El libro para ciegos, sin intercambio internacional
Adaptar a formatos accesibles La ca¨ªda de los gigantes de Ken Follet cuesta unos 5.500 euros. Sin embargo, esa fortuna no se aprovecha m¨¢s all¨¢ de Espa?a. Este libro no puede exportarse a, por ejemplo, Colombia.
Los pa¨ªses ricos rechazan levantar este l¨ªmite al derecho de autor a nivel internacional para permitir la adaptaci¨®n de obras a formatos accesibles (braille, audio, archivos digitales) entre organizaciones de discapacitados visuales de cualquier pa¨ªs. Solo 50 Estados contemplan alg¨²n tipo de limitaci¨®n a los derechos exclusivos del autor en sus leyes, entre ellos Espa?a.
Brasil, Paraguay, M¨¦xico y Ecuador presentaron una propuesta de tratado, redactada por la Uni¨®n Mundial de Ciegos (UMC), a la Organizaci¨®n Mundial de la Propiedad Intelectual en 2008. El texto propone una excepci¨®n, que permita la importaci¨®n y exportaci¨®n entre pa¨ªses, para resolver el acceso al conocimiento de los discapacitados visuales, pero la situaci¨®n es de enroque. Mientras ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina lo apoyan; la UE, Estados Unidos, Jap¨®n y Suiza lo rechazan.
La UE garantiza a sus ciudadanos con minusval¨ªa el derecho a acceder a las obras sin permiso del creador, pero rechaza esta flexibilizaci¨®n en el resto del mundo porque prefiere una recomendaci¨®n no vinculante.
"La UE sugiere pactos bilaterales, pa¨ªs por pa¨ªs, entre ONG y sociedades de gesti¨®n. Nosotros queremos internacionalizar las mismas excepciones que hay a nivel nacional. La Ley de Propiedad Intelectual nos permite hacer libros accesibles, pero no dice nada de la exportaci¨®n a terceros", explica Francisco Mart¨ªnez, de los servicios bibliogr¨¢ficos de la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos Espa?oles (ONCE).
La UMC trata de resolver "el intercambio de obras accesibles para optimizar recursos creando una excepci¨®n para las personas con dificultades con la lectura, sean ciegos o disl¨¦xicos", explica Pablo Lecuona, director de Tiflolibros.
Desde 1999, esta biblioteca argentina pone en com¨²n material adaptado producido en diferentes lugares. Sus 5.000 lectores de habla hispana disponen en Internet de 35.000 archivos de ordenador "para imprimir en braille o leer en pantalla" y 25.000 en audio. "Al no poder transferir el libro ni el archivo digital se duplican las adaptaciones con su sobrecoste".
La ONCE destin¨® 11 millones de euros en 2010 a transcribir al braille, grabar en sonido y/o adaptar en relieve textos, libros y publicaciones. En ocasiones solo para una persona, cuando podr¨ªan ser reutilizados por invidentes de otros pa¨ªses. "La UE no permite el intercambio, pero paga para esto en concepto de cooperaci¨®n al desarrollo", explica Lecuona.
La propuesta de la UMC no pretende "la distribuci¨®n masiva de materiales", dice Mart¨ªnez, sino que se autorice a su organizaci¨®n, entre otras, a enviar un libro adaptado a un ciego de Per¨² o Estados Unidos. La Biblioteca del Congreso le pidi¨® uno. "La respuesta fue no, porque los derechos de autor no lo permiten".
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