En septiembre, a la Asamblea
La Autoridad Palestina (AP) pretende que la Asamblea General de la ONU apruebe en septiembre la creaci¨®n de un Estado palestino en Cisjordania, Gaza y Jerusal¨¦n Este, territorios ocupados por Israel en la guerra de 1967. El organismo que preside Mahmud Abbas reconoc¨ªa as¨ª el fracaso de la opci¨®n norteamericana -a la que se encomend¨® el fundador, Yaser Arafat, para que resolviera el conflicto- como demuestra la incapacidad del presidente Obama de hacer que se muevan las piezas del ajedrez israel¨ª. Pero las posibilidades de que la Autoridad Palestina consiga su prop¨®sito son muy grandes. M¨¢s de 120 pa¨ªses la reconocen ya, y el resultado de la votaci¨®n podr¨ªa resultarle escandalosamente favorable.
Las posibilidades de que la ONU apruebe la creaci¨®n de un Estado palestino son muy grandes
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, contraatacaba acusando a los palestinos de deso¨ªr el mandato de la ONU de que las partes pusieran fin al contencioso por medio de conversaciones directas, con lo que la iniciativa equivaldr¨ªa a un intento de deslegitimaci¨®n de Israel. La fundaci¨®n del Estado sionista fue aprobada, sin embargo, por esa misma asamblea el 29 de noviembre de 1947, resoluci¨®n 181; e, igualmente, el Consejo de Seguridad ordenaba por la resoluci¨®n 242, en 1967, que el ocupante se retirara de todos los territorios. La teor¨ªa de que Israel, bas¨¢ndose en una redacci¨®n m¨¢s o menos ambigua del texto, est¨¦ autorizado a retirarse de lo que le d¨¦ la gana, se halla universalmente desacreditada.
Netanyahu parece inclinarse -si lo peor sucede- por ignorar la votaci¨®n, pr¨¢ctica de la que Israel sabe mucho. Otros ministros, como el responsable de Exteriores, Avigdor Liebermann, preferir¨ªan una pol¨ªtica m¨¢s proactiva como reocupar y anexionarse lo que resta de Cisjordania bajo administraci¨®n de la AP. Y tanto el ex primer ministro Ehud Barak, que sostiene que la votaci¨®n ser¨ªa "un tsunami" para Israel, como el presidente Sim¨®n Peres, argumentan que hay que anticiparse a la iniciativa palestina haciendo propuestas de paz que sean veros¨ªmiles y permitan reanudar las negociaciones olvidando los idus de septiembre. Napole¨®n dec¨ªa, refiri¨¦ndose a la b¨²squeda francesa de fronteras naturales, que "los Estados hacen la pol¨ªtica de su geograf¨ªa"; pero el l¨ªder del Likud act¨²a exactamente a la inversa: hace la pol¨ªtica de su geograf¨ªa, con la ocupaci¨®n y asentamiento del territorio que codicia. Igualmente, cabe vincular esa expectativa de votaci¨®n tan negativa para Washington con el reciente anuncio de que Estados Unidos ha negociado en Catar y Alemania con dirigentes talibanes, as¨ª como con la prevista aceleraci¨®n de la retirada de Afganist¨¢n. La conexi¨®n entre la guerra afgana, la ocupaci¨®n de Irak y el problema de Oriente Pr¨®ximo es muy real, aun en su impotencia, para la diplomacia de Barack Obama.
El ministro de Exteriores palestino, Ryad al Malki, estuvo la semana pasada en Madrid para trabajarse el voto europeo. Y se sent¨ªa tan seguro de la posici¨®n espa?ola que le pidi¨® a su hom¨®loga, Trinidad Jim¨¦nez, que tratara de motivar a otros pa¨ªses de la UE a favor de su causa. Am¨¦rica Latina se supone que votar¨¢ casi al completo por la resoluci¨®n; la mayor parte de los Estados africanos y asi¨¢ticos har¨¢n otro tanto; y Estados Unidos e Israel, m¨¢s algunos ac¨®litos, en contra, por lo que el voto de calidad habr¨¢ que buscarlo en Europa. Al este y al centro no faltar¨¢ quien siga la estela norteamericana; los n¨®rdicos se inclinan por la AP; y en el Mediterr¨¢neo deber¨ªa haber votos favorables como el de Grecia, si el rescate econ¨®mico le permite pensar en otra cosa. Eso nos remite a Gran Breta?a, Francia, Italia y Espa?a. Los brit¨¢nicos ya se abstuvieron en 1947 como potencia mandataria saliente; Francia flota entre la abstenci¨®n y el voto propalestino; el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, con tanto refer¨¦ndum perdido, es imprevisible; ser¨ªa ocioso se?alar lo que cabe esperar de Espa?a, y que Francia haga lo que quiera.
Menos claro est¨¢, sin embargo, el d¨ªa despu¨¦s. Al Malki afirma que el nuevo pero intangible Estado palestino, sin perjuicio de que estuviera dispuesto a reanudar las negociaciones, pedir¨ªa de inmediato su ingreso en la ONU. Y ah¨ª entra en juego otra vez Estados Unidos, que podr¨ªa vetar ese movimiento en el Consejo de Seguridad. Al Malki dice que "Barack Obama entiende bien el conflicto", pero "no ha sido capaz de cumplir sus promesas". Ante la perspectiva del veto, el ministro no pod¨ªa mostrarse m¨¢s pesimista: "Habr¨ªa un gran riesgo de que la situaci¨®n se descontrolara". En su castellano casi impecable, alud¨ªa con su tacto caracter¨ªstico al estallido de una tercera Intifada.
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