Silva lidera el festival de Espa?a

La selecci¨®n espa?ola pas¨® por encima de los Estados Unidos en el Gillette Stadium de Foxborough, el estadio levantado sobre las ruinas del viejo estadio de Massachusetts donde Espa?a perdi¨® los cuartos de final del Mundial de 1994 contra Italia, y Luis Enrique los huesos propios de la nariz por un codazo de Tasotti.

Mantuvo Del Bosque la idea y el planteamiento, y vol¨® su equipo, que jug¨® de memoria ante una decepcionante selecci¨®n estadounidense. Ni punto de comparaci¨®n con aquel equipo que en Bloemfontaine le gan¨® a Espa?a el derecho de jugar la final de la Copa Confederaciones en 2009. Condicionado por el inicio de la Copa de Oro que comienza el pr¨®ximo martes, Bob Bradley, el seleccionador de los yanquis, se guard¨® a su hijo Michael y a Dempsey en el banco y entre otros retoques, cambi¨® a los laterales de banda. Decisiones determinantes, que condicionaron mucho el rendimiento del combinado de Estados Unidos. "Manejar el plantel en estas condiciones es como jugar al sudoku" avis¨® el entrenador norteamericano: no le cuadr¨® la suma ni por casualidad.

Sali¨® Espa?a como un tiro, armada en un cl¨¢sico 4-2-3-1 con Reina de portero, y al cuarto de hora ya hab¨ªa rematado cuatro veces a la porter¨ªa de Howard, incluido un gol anulado a Silva por juega de fuera de Villa. Tan r¨¢pido se pasaban el bal¨®n que a ratos parec¨ªa que jugaba el Bar?a vestido de blanco. Por dentro y por fuera, en corto o en largo, la selecci¨®n de Del Bosque jug¨® una primera parte espectacular. En especial Silva, que jug¨® por detr¨¢s de Negredo y encontr¨® espacios con una espectacular intuici¨®n. Lo del canario no fue simplemente un buen partido, fue un festival de pases y regates. A su talento se enganch¨® la selecci¨®n, que no jugaba mejores minutos desde que hace un a?o, en Sud¨¢frica, gan¨® el Mundial.

De las botas del jugador del City llegaron el primer y el tercer gol de Espa?a, ambos de Cazorla. Tirando paredes se meti¨® hasta la cocina para regalar el bal¨®n a la llegada del asturiano. En medio, Xabi Alonso, l¨ªder y capit¨¢n del equipo en la soleada tarde de Foxborough. El equipo salt¨® a la presi¨®n ahogando a los americanos, que nunca dieron tres pases seguidos y si buscaron en largo se encontraron con Piqu¨¦ y Albiol. El ¨²nico pero de la selecci¨®n est¨¢ en los laterales. Sergio Ramos est¨¢ pidiendo a gritos jugar de central porque se va y no vuelve, generando desequilibrios innecesarios y exigiendo demasiadas coberturas al central, a menudo, a destiempo. Por la otra banda, Capdevila no tiene sustituto. Arbeloa cumple en defensa, pero no le alcanza a colaborar ni en la salida ni en la llegada al ¨¢rea rival.

Los cambios en el segundo tiempo no alteraron ni el orden ni el criterio. El campo, regado a golpe de manguera antes de empezar el partido, ya estaba seco a esas alturas de la tarde y cost¨® mover la pelota con la facilidad del primer tiempo. El marcador permiti¨® pruebas t¨¢cticas a Del Bosque, jugando con l¨ªnea de tres atr¨¢s, meti¨¦ndose Bruno entre Piqu¨¦ y Albiol, sumando los laterales a la l¨ªnea del centro del campo. El debut de Borja Valero, un gol de Torres, que no marcaba con La Roja desde el 3 septiembre del a?o pasado, a pase del centrocampista de Hortaleza y el cuarto de hora que jug¨® Casillas para alcanzar los 120 partidos internacionales, cerraron un partido que Silva convirti¨® en un festival.