La duquesa de York busca a Sarah Ferguson
La exesposa del pr¨ªncipe Andr¨¦s se confiesa en el canal de Oprah Winfrey
Solo Oprah Winfrey es capaz de lograr que la duquesa de York, Sarah Ferguson, de 51 a?os, se tienda en el div¨¢n de Phil McGraw, uno de los doctores medi¨¢ticos de la telerrealidad norteamericana, para buscar la paz interior y confesar sus miedos y sufrimientos infantiles. Este domingo se estren¨® en el nuevo canal The Oprah Winfrey Chanel (OWN) la serie Finding Sarah (en ingl¨¦s, En busca de Sarah) en la que Ferguson llor¨®, culp¨® a la relaci¨®n con su madre de sus problemas actuales y se declar¨® al borde de la bancarrota econ¨®mica y en plena quiebra emocional.
La duquesa necesita un lavado de imagen. En mayo de 2010 el diario sensacionalista brit¨¢nico News of the World la sorprendi¨® intentando vender el acceso directo a su exmarido, el pr¨ªncipe Andr¨¦s, hijo de la reina Isabel II, por 567.000 euros. Entonces Oprah acudi¨® al rescate de una mujer que hab¨ªa sido m¨¢s popular en EE UU que en Gran Breta?a. La entrevist¨® en su programa vespertino y le dio la oportunidad de culpar al alcohol. "Hab¨ªa estado bebiendo cuando el reportero encubierto vino a ofrecerme el dinero", dijo entonces.
En su nuevo programa de telerrealidad ha sustituido la alcoholemia por las tensiones freudianas: Ferguson explic¨® que siempre pens¨® que ella ten¨ªa la culpa de que su madre, Susan Barrantes (fallecida en 1998), se fugara con un apuesto jugador argentino de polo cuando ella ten¨ªa 12 a?os. "Supongo que esa es mi verdad personal. Creo que siempre pens¨¦ que fui la causa de que mi madre se fugara y me he sentido despreciable e incapaz de ser amada", ha dicho. "Por eso tengo esta tendencia autodestructiva".
Sus dos hijas, las princesas Eugenia y Beatriz, aparecieron tambi¨¦n en el programa para defender a su madre. "Es la mejor madre, la m¨¢s atenta, la m¨¢s afectuosa, la m¨¢s generosa. No es como la retratan en los medios", afirm¨® Eugenia. Ning¨²n otro miembro de la familia real apareci¨® en el programa. En un momento qued¨® reflejado el abismo que media entre ella y la que fue su familia pol¨ªtica hasta su divorcio en 1996: Sarah pas¨® en coche por delante del palacio de Buckingham. Mir¨® melanc¨®lica a trav¨¦s de la ventanilla mientras com¨ªa chucher¨ªas. "Mi antigua casa", suspir¨®. "He tenido una vida maravillosa y afortunada".
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