Regreso, medio siglo despu¨¦s, al lugar m¨¢s profundo del planeta
El millonario Branson lidera un proyecto para bajar en submarinos al abismo Challenger, a 10.000 metros de profundidad en la fosa de las Marianas
?Qu¨¦ es m¨¢s dif¨ªcil, ir a la Luna, o bajar al lugar m¨¢s profundo del planeta? 24 astronautas han visitado la Luna, pero s¨®lo dos personas han bajado al llamado abismo Challenger, en la fosa de las Marianas, a 10.911 metros de profundidad y donde la presi¨®n supera las mil atm¨®sferas. Fue en 1960. Ahora ni siquiera hay un veh¨ªculo capaz de llevar personas ah¨ª abajo -tampoco hay cohetes que puedan poner un humano en la Luna-. ?O tal vez s¨ª? El multimillonario Richard Branson anunci¨® recientemente sus planes para volver a la Fosa de las Marianas en los pr¨®ximos a?os. Los cient¨ªficos se frotan las manos por la posibilidad de obtener muestras y analizar la vida y el entorno en las fosas abisales, uno de los ecosistemas m¨¢s desconocidos de la Tierra.
Est¨¢ a 10.911 metros de profundidad y la presi¨®n supera all¨ª las mil atm¨®sferas
Cient¨ªficos y universidades de prestigio participan en esta aventura
Podr¨ªa no ser m¨¢s que el alarde de un amante del riesgo con dinero, pero Branson, propietario del grupo Virgin, tiene cierta credibilidad. Financi¨® el desarrollo del primer avi¨®n privado capaz de subir al espacio, y su compa?¨ªa VirginGalactic ofrece vuelos tur¨ªsticos suborbitales -a¨²n no hay fecha para el primero-. Adem¨¢s, en su aventura marina Branson se acompa?a de cient¨ªficos de prestigiosos centros de investigaci¨®n, como el Instituto Scripps de Oceanograf¨ªa en La Jolla (California) y varias universidades.
Branson y otro piloto, Chris Welsh, se alternar¨¢n en sus inmersiones a bordo de un submarino capaz de albergar un ¨²nico tripulante e innovador tecnol¨®gicamente. No utiliza sistemas basados en el peso o en el desplazamiento de masas, como los sumergibles convencionales, sino que tiene alas y, como en un avi¨®n, son las fuerzas que act¨²an sobre ellas las que lo hacen desplazarse -a unos 5 kil¨®metros por hora-. No depende de una nave matriz. Mide unos cinco metros de largo y en ¨¦l el piloto se coloca boca abajo, "como la mayor¨ªa de los animales marinos", explica su creador, el ingeniero Graham Hawkes, en su web.
Hawkes, que vende desde hace a?os submarinos as¨ª para inmersiones de ocio a unos cientos de metros, dice que suponen "una transici¨®n tecnol¨®gica similar a la del paso de los globos aerost¨¢ticos a los veh¨ªculos voladores m¨¢s pesados que el aire, como los aviones de alas fijas". El de VirginOceanic es de fibra de carbono y titanio, con una cabina de cuarzo. Puede bajar al fondo y subir en cinco horas, aunque su autonom¨ªa es de 24 horas. Ahora bien, solo ha sido probado hasta ahora en la Bah¨ªa de San Francisco; los ensayos de presi¨®n comenzar¨¢n estos meses.
El viaje ser¨¢ muy distinto del de Jacques Piccard y Don Walshen el batiscafo Trieste, en 1960. El Trieste med¨ªa unos 15 metros de largo, pero sus tripulantes ocupaban una esfera de poco m¨¢s de un metro de di¨¢metro; ve¨ªan el exterior -iluminado con l¨¢mparas que resistieron la presi¨®n sin problemas- por una min¨²scula ventana de plexigl¨¢s que se agriet¨® en el descenso. Tras 4 horas y 48 minutos de descenso, parte de ellos aislados por fallos en la comunicaci¨®n con la nave nodriza, Walsh y Piccard pasaron 20 minutos en el fondo, a solo 7 grados de temperatura y comiendo chocolatinas. Volvieron sin ninguna imagen porque el polvo en suspensi¨®n lo oscurec¨ªa todo.
Otros dos veh¨ªculos no tripulados han bajado a la fosa. El japon¨¦s Kaiko tom¨® muestras en tres inmersiones entre 1995 y 1998, en las que sorprendidos investigadores -que no esperaban hallar tanta vida en condiciones tan extremas- encontraron numerosos animales unicelulares llamados foramin¨ªferos. Otro veh¨ªculo, Nereus, del Instituto Oceanogr¨¢fico Woods Hole, pas¨® 10 horas en el fondo tomando muestras -por primera vez de rocas- e im¨¢genes.
Pero el desconocimiento es a¨²n inmenso. Francisco S¨¢nchez, del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO), que explora ahora los fondos del Banco de Galicia y el Ca?¨®n de Avil¨¦s para su posible inclusi¨®n en una futura red de ¨¢reas marinas protegidas, lo expresacon una comparaci¨®n habitual: "Conocemos mucho peor el oc¨¦ano profundo que otros planetas".
El oc¨¦ano profundo, que cubre m¨¢s del 65% de la superficie del planeta y supone m¨¢s del 95% de la biosfera global, est¨¢ muy poco explorado. Los ocean¨®grafos estiman que solo hay estudios detallados de "menos del 0.01% del suelo oce¨¢nico profundo, el equivalente a unos pocos campos de f¨²tbol", escrib¨ªa en una revisi¨®n reciente en la revista Biogeosciences Eva Ram¨ªrez Llodra, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), en Barcelona. Pero "lo poco que sabemos indica que el oc¨¦ano profundo posee uno de los mayores niveles de biodiversidad de la Tierra".
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se han extendido las tecnolog¨ªas para acceder a los m¨¢s de mil metros de profundidad, y los cient¨ªficos alertan insistentemente de que actividades como la pesca y la miner¨ªa puedan destruir ecosistemas que ni siquiera se conocen a¨²n.
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