Blandir
El eurodiputado espa?ol Sosa Wagner, que tiene dos apellidos que forman un c¨®ctel agridulce, blandi¨® ayer durante su discurso un pepino. De esta forma, ocup¨® los telediarios y puede que hoy mismo sea portada de alg¨²n peri¨®dico; a¨²n no se alcanza a ver desde esta pen¨²ltima posici¨®n ganada a pulso. Un buen espectador sospecha que dentro de poco su imagen servir¨¢ a las humoradas televisivas. Le cambiar¨¢n el sonido y, sacado de contexto, hablar¨¢ de alg¨²n famoso bien dotado o de la vida ¨ªntima de alguna pareja de moda.
Esa forma de ilustrar la pol¨ªtica se parece mucho a los telediarios sensacionalistas. Si por ellos fuera, presentar¨ªan en el plat¨® el cad¨¢ver descuartizado de una v¨ªctima y lo estudiar¨ªan al detalle para goce de los espectadores bien informados. Ense?ar cosas en la tribuna es un mensaje tan antiguo como aquel de los primeros dent¨ªfricos con fl¨²or, cuando un se?or en bata nos dec¨ªa: "Imaginad que esta tiza es un diente". El poder de imaginar, por m¨¢s que se invoque, queda cercenado en cuanto un tipo ense?a. Por eso el erotismo siempre estuvo re?ido con la pornograf¨ªa. Uno es el arte de sugerir y el otro, la disciplina del blandir.
Es una l¨¢stima que el europarlamento solo aparezca en nuestros noticiarios cuando hay una salida de tono. Pasa igual con los partidos de las ligas lejanas, que solo son citados si hay una jugada de torpeza risible, un gol impresionante o una tangana salvaje. La crisis del pepino espa?ol, a medida que se olviden los muertos y el Gobierno alem¨¢n deje de pisotear industrias propias y ajenas, quedar¨¢ como un suceso grotesco y azaroso.
Pero si quieren reconciliarse con la instituci¨®n, busquen en Internet el discurso del eurodiputado Daniel Cohn-Bendit sobre la crisis financiera griega. Tiene un a?o de antig¨¹edad, pero circula por la Red subtitulado a varios idiomas de la Uni¨®n. Si hubiera sacado un pepino o amamantado un beb¨¦ en la tribuna, quiz¨¢ habr¨ªa merecido m¨¢s eco en los informativos.
Pero ahora resuena con la rabia y la brillantez de quien denuncia una manera err¨®nea de hacer las cosas. Sobrevive en la actualidad por la curiosidad de la gente; tiene m¨¦rito, porque los discursos oportunistas de los pol¨ªticos envejecen al ritmo de vida de los mosquitos.
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