Latinoam¨¦rica y la protecci¨®n social
El crecimiento econ¨®mico en Latinoam¨¦rica durante la ¨²ltima d¨¦cada ha sido m¨¢s que destacable. Estos avances, sin embargo, no han tenido similares resultados en aspectos como el de la protecci¨®n social. De hecho, las ¨²ltimas cifras sobre pensiones reflejan avances muy marginales. A modo de ejemplo, basta mencionar que el grado de cobertura laboral -el n¨²mero de trabajadores participantes respecto al total de la poblaci¨®n econ¨®micamente activa- no supera el 50% en Colombia, M¨¦xico y Per¨². Es m¨¢s, cuando se revisa el caso peruano, se aprecia que esta pr¨¢cticamente no ha mejorado despu¨¦s de casi veinte a?os de reforma. En todos estos casos, la informalidad es una variable explicativa clave que en los tres pa¨ªses es muy elevada, llegando en los casos m¨¢s dram¨¢ticos hasta cerca del 70%.
El fuerte crecimiento econ¨®mico de la regi¨®n no ha tenido un reflejo en la protecci¨®n social
En este contexto no es casualidad que gran parte del debate en la regi¨®n est¨¦ centrado en la ampliaci¨®n de la cobertura de pensiones. En Colombia se mantiene un debate dirigido por el Gobierno respecto a propuestas que tienen como objetivo ampliar la cobertura del sistema en 2011. En el caso de Per¨², el programa de gobierno del reciente presidente electo ha venido promoviendo la creaci¨®n de un esquema no contributivo para atenci¨®n de la poblaci¨®n en edad de retiro laboral, denominado Pensi¨®n 65. La idea de este programa es focalizar la ayuda a personas en extrema pobreza con una pensi¨®n de 250 soles (aproximadamente, 65 euros), que representa la mitad de la pensi¨®n m¨ªnima.
Es imprescindible tener en cuenta el elemento inclusivo en los programas de protecci¨®n social, aunque, lamentablemente, no es lo ¨²nico a considerar. Un buen dise?o de estos programas debiera contar con tres elementos ineludibles: inclusi¨®n, sostenibilidad fiscal y eficiencia. Lo primero es la raz¨®n de ser de los programas sociales, pero si no se incorpora el concepto de presupuesto estructural, y si no se realiza un an¨¢lisis serio de las distorsiones generadas producto de las iniciativas que se quieran poner en marcha, poco favor se le termina haciendo en el largo plazo a los pobres a los que se quiere ayudar.
Existen varias experiencias que han fracasado rotundamente por no tener en cuenta esta trinidad. Como se?ala en sus conclusiones un reciente informe del Banco Mundial sobre protecci¨®n social, lo peor para un Gobierno es intentar inventarlo todo de una sola vez sin tomar en cuenta los avances progresivos que ya se han venido realizando en funci¨®n de las reformas. Programas bien focalizados, que partan de menos a m¨¢s, que permitan evaluar sus avances, corregirlos y eventualmente ampliarlos a los que lo necesitan, son aquellos que pueden tener m¨¢s ¨¦xito en el largo plazo. Las preferencias sociales son importantes como principio b¨¢sico, pero cuando se llega al nivel de la implementaci¨®n es esencial adoptar una aproximaci¨®n pragm¨¢tica y t¨¦cnica.
David Tuesta es economista jefe de pensiones de BBVA Research
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