?ngel Madro?ero, exdirector del Banco de Espa?a
Este riojano fue discreto hasta el final. ?ngel Madro?ero, fallecido el jueves en Madrid, perteneci¨® a esos economistas que, sin boato ni aureola, manej¨® la supervisi¨®n financiera y sent¨® las bases de la solvencia de la banca espa?ola de la que pol¨ªticos actuales presumen en los c¨ªrculos internacionales y las reuniones de los pa¨ªses avanzados. Era t¨¦cnico de aduanas, uno de los cuerpos de Estado que m¨¢s luch¨® por la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Permaneci¨® 26 a?os como director general y dej¨® el cargo con 66 a?os, aunque pod¨ªa haber seguido cuatro a?os m¨¢s.
Tras su jubilaci¨®n segu¨ªa acerc¨¢ndose muchos d¨ªas a una cafeter¨ªa cercana a la sede central del Banco de Espa?a en Madrid donde desayunaba leyendo minuciosamente la prensa. Poco aficionado a hablar con los periodistas, este t¨¦cnico pertenec¨ªa a ese prototipo de funcionario de banco central, prudente, pragm¨¢tico y conocedor de los entresijos financieros del sistema. Bajo su mandato se produjo la entrada en el mercado espa?ol de los principales bancos extranjeros desde los norteamericanos a los japoneses pasando por los brit¨¢nicos, alemanes y franceses. Siempre dec¨ªa que la banca espa?ola era solvente pero que ten¨ªa pendiente una modernizaci¨®n en la operativa que pod¨ªa venir de las entidades punteras del exterior. Trabaj¨® codo con codo con Luis ?ngel Rojo y Raimundo Ortega con Mariano Rubio al frente de la entidad. Los problemas fiscales de ¨¦ste minaron el ¨¢nimo de Madro?ero que sufri¨® como algo muy cercano la salida de Rubio, una persona que ¨¦l contrato para el Servicio de Estudios del banco emisor. En la etapa de Rojo de gobernador trabaj¨® con la misma ilusi¨®n.
Estuvo en muchos departamentos del Banco de Espa?a por lo que consigui¨® un amplio conocimiento de la entidad y siempre se mostr¨® exigente con el coeficiente de solvencia de la banca. Madro?ero dec¨ªa que los bancos centrales ten¨ªan el antip¨¢tico papel de guardi¨¢n y de polic¨ªa de las finanzas. Detestaba los signos externos y recelaba de los financieros de alto copete que, a su juicio, no encajaban con los verdaderos banqueros que prestaban y vigilaban sus r¨¦ditos. Contribuy¨® a la modernizaci¨®n del Banco de Espa?a y a la incorporaci¨®n de la antigua peseta al Sistema Monetario Europeo.
Nunca le convencieron las participaciones bancarias en la industria, porque hab¨ªa visto la crisis bancaria de los ochenta con Banca Catalana, Urquijo y otros ejemplos de ramificaci¨®n en el tejido industrial. Tampoco cre¨ªa que las cajas de ahorros debieran entrar en la industria, hecho que posiblemente el tiempo le ha dado la raz¨®n. igual que su rechazo a que los pol¨ªticos mandasen en las cajas.
Nunca hizo ostentaci¨®n de su cargo y apost¨® por la discreci¨®n p¨²blica. Defendi¨® el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD) como un instrumento ¨²til para afrontar las crisis de las entidades y en el banco central sus informes eran conocidos por ser s¨®lidos y fundamentados.
A veces en el banco dec¨ªan "palabra de Madro?ero".
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