Burns se reinventa
El universo opresivo e insano de Charles Burns parec¨ªa haber llegado a una cima inalcanzable en ese hito que fue Agujero Negro, testimonio de un siglo que acababa en el que las inquietudes adolescentes se transformaban en lacra enfermiza para una sociedad hip¨®crita y que, a la vez, abr¨ªa las puertas a la novela gr¨¢fica como f¨®rmula definitiva para la expansi¨®n del c¨®mic en el nuevo siglo XXI. Tras seis a?os alejado de un medio que parec¨ªa haberle dejado exhausto, tras la experiencia de coquetear con la animaci¨®n de Peurs de Noir junto a Mattotti, Richard McGuire o Blutch, Burns vuelve a la historieta con T¨®xico, completando una compleja y arriesgada pirueta, un juego malabar en el que es capaz de reinventarse completamente siendo profundamente fiel tanto a sus claves y obsesiones como a la atm¨®sfera irrespirable que destilan todas sus obras. Y lo hace marcando distancias ya desde el primer vistazo, alej¨¢ndose del formato tradicional americano del comic-book con el que hab¨ªa publicado sus primeras obras o incluso del m¨¢s establecido hoy de la novela gr¨¢fica para proponer una trilog¨ªa de ¨¢lbumes "a la europea", sorprendiendo desde la primera entrega que ahora se publica al establecer las bases de su nuevo relato desde el atrevimiento casi her¨¦tico. Como siempre en la obra de Burns, la definici¨®n de su contenido es dif¨ªcil, pero se puede aventurar que el relato de exclusi¨®n posadolescente que plantea Burns parece prolongar lo mostrado en su anterior obra de forma casi can¨®nica, pero la obsesi¨®n simb¨®lica de aquella es sustituida aqu¨ª por la osad¨ªa provocadora de unir lo inmiscible: el delirio lis¨¦rgico beatnik de William Burroughs con la inocencia aventurera de Herg¨¦ en un entorno propio de Lewis Carroll. Si Alicia segu¨ªa al estresado y tard¨®n conejo blanco a su madriguera, en T¨®xico su protagonista perseguir¨¢ a un simb¨®lico gato negro a trav¨¦s de un oscuro agujero que le llevar¨¢ a un mundo on¨ªrico de inspiraci¨®n tintiniana. Brillantes colores y trazo limpio heredados de la l¨ªnea clara propia del universo del joven reportero del Petit Vingti¨¨me, pero que son usados por el autor americano para esconder pesadillas oscuras, im¨¢genes perturbadoras que evocan una realidad malsana y que resultan todav¨ªa m¨¢s inquietantes, si cabe, que ese feroz y radical blanco y negro que marc¨® toda la obra anterior de Charles Burns. El mundo de aventura de Tint¨ªn mantiene respetuosamente la inspiraci¨®n de sus ex¨®ticos escenarios, pero en la interpretaci¨®n de Burns se pueblan de los extra?os habitantes de su mundo anterior, de visiones angustiosas que remiten al Lynch m¨¢s s¨®rdido y desasosegante, completando una lista de invitados a un almuerzo desnudo que se antoja tan sugerente como aterrorizador. Es dif¨ªcil hacer valoraci¨®n de una obra por su primera entrega, pero es dif¨ªcil no quedar "intoxicado" por la nueva propuesta de Burns. La espera de la siguiente dosis ser¨¢ dura.
T¨®xico
Charles Burns
Traducci¨®n de Roc¨ªo de la Maya Retamar
Mondadori. Barcelona, 2011
64 p¨¢ginas. 17,90 euros
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