La paz a gritos en el Madrid
Lo que ten¨ªamos que decir ya lo ha dicho Valdano, nuestro portavoz y quien mejor representa la imagen del club", dijo en diciembre pasado el presidente del Real Madrid, Florentino P¨¦rez. El mismo que acaba de despedir a Jorge Valdano, director general del club, para pacificar un ambiente enrarecido desde que el entrenador, Jos¨¦ Mourinho, plante¨® a su presidente el dilema cl¨¢sico de todos los obsesionados con el poder: "?l o yo".
Es evidente que ha optado por el chantajista: para evitar "disfunciones", ha dicho, es decir, para intentar calmar a quien en caso contrario podr¨ªa revolverse contra quien le contrat¨® por 10 millones de euros.
El entrenador ser¨¢ por tanto quien represente a partir de ahora la imagen del Madrid, el "se?or¨ªo" que seg¨²n su presidente ha caracterizado la historia del club. Ese estilo propio se resumir¨ªa, seg¨²n ha teorizado hace poco el escritor Javier Mar¨ªas, en saber perder sin victimismos y saber ganar sin prepotencia. Sea real o algo idealizada, esa imagen se ha visto desmentida esta temporada casi cada vez que Mourinho ha abierto la boca.
Su obsesiva b¨²squeda de culpables de las derrotas lo ha llevado a ver por doquier conspiraciones arbitrales, period¨ªsticas, federativas, y ha producido piezas tan inolvidables como aquel "estoy cansado de ser el ¨²nico que defiende a mi equipo" o el reciente discurso de los porqu¨¦s: por qu¨¦ tanta injusticia y persecuci¨®n en todos los equipos que ha dirigido. Entre los efectos de esos excesos destaca el desprestigio del Madrid ante las instancias internacionales del f¨²tbol, el envenenamiento de las relaciones entre jugadores del Madrid y del Bar?a, compa?eros fraternales en la selecci¨®n, y el contagio de las reacciones sectarias a futbolistas de la casa que siempre hab¨ªan destacado por su ponderaci¨®n y elegancia con los rivales.
Valdano era el chivo expiatorio ideal del mourinhismo: es culto y habla bien sin necesidad de gritar, grave pecado en el orden populista que se est¨¢ imponiendo en el f¨²tbol espa?ol. Se dice que todo viene de su apuesta para que siguiera Pellegrini, otro que no es ruidoso. Si eso implic¨® recomendar a P¨¦rez que no fichase a Mourinho, nunca habr¨ªa sido Valdano tan leal a los intereses de su presidente.
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