El S¨¢hara Occidental en el nuevo tiempo ¨¢rabe
Del "nuevo tiempo ¨¢rabe" no ha estado ausente el S¨¢hara Occidental. No lo ha estado porque tal vez haya protagonizado el primer brote de protesta con el campamento de Gdeym Izik en octubre-noviembre de 2010. Una protesta que ligaba las reivindicaciones sociales y econ¨®micas, derivadas de una crisis end¨¦mica de marginaci¨®n, con otras m¨¢s pol¨ªticas que reclamaban el control de los recursos y el control de su destino por la poblaci¨®n del territorio.
Como las revoluciones y revueltas ¨¢rabes, dicha protesta estuvo protagonizada por la juventud, revelando su capacidad de organizaci¨®n y autogesti¨®n, hasta el punto de obligar al propio Estado marroqu¨ª a negociar con estos nuevos interlocutores y a realizar promesas, traicionadas con el levantamiento intempestivo del campamento cuando arrancaba otra ronda de negociaciones en Nueva York entre Marruecos y el Polisario.
Solo un Marruecos democr¨¢tico podr¨¢ hacer propuestas cre¨ªbles para una soluci¨®n negociada
Los saharauis deben tender puentes a los que representan el cambio en Marruecos
Golpe de efecto del sector duro del r¨¦gimen marroqu¨ª que tem¨ªa que la negociaci¨®n con el Polisario podr¨ªa llevar alg¨²n d¨ªa a concesiones que significasen el fin de sus intereses, enmascarado detr¨¢s de la defensa de la "integridad territorial".
Entre las consecuencias de este acontecimiento est¨¢ la emergencia de un nuevo liderazgo en el S¨¢hara. Aunque reprimidos y encarcelados los organizadores de la protesta, con ellos -o con su relevo- tendr¨¢ que v¨¦rselas, antes o despu¨¦s, el propio Estado marroqu¨ª, para dar una soluci¨®n de fondo, junto con el Polisario, al problema. Est¨¢ tambi¨¦n la expresi¨®n de voces disidentes de la "unanimidad nacional", como el informe cr¨ªtico de la AMDH o la actitud decidida de una saharaui retornada a Marruecos, Gajmula Ebbi, hoy diputada del PPS, que cont¨® la verdad de la traici¨®n de que fueron objeto los negociadores saharauis y ella misma, mediadora en la negociaci¨®n, primero en los medios de comunicaci¨®n espa?oles y finalmente tambi¨¦n, tras muchas descalificaciones y acusaciones, en la prensa marroqu¨ª.
Hay que vincular la protesta de El Aai¨²n al inicio del "nuevo tiempo ¨¢rabe", porque han sido los j¨®venes, con f¨®rmulas imaginativas de convocatoria y organizaci¨®n, los protagonistas que han obligado a un poder autoritario a negociar. El "campamento juvenil" como f¨®rmula de protesta lo vamos a ver reproducido poco m¨¢s tarde en la Kasbah de T¨²nez o en la plaza del Tahrir de El Cairo, gracias a las im¨¢genes difundidas por la cadena qatar¨ª Al Yazira que se emple¨® a fondo en el desarrollo del conflicto sahariano como respuesta a la expulsi¨®n de Marruecos de la corresponsal¨ªa de esta televisi¨®n. Por ello, la protesta de Gdeym Izik es el primer levantamiento contra la hogra, contra la humillaci¨®n de los pueblos ¨¢rabes, que se encadenar¨¢ cronol¨®gicamente con los de T¨²
nez, Egipto, Yemen, Bahr¨¦in, Libia o Siria. Y tambi¨¦n Marruecos, donde el Movimiento del 20 de Febrero inici¨® una serie de manifestaciones por un cambio constitucional, contra la corrupci¨®n y por una monarqu¨ªa parlamentaria, obligando al rey a prometer en su discurso del 9 de marzo una reforma en profundidad de la Constituci¨®n.
?D¨®nde ha estado el S¨¢hara en todo este proceso? ?Y los saharauis?
Puede decirse que bastante ausentes. Entre los presos liberados por el monarca como gesto de credibilizaci¨®n de sus promesas de cambio figuraban tres saharauis independentistas, del grupo de Ali Salem Tamek, pero en libertad provisional, en condiciones distintas a los dem¨¢s. Siempre el S¨¢hara o los saharauis en condiciones de excepci¨®n. En las reivindicaciones de los j¨®venes del 20 de febrero, el S¨¢hara no figuraba para nada, ignorantes de hasta qu¨¦ punto encontrar una salida al problema sahariano es vital para la salud de Marruecos, "enfermo del S¨¢hara" como dijera el poeta marroqu¨ª Abdellatif La?bi.
