Quo vadis, 15-M
Desplazar en M¨¢laga la m¨²sica militar, y en Canaletes a la gent del Bar?a, ya es toda una haza?a bien significativa (y ojal¨¢ que no la ¨²ltima) de l@s indignad@s, que se irguieron con inteligencia y valor justo en el momento en que pla?¨ªamos porque "esta sociedad est¨¢ muerta, no reacciona".
Pero tras el deslumbramiento inicial y la adhesi¨®n autom¨¢tica, reconozco que me asaltaron algunos temores. El m¨¢s urgente ten¨ªa que ver con los primeros mensajes emitidos: no les votes, todos son la misma mierda, esta democracia no es real... Y servidora, por a?ada y reflexi¨®n firme partidaria de las urnas, tiende a considerar tan in¨²til y deprimente la abstenci¨®n como el voto en blanco o nulo, por mucho chistecito o rodaja de chorizo que se introduzca en el sobre.
Luego surgieron otras confianzas y otras desconfianzas. Por una parte, la forma de comportarse y relacionarse en las acampadas, la amable recuperaci¨®n de un espacio p¨²blico para el ejercicio del civismo imaginativo, corajudo y participativo. Entre las segundas, cierto disgusto ante el tufo "espiritual" que, por ejemplo, lleva a jalear a la monja anti-vacunas. Y sobre todo, dos agujeros negros en el cat¨¢logo de reclamaciones: no parec¨ªan existir ni el valenciano ni los problemas de las mujeres. El lenguaje con que se expresaba la revuelta era reciamente castellano y muy en masculino. Tambi¨¦n llegaron noticias alarmantes desde Sol, como que hab¨ªan arrancado entre abucheos una pancarta que dec¨ªa que "la revoluci¨®n ser¨¢ feminista o no ser¨¢". Creo que esto se ha solucionado con di¨¢logo y entendimiento, y ahora ya funcionan incluso comisiones de g¨¦nero. En Barcelona las mujeres se movieron pronto, se empoderaron de su parte de la revuelta, y cuentan con un entoldado propio desde el que emitir la reivindicaci¨®n igualitaria.
Ante las acampadas pronto se han desatado paranoias varias y un serio intento de desprestigiar a alguno de sus iniciadores (j¨®venes ilustrados) llam¨¢ndoles "h¨¦roes prefabricados por el gran capital internacional". Confiemos en que las teor¨ªas de la conspiraci¨®n no se ense?oreen tambi¨¦n de las asambleas, donde empezaba a cundir la idea de una extensa y manipuladora infiltraci¨®n de esp¨ªas gubernamentales.
Por lo dem¨¢s, ya sabemos que el 15-M no puede tener respuesta a todas las preguntas, y que no basta con preservar una isla de utop¨ªa en medio del triunfo escandaloso de la derecha (aunque matizado en el ¨¢mbito valenciano). Y que para aspirar a una cierta continuidad, a no quedarse en un rom¨¢ntico episodio a relatar a los nietos, no puede dejar de contar con las organizaciones c¨ªvicas ya existentes, sabiendo que la presi¨®n sobre la izquierda institucional y los sindicatos ha de ser importante y permanente si se pretende urdir un nuevo contrato social. Vigilancia y presi¨®n en absoluto incompatibles con acciones espec¨ªficas, como la simb¨®lica retirada de fondos de los bancos o la presencia en la calle. ?Qui¨¦n ha dicho que la democracia representativa y la participativa no pueden ir de la mano?
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