La vida dura lejos del mar
El Museu Valenci¨¤ d'Etnologia acaba sus salas permanentes con la inauguraci¨®n de 'Sec¨¤ i muntanya', dedicada a comarcas de interior
El soltero, el fadr¨ª, ese hombre que pasada la treintena permanec¨ªa encadenado a las duras tareas del campo sin posibilidad de encontrar pareja debido al exilio femenino que proporcionaba servidumbre a la capital, es una figura tradicional de los pueblos de interior. Tambi¨¦n de la costa, aunque lejos del mar la lejan¨ªa de los n¨²cleos urbanos dibujaba un panorama quiz¨¢ un punto m¨¢s desolador. Y por eso un audiovisual dedicado al fadr¨ª tiene un lugar destacado en la ¨²ltima sala inaugurada en el Museu Valenci¨¤ d'Etnologia, un espacio de 1.500 metros cuadrados que recorre la memoria de las comarcas del interior, traza un mapa de c¨®mo era la vida hace d¨¦cadas en los enclaves m¨¢s ¨¢ridos, m¨¢s fr¨ªos y expuestos, all¨ª donde hay que luchar m¨¢s duro para arrebatarle sus frutos a la tierra.
Maquetas en tres dimensiones dan idea del desnivel orogr¨¢fico
En una sala penden decenas de objetos de uso cotidiano
Sec¨¤ i muntaya, la nueva sala del museo, completa la exposici¨®n permanente del museo de la Diputaci¨®n de Valencia ubicado en la Benefic¨¨ncia. Si hace a?os ya sorprendi¨® la sala dedicada a los grandes n¨²cleos, La ciutat viscuda. Ciutats valencianes en tr¨¤nsit, que repasaba la conversi¨®n de una sociedad rural en una urbana, y hace un a?o se abri¨® Horta & marjal, dedicada a los ecosistemas humanos m¨¢s ricos de la Comunidad Valenciana, la instituci¨®n que dirige Joan Segu¨ª ha vuelto a apostar por una f¨®rmula expositiva sorprendente que huye de las vitrinas repletas de objetos caducos.
Y as¨ª lo anunci¨® el diputado de Cultura, Salva Enguix: "Huimos de los t¨®picos de que los museos de etnolog¨ªa solo son objetos y objetos y objetos y, como dicen algunos, mucho polvo". As¨ª, para acceder a los nuevos espacios se sube por una escalera en la que cada pelda?o incorpora decenas de n¨²cleos urbanos y top¨®nimos seg¨²n la altitud a la que se encuentre. Una estructura, la escalera, que junto a unos cortes de maquetas tridimensionales dan idea de la riqueza orogr¨¢fica valenciana, que a la vez que multiplica la diversidad paisaj¨ªstica y social del territorio complica las condiciones de vida de sus habitantes.
En estos espacios destaca la arquitectura, en la que la t¨¦cnica de la piedra seca siempre fue un referente, junto a la carpinter¨ªa de madera, que aislaba de las inclemencias meteorol¨®gicas. Una carreta da idea de la importancia del transporte por caminos m¨¢s o menos intransitables para unas comunidades que pese a mantener cierto grado de autosuficiencia, necesitaban importar muchas mercanc¨ªas.
Y una enorme sala, de cuyo techo penden decenas de objetos de uso cotidiano, representa la constelaci¨®n de ¨²tiles necesarios para la vida diaria, un resumen de siglos de tecnolog¨ªa aplicada a la elaboraci¨®n el vino y el aceite, la domesticaci¨®n del hierro y la piedra, el cultivo del cereal o la recolecci¨®n de la miel... Objetos para sobrevivir, para nacer y para morir, lejos del mar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.