Pero tampoco han llegado las protestas por un cambio constitucional a las tierras del S¨¢hara. Los factores que han hecho que la regi¨®n permanezca al margen del proceso han sido el desentendimiento, por parte de los sectores de la poblaci¨®n oriunda partidarios de la independencia, de lo que consideran un asunto exclusivamente marroqu¨ª en el que no deben mezclarse, unido al clima de excepci¨®n que vive desde hace 35 a?os el territorio, al que no han llegado los aires de relativa apertura extendidos por las ciudades de Marruecos, as¨ª como la inexistencia de un s¨®lido tejido asociativo que pueda animar y promover unas protestas similares a las que tuvieron lugar en las ciudades a las que lleg¨® el Movimiento del 20 de Febrero.
Indirectamente, el problema del S¨¢hara s¨ª est¨¢ detr¨¢s de procesos en curso como el de la regionalizaci¨®n, a trav¨¦s del cual el Marruecos oficial trata de encontrar desde hace a?os una salida a la cuesti¨®n saharaui. En las conclusiones presentadas por la comisi¨®n encargada apenas se vislumbra la posibilidad de un verdadero autogobierno para las dos nuevas regiones en que se divide el S¨¢hara Occidental, lejos de las amplias competencias a un Gobierno regional de todo el territorio que planteaba la Iniciativa para la Autonom¨ªa en el S¨¢hara que Marruecos propuso en 2007.
El otro proceso en curso en Marruecos es el de la reforma constitucional. Solo un Marruecos democr¨¢tico podr¨¢ hacer propuestas cre¨ªbles para lograr una soluci¨®n negociada en el S¨¢hara como preconizan las Naciones Unidas. ?Pero puede salir del actual proceso una nueva estructura democr¨¢tica del r¨¦gimen marroqu¨ª? Los m¨¢s pesimistas auguran que no y los m¨¢s realistas estiman que se dar¨¢ alg¨²n paso positivo en la cesi¨®n de algunas de las prerrogativas del monarca, sin lograr una verdadera monarqu¨ªa parlamentaria en la que el rey reine pero no gobierne.
Pero la verdad es que estamos ante un proceso que depender¨¢ de la correlaci¨®n de fuerzas. Y que sin duda no concluir¨¢ con el refer¨¦ndum constitucional. Pues, si no se alcanzan los objetivos del Movimiento del 20 de Febrero, el proceso se prolongar¨¢ mediante presiones, marchas y luchas hasta lograr sus objetivos. ?D¨®nde estar¨¢n los saharauis en todo este proceso? ?Al margen o intentando sensibilizar a ese movimiento de la justicia de las reivindicaciones saharauis de autodeterminaci¨®n y de autogobierno? Una opini¨®n marroqu¨ª que ha vivido bombardeada con la idea de que el S¨¢hara es marroqu¨ª y punto, no ser¨¢ f¨¢cil de sensibilizar sobre que hay una identidad saharaui que respetar, de que la pol¨ªtica securitaria de Marruecos en la regi¨®n ha sido nefasta, ignorando en todo momento a la poblaci¨®n del territorio, marginada y excluida de los centros de decisi¨®n que le concern¨ªan.
Pero hay un camino com¨²n entre las aspiraciones de los saharauis y las del Movimiento del 20 de Febrero para acabar con la autocracia en Marruecos, que deben llevar al entendimiento y a la convergencia t¨¢ctica. Sin democracia y sin soluci¨®n definitiva, se mantendr¨¢ la pol¨ªtica de violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos que tanto denuncia el Polisario, permanecer¨¢ el imperio de la corrupci¨®n que deja el control de todos los asuntos en manos de unos cuantos caciques militares o civiles.
El "nuevo tiempo ¨¢rabe" ha implicado un cambio decisivo y es que las poblaciones han revelado su politizaci¨®n, su inter¨¦s por la cosa p¨²blica. Pero en Marruecos esas poblaciones j¨®venes desconocen por completo la verdadera dimensi¨®n del problema del S¨¢hara, intoxicados con una visi¨®n chovinista que nunca les ha alertado de que all¨ª viven unas poblaciones cuyas aspiraciones deben respetar y con las que deben concertarse.
Se hace imprescindible rehabilitar al saharaui ante el marroqu¨ª para evitar que este lo confunda con un enemigo de su pa¨ªs. Es necesario que los saharauis tiendan puentes hacia quienes representan una esperanza de cambio para Marruecos.
Tanto si la reforma constitucional lleva a buen puerto como si se queda a mitad de camino, los protagonistas del Marruecos de ma?ana deber¨¢n entenderse con los protagonistas del S¨¢hara de ma?ana para encontrar juntos una salida. Si esta es la de la autonom¨ªa o incluso la de un Estado libre asociado confederado con Marruecos, o la de la independencia, como ha sido el caso del Sud¨¢n del sur, harto de vivir en un Estado que no respeta sus derechos, depender¨¢ de que Marruecos resuelva bien la ecuaci¨®n de su reforma constitucional.
Para ello bueno ser¨¢ empezar por normalizar la legitimidad de todas las propuestas de salida al conflicto, as¨ª como el derecho de todos a defenderlas libremente, para que las personas como Ali Salem Tamek no vuelvan a encontrarse con su libertad restringida.
Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa es catedr¨¢tico de Historia del Islam Contempor¨¢neo en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y miembro del Comit¨¦ Averroes.
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