Una historia sencilla
Leonardo Sciascia escogi¨® una cita de Frederich D¨¹rrenmatt para abrir la ¨²ltima novela que public¨®, Una historia sencilla. "Una vez m¨¢s quiero sondear escrupulosamente las posibilidades que tal vez queden a¨²n a la justicia". Extra¨ªda de su libro Justicia, la frase, cargada de iron¨ªa, ten¨ªa que ver con un argumento que hurgaba en las tripas de la corrupci¨®n, tan t¨ªpico del autor italiano, y viene al caso estos d¨ªas en que los sondeos electorales irrumpen en las noticias al mismo tiempo que persiste el lento goteo de acontecimientos judiciales en los casos que afectan a muchos de los pol¨ªticos valencianos actualmente en el poder. Ayer mismo, sobre los ecos de la encuesta electoral del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, devastadora para los socialistas en todo el territorio peninsular, asom¨® de nuevo la instrucci¨®n del caso G¨¹rtel, con la solicitud desde el Tribunal Superior de Justicia de las acreditaciones de aforados previa a la asunci¨®n de la parte de m¨¢s enjundia del sumario relacionado con las instituciones valencianas, en manos de los populares.
As¨ª, por una parte, apuntan las encuestas a una impunidad electoral del caso G¨¹rtel, a un coste cero de las imputaciones de soborno, prevaricaci¨®n, tr¨¢fico de influencias y financiaci¨®n ilegal que planean sobre la c¨²pula del poder valenciano, dado que pronostican una victoria c¨®moda del PP de Francisco Camps el pr¨®ximo 22 de mayo en las elecciones auton¨®micas y municipales. Y el dato inquieta a los sectores de opini¨®n m¨¢s escandalizados por la corrupci¨®n, como es l¨®gico, mientras extiende una sensaci¨®n de impotencia entre la ciudadan¨ªa que cree que la decencia no es un tema menor para el funcionamiento de la democracia. Por otra parte, "las posibilidades que tal vez a¨²n le queden a la justicia" siguen intactas, con el procedimiento judicial cada vez m¨¢s cerca de sentar a pol¨ªticos valencianos en el banquillo.
La disonancia entre una din¨¢mica electoral que parece ajena a las exigencias de transparencia y honradez -aunque la opini¨®n p¨²blica refleje al mismo tiempo un perceptible deterioro de la imagen del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, principal responsable de lo que ocurre-, y una din¨¢mica judicial que avanza con paso lento pero inexorable es fuente de malestar y de perplejidad para muchos. Desde que Camps amenaz¨® con emprender acciones en defensa de su honor y neg¨® con vehemencia haberse dejado sobornar con regalos, nada m¨¢s hacerse p¨²blica su implicaci¨®n personal en los oscuros manejos de su Administraci¨®n con la red que encabezaba Francisco Correa y que tan eficazmente representaba en Valencia ?lvaro P¨¦rez, el clima pol¨ªtico se ha ido enrareciendo. La defensa numantina del liderazgo de Camps trata ahora de conjurar las evidencias judiciales con el apoyo del electorado. Vano intento, por lo que a las responsabilidades legales se refiere, aunque sus efectos sobre la pol¨ªtica, seg¨²n lo que pase el 22 de mayo, vayan a perdurar y agudizarse.
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