Qui¨¦n es qui¨¦n en la Academia
La orientaci¨®n conservadora es hegem¨®nica en la RAH - Entre sus miembros hay un sacerdote, un cardenal y un antiguo inspector de la polic¨ªa franquista
Un circuito cerrado donde siempre corren los mismos coches y siempre ganan las mismas escuder¨ªas. Es la definici¨®n que da de la Real Academia de la Historia (RAH) Ver¨®nica Sierra, historiadora de la Universidad de Alcal¨¢ y autora del libro Palabras hu¨¦rfanas, en el que rastreaba las vivencias de los ni?os durante la Guerra Civil y el exilio. Una historia que tiene poco que ver con la de monarcas y poderosos que presiden salas y pasillos de la Academia: "Sigue siendo feudal y burguesa, elitista y anacr¨®nica".
Varios historiadores creen que el magma ideol¨®gico que impregna la instituci¨®n explica la exaltaci¨®n franquista de algunas rese?as del Diccionario. "Muchos miembros de la Academia est¨¢n muy ideologizados en la cultura pol¨ªtica del franquismo y esto se percibe m¨¢s en la historia contempor¨¢nea", sostiene Santos Juli¨¢, bi¨®grafo de Manuel Aza?a, descartado por la Academia para hacer su rese?a. En su lugar, Carlos Seco Serrano realiza una biograf¨ªa cuajada de errores que aviv¨® la pol¨¦mica por la frase que describe el Gobierno de Negr¨ªn como "pr¨¢cticamente dictatorial". Entre los 36 miembros de la RAH -15 superan los 80 a?os y solo tres son mujeres- no figura ning¨²n especialista en la historia reciente. "Una laguna evidente", observa Juli¨¢, que lamenta la ausencia de una generaci¨®n de historiadores con una visi¨®n moderada como Ram¨®n Villares, Pedro Ruiz Torres o Juan Pablo Fusi.
Para Luis Su¨¢rez, la imagen tenebrosa de la guerra se debe a la prensa extranjera
Hay una obra clave que ayuda a saber qui¨¦n es qui¨¦n en la Academia. El Diccionario Akal de historiadores espa?oles contempor¨¢neos (Akal, 2002), escrito por Ignacio Peir¨® y Gonzalo Pasamar, recoge descripciones detalladas sobre carreras y orientaciones pol¨ªticas. Esto ¨²ltimo porque, dice Peir¨®, profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Zaragoza, es "fundamental". "Cuando la ideolog¨ªa domina sobre la historia se hace una historia regular".
Su obra arroja varias sorpresas. Asegura que el acad¨¦mico Eloy Benito Ruano (Madrid, 1921) fue catedr¨¢tico de Historia Medieval en la UNED y, antes, inspector de polic¨ªa. En la orientaci¨®n ideol¨®gica se lee: "Franquista. Perteneci¨® a la Brigada Pol¨ªtico-Social". A otro acad¨¦mico, el catedr¨¢tico y sacerdote Quint¨ªn Aldea Vaquero (Gema, Zamora, 1920), se le tilda de "conservador", pero no es el ¨²nico religioso: el cardenal Antonio Ca?izares ingres¨® en febrero de 2008 con un discurso de exaltaci¨®n cristiana ("La fe cat¨®lica, se profese o no por las personas, y se quiera o no, constituye el alma de Espa?a"). Desde entonces Ca?izares solo ha acudido a una sesi¨®n de la Academia.
Sobre Luis Su¨¢rez Fern¨¢ndez (Gij¨®n, 1924), autor de la biograf¨ªa de Franco en el Diccionario de la RAH, se se?ala que fue catedr¨¢tico de Historia y Est¨¦tica de la Cinematograf¨ªa de la Universidad Aut¨®noma y medievalista. "Franquista. Director general de Universidades e Investigaci¨®n del Ministerio de Educaci¨®n". "Al disponer de los materiales y documentos de Franco, se dedica de manera hagiogr¨¢fica a la figura del dictador y la historia espa?ola reciente". Pruebas de su sesgo ideol¨®gico pueden rastrearse en su ¨²ltimo libro, Franco. Los a?os decisivos (1931-1945), que acaba de publicar Ariel. All¨ª dice: "La propaganda de izquierda ten¨ªa que cubrir entonces dos objetivos: cerrar los ojos del exterior a los crueles y numerosos asesinatos que se estaban cometiendo en zona roja y desprestigiar a un Ej¨¦rcito que empezaba a demostrar el ¨ªmpetu necesario para conseguir la victoria en condiciones de inferioridad num¨¦rica (...). Han sido periodistas extranjeros los que han contribuido a fabricar una imagen de la Guerra Civil m¨¢s tenebrosa de lo que realmente fue".
