Sabor¨¦ala
?Qui¨¦n nos iba a decir que pod¨ªamos convertirnos en potencia tur¨ªstica? Mientras que nuestra econom¨ªa subi¨® un exiguo 0,3% durante el primer trimestre de 2011, Euskadi, seg¨²n se?alaba hace unos d¨ªas la viceconsejera del ramo, acumula 22 meses seguidos de crecimiento en la llegada de turistas. Abril registr¨® cifras r¨¦cord con la presencia de 212.000 visitantes, el 30% procedentes del extranjero.
En un momento en que algunas de nuestra empresas hist¨®ricas -como la Babcock- se encuentran en fase de liquidaci¨®n o anuncian el despido de una parte importante de sus plantillas -es el caso de ABB (antigua General El¨¦ctrica) o de La Naval-, llama la atenci¨®n el auge actual de un sector como el tur¨ªstico, cuyo peso en el PIB vasco se ven¨ªa situando en torno a un modesto 5%. Es evidente que a?os de "Ven y cu¨¦ntalo" y "Euskadi sabor¨¦ala" han terminado dando sus frutos. En ello, qu¨¦ duda cabe, ha tenido una influencia capital la apuesta por museos como el Guggenheim, bodegas dise?adas por arquitectos de renombre o una oferta gastron¨®mica de fama mundial.
Todav¨ªa nos encontramos muy alejados de regiones como Andaluc¨ªa o Catalu?a, pero ya nos vamos acercando a otras como Galicia. Quiz¨¢, ahora la disyuntiva es limitarnos a un turismo de cierto nivel adquisitivo o lanzarnos tambi¨¦n a la caza del cl¨¢sico guiri, fundamentalmente en aras de la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo.
Al igual que Campbell establece una serie de estadios en el viaje del h¨¦roe, tambi¨¦n el turista de avalancha muestra una serie de querencias para las que habr¨¢ que estar preparado. Una de ellas es la inevitable excursi¨®n a una cueva. No hay destino tur¨ªstico en Espa?a, desde Lanzarote a Mallorca, pasando por la Costa del Sol, que no disponga de su caverna de referencia. Euskadi posee interesantes grutas, tanto por su valor geol¨®gico -Pozalagua- como arqueol¨®gico -Ekain o Santimami?e-, pero me da la impresi¨®n de que no son suficientemente conocidas para nuestros visitantes.
Otra parada habitual en la ruta del guiri es el zoo, loropark, delfinario o similares. Aqu¨ª, aun alejados del nivel de otras comunidades, nos defendemos con el excelente acuario de Donostia y Karpin Abentura en Carranza. Creo que mayor carencia de cara al viajero que siente pavor ante la perspectiva de no saber c¨®mo llenar su tiempo libre es la ausencia de un gran parque de atracciones. El de Igeldo resulta una miniatura frente a las instalaciones existentes en Madrid, Catalu?a o Navarra (Sendaviva).
En cambio, disponemos de un patrimonio paisaj¨ªstico y monumental con el que, a menudo, ni siquiera los propios vascos estamos suficientemente familiarizados. Tesoros art¨ªsticos como el p¨®rtico de Santa Mar¨ªa de los Reyes en Laguardia o conjuntos amurallados tan singulares como el de Labraza bien merecen una visita. Parafraseando un viejo eslogan tur¨ªstico, Euskadi lo tiene todo. Ahora tambi¨¦n la Paz. Ha sido un placer.
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