La oscuridad hipervisible

A James Wan siempre le perseguir¨¢ el sambenito de ser el fundador del torture porn -ese subg¨¦nero que nace en Saw (2004) y crece con Eli Roth en Hostel (2005)-, a pesar de que su posterior filmograf¨ªa le acredite, insistentemente, como un nost¨¢lgico dispuesto a abrir inesperadas v¨ªas de di¨¢logo con la tradici¨®n.

Si Silencio desde el mal (2007) fue un max-mix de lugares comunes del g¨¦nero de terror que lograba establecer una l¨ªnea de continuidad entre el expresionismo, los cl¨¢sicos de la Universal y el g¨®tico sure?o de los setenta, la casi simult¨¢nea Sentencia de muerte (2007) parec¨ªa enmendarle la plana al hype grindhouse rescatando, en sus mismas fuentes (sub)literarias, los anacronismos ¨¦ticos del cine de vigilantes vertiente Charles Bronson. Insidious, quiz¨¢ su mejor trabajo hasta la fecha, prosigue la labor de encontrar nuevas formas para temas, situaciones y arquetipos gastados por el uso.

Falsa pel¨ªcula de casa encantada, Insidious propone una vuelta a las ra¨ªces esenciales del g¨¦nero para reescribirlas seg¨²n las claves de hipervisibilidad de la imagen en alta definici¨®n: en suma, algo no muy distinto a lo que hizo el veterano Joe Dante en su meritoria Miedos 3D (2009).

Entre otras cosas, Wan logra que la voz del exc¨¦ntrico Tiny Tim interpretando Tiptoe through the tulips resulte inquietante o que un par de personajes accesorios -los acompa?antes de la m¨¦dium- brillen como sutil y eficaz pareja c¨®mica.