Falsos c¨¢lculos
La "estructura de la deuda", he ah¨ª una expresi¨®n nueva, al menos para m¨ª. Resulta que una hipoteca bien estructurada es un cuerpo dotado de volumen, de espesor, de v¨ªsceras, de flujos y reflujos. Mis deudas, pocas y de escasa entidad, han sido siempre filiformes: equis euros (pocos) al mes durante equis meses (bastantes). Y todo ello por miedo a no ser capaz de devolver lo comprometido. No negar¨¦ sin embargo que estuve, como muchos hombres y naciones, a punto de caer en esa suerte de ruleta rusa consistente en jugar a los pr¨¦stamos. Fue hace a?os, en los tiempos de la prosperidad-burbuja, cuando un empleado de la sucursal de mi banco me pregunt¨® muy serio cu¨¢l era mi "capacidad de deuda". Aquello sonaba muy importante para quien solo hab¨ªa so?ado con alcanzar cierta capacidad de ahorro. Ese mismo empleado, tras analizar mis ingresos, dedujo que mi capacidad de deuda era alt¨ªsima, m¨¢s de lo que yo habr¨ªa podido imaginar. El problema era que sus c¨¢lculos estaban basados en un optimismo insensato respecto al futuro. ?Y si cojo una enfermedad?, pregunt¨¦ en voz alta, a lo que el hombre respondi¨® con una mirada de censura, como si se encontrara frente a un cenizo. ?Y si un d¨ªa me levanto de la cama y resulta que no me funcionan los neurotransmisores?, pens¨¦ entonces para mis adentros. Me dio miedo, en fin, endeudarme y abandon¨¦ la sucursal bajo la mirada compasiva de aquel bancario que me hizo sentir como si no fuera un hombre de mi tiempo. Bueno, pues ahora resulta que aquella "capacidad de deuda" era falsa, claro, como la de Grecia, la de Portugal y quiz¨¢ la de Espa?a. De haber ca¨ªdo en la trampa que me tend¨ªa el banco, hoy estar¨ªa "estructurando" mi deuda, es decir, desestructurando mi vida. Me salv¨¦ siendo de letras. ?C¨®mo es posible que los Gobiernos, todos de ciencias, nos hayan conducido a esta situaci¨®n?
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