por parte de la Generalitat y, una vez tenemos esa cifra, encarguemos a la empresa que gestiona el hospital que atienda a la poblaci¨®n de la zona por una cantidad per c¨¢pita menor. Y todos contentos. Los pacientes, que tienen un hospital que parece un centro privado para ricos, oiga. Los contribuyentes, que por el mismo servicio (o mejor) pagamos menos. La Administraci¨®n, que se quita un problema de encima (esto de gestionar servicios p¨²blicos siempre es un marr¨®n). Y los empresarios del sector, encantados tambi¨¦n, pues encuentran una oportunidad de hacer negocio. Fant¨¢stico, ?verdad?, por mucho que m¨¦dicos y dem¨¢s personal sanitario se quejen, ya que las mejoras en la eficiencia prestacional pasan inevitablemente por reducir su n¨²mero y sueldo (pero, ?acaso ser atendido por personal bien tratado es importante?).

Lamentablemente, la pr¨¢ctica demostr¨® desde un primer momento que esta teor¨ªa casaba mal con la realidad. En primer lugar, porque el hospital de Alzira siempre ha tenido que hacer menos cosas que los de la red p¨²blica. En ese hospital nunca se han desarrollado tareas de investigaci¨®n dignas de ese nombre y su implicaci¨®n docente ha sido muy escasa. Ambas facetas cuestan dinero y repercuten muy positivamente en la sociedad. La red p¨²blica las hace, el modelo Alzira no. Es dudoso que se pueda alardear de mejor eficiencia cuando con menos coste no haces lo mismo sino menos.

Pero ni siquiera as¨ª la gesti¨®n privada logr¨® ganar dinero. La concesi¨®n hubo de ser rescatada por la Administraci¨®n y la Generalitat pag¨® varias decenas de millones de euros a la misma concesionaria a la que, a continuaci¨®n, volvi¨® a asignar la gesti¨®n del centro. Eso s¨ª, con el dinero que se cobraba por habitante convenientemente incrementado. Y, de paso, asumiendo la propia Administraci¨®n cada vez una mayor parte de los gastos, como los costes de transporte o farmac¨¦uticos, por ejemplo. Con estos apa?os, oficialmente, el gasto por habitante que supone ese hospital sigue aparentemente por debajo de la media de todo el territorio valenciano. En la pr¨¢ctica, sin embargo, estamos pagando m¨¢s a la gesti¨®n privada de lo que costar¨ªa la atenci¨®n sanitaria en esa comarca si el servicio lo prestara la Ag¨¨ncia Valenciana de Salut. En cifras, el coste por habitante en la red p¨²blica es de poco m¨¢s de 700 euros (de los que m¨¢s de 200 corresponden solo al gasto en farmacia), mientras que a la empresa privada le pagamos unos 600 euros por habitante de su zona. La estafa es monumental. Un timo en toda regla que s¨®lo requiere, para ser descubierto, de saber sumar y restar. Parece, sin embargo, que a nuestros actuales gestores se les ha olvidado la calculadora en casa y por eso siguen optando por extender m¨¢s y m¨¢s el modelo.