Volvamos al diccionario de Peir¨® y Pasaman. A Carlos Seco Serrano (Toledo, 1923), que fue catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Complutense y decano, se le define como "mon¨¢rquico y liberal". "Hace una defensa expresa de la Transici¨®n y el Rey a partir de finales de los setenta", a?aden. A Miguel Artola (San Sebasti¨¢n, 1923), que fue catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Aut¨®noma de Madrid, se le describe como "democr¨¢tico y liberal". De Vicente Palacio (Bilbao, 1920), catedr¨¢tico de Historia de Espa?a Contempor¨¢nea, se afirma: "Tradicionalista y franquista, pr¨®ximo a sectores nacionalcat¨®licos y simpatizante del Opus Dei". Palacio firma la rese?a sobre el Rey y pertenece a la comisi¨®n de Historia Contempor¨¢nea que supervis¨® los bi¨®grafos de este periodo junto a Seco Serrano, Artola y Miguel Ochoa Brun, historiador de la diplomacia.
Por su parte, el catedr¨¢tico de Historia Moderna de Madrid, Luis Miguel Enciso Recio (Valladolid, 1930), que fue senador por Valladolid con la UCD, es "de orientaci¨®n intelectual cat¨®lica, conservador de centro" De Gonzalo Anes, director de la RAH, se dice: "Liberal y dem¨®crata". En el libro no figuran datos sobre acad¨¦micos como Hugo O'Donnell, que presidi¨® la comisi¨®n sobre biograf¨ªas militares. O'Donnell firma la rese?a de su suegro, Alfonso Armada, promotor del golpe de Estado del 23-F.
Una minor¨ªa pidi¨® la revisi¨®n total
El comunicado redactado el viernes por la Real Academia de la Historia sobre la junta general que analiz¨® los errores del Diccionario Biogr¨¢fico Espa?ol no refleja el tenso debate que se dio entre los acad¨¦micos. Buena parte de los que intervinieron aseguraron que no estaban dispuestos a ser "censurados" ni a censurar a "historiadores competentes", seg¨²n inform¨® uno de los asistentes a la sesi¨®n. Sin embargo, cuatro acad¨¦micos -Miguel Artola, Luis Antonio Ribot, Josefina G¨®mez y Feliciano Barrios- mantuvieron una posici¨®n muy cr¨ªtica con lo ocurrido. Algunos pidieron una revisi¨®n total del Diccionario y una rectificaci¨®n de aquellos textos err¨®neos. Uno de ellos expres¨® su "verg¨¹enza" por el hecho de que fueran los propios acad¨¦micos los que se hubiesen saltado las normas de objetividad. Dijo, seg¨²n uno de los asistentes, que sent¨ªa "verg¨¹enza ajena" tras leer la rese?a de Escriv¨¢ de Balaguer, escrita por Luis Su¨¢rez. En ella, Su¨¢rez habla de Dios como si fuera el vecino del quinto. Su¨¢rez, que es tambi¨¦n autor de la rese?a de Franco, en la que se niega a tildarle de dictador, no asisti¨® a la junta general.
Entre los partidarios de que solo se optase por "enriquecer" los textos y la minor¨ªa que apostaba por "rectificaciones" y asunci¨®n de responsabilidades, se opt¨® finalmente por la calle de en medio: revisi¨®n de textos y creaci¨®n de una comisi¨®n que supervise algunos textos en la edici¨®n digital. En el comunicado, la Academia asegura que opt¨® por un modelo que respetase "los principios de libertad intelectual y de responsabilidad de los autores, as¨ª como por un pluralismo que recogiera distintas sensibilidades historiogr¨¢ficas". Algo que, sin embargo, contradice las estrictas normas que se envi¨® a cada bi¨®grafo, a quienes se exig¨ªa objetividad, rigor y silencio sobre sus opiniones.
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