El estallido de la revoluci¨®n
Ben Ali todav¨ªa era presidente de T¨²nez cuando visit¨® al joven Mohamed Buazizi, que se hab¨ªa inmolado contra su r¨¦gimen. El escritor Tahar Ben Jelloun evoca el comienzo de la 'primavera ¨¢rabe'
Pasamos la vida trag¨¢ndonos la bilis, aceptando el destino, intentando convencernos, repiti¨¦ndonos que un d¨ªa saldr¨¢ el sol, que la vida no es solo una acumulaci¨®n de desastres. Mantenemos la esperanza, rezamos, observamos a nuestro alrededor: la belleza de los ¨¢rboles, el vuelo de un p¨¢jaro, la visita de una mariposa, la sonrisa en la cara de un ni?o. De repente sentimos confianza en la humanidad, nos decimos que ya pasar¨¢, que no es m¨¢s que un mal momento, que Dios es grande y nos abrir¨¢ puertas. Pero ese d¨ªa, Mohamed se top¨® contra un muro de cemento armado. No ve¨ªa ninguna salida a su destino. No hallaba ninguna mirada de ayuda en la gente en cuyo socorro acud¨ªa. Ninguna mano tendida, ninguna frase de ¨¢nimo, ninguna justicia. Mohamed es el ciudadano universal que ya no aguanta m¨¢s. Habr¨ªa podido pensar en Ayub -el Job del Cor¨¢n- y en la paciencia que demuestra para soportar todo lo que Dios le env¨ªa. Pero no lo pens¨®. Job est¨¢ lejos. Todo el mundo est¨¢ lejos. No hay nadie junto a ¨¦l.
Cuando alguien pretende haber sido reelegido por el 89% de los ciudadanos se est¨¢ burlando del mundo
(...) Esos polic¨ªas son serviles, corren como esclavos cuando el gobernador los llama para que le lleven un caf¨¦ o para que le hagan un favor personal. Obedecen, se desviven para servir a la autoridad. Bajan la cabeza y los ojos para complacer a los que les han dado el puesto. Todo el mundo lo sabe. Estar en deuda es un modo de esclavitud moderno. Por eso se exceden en sus atribuciones. Toman iniciativas, se consideran jefes, peque?os, pero jefes al fin y al cabo. Dan ¨®rdenes con la misma arrogancia, con la misma soberbia que sus superiores. Un vendedor ambulante es un pobre ideal. Lo pueden despreciar porque lo tienen agarrado por las solapas, le pueden confiscar su carreta, y si no est¨¢ contento, que reviente. "?Que reviente!". Parece que esas son las palabras que dijo Ben Ali cuando supo que el vendedor se hab¨ªa inmolado a lo bonzo. Mohamed Buazizi tuvo que soportar 15 d¨ªas y 15 noches de sufrimiento antes de reventar literalmente. (...) Pero ?qu¨¦ lo llev¨® a inmolarse a lo bonzo? No pertenece en absoluto a la tradici¨®n y cultura del Magreb, ni al islam, que proh¨ªbe el suicidio. (...) Mohamed deb¨ªa de haber visto im¨¢genes de bonzos o bien hab¨ªa o¨ªdo hablar de ellos. Es un gesto espectacular, su significado es rotundo y directo, en ¨¦l no cabe ambig¨¹edad alguna. El fuego no deja nada. Se lleva todo. Hace sufrir horriblemente.
Mohamed se inmol¨® en p¨²blico, ante la sede del Gobierno provincial, ante esa Administraci¨®n que se hab¨ªa negado a escucharlo y hacer justicia. Sab¨ªa que no recuperar¨ªa su bien, que los agentes no se lo devolver¨ªan, que sus superiores no iban a tomar partido por ¨¦l, ni acudir en su ayuda. (...) El 19 de diciembre, los habitantes de Sidi Buzid se manifestaron. Fue el comienzo de lo que luego se denominar¨ªa la Revoluci¨®n del Jazm¨ªn.
Unos d¨ªas m¨¢s tarde, Ben Ali visitaba a Mohamed Buazizi en el hospital. Im¨¢genes grotescas de un presidente que se muestra paternal con aire de estar maldiciendo en su interior a ese est¨²pido pobre cuyo gesto ha provocado las primeras manifestaciones. Pero ese ser cuyo cuerpo se ha transformado en momia no durar¨¢ mucho. Muere el 4 de enero. Diez d¨ªas m¨¢s tarde es el r¨¦gimen de Ben Ali el que entrega su alma. El presidente huye, mendiga aqu¨ª y all¨¢ asilo, y termina por aterrizar en Yed¨¢: la tierra de islam no puede negar hospitalidad a un musulm¨¢n. Su mujer y su familia han huido con anterioridad y est¨¢n ya muy lejos.
Mohamed Buazizi se convirti¨® as¨ª en un h¨¦roe a su pesar. Su sacrificio fue ¨²til. Sin duda es lo que ¨¦l esperaba, pero ni ¨¦l ni nadie pod¨ªan prever la magnitud de sus consecuencias. Lo que pas¨® es sencillamente hist¨®rico. No solo T¨²nez se levant¨® en medio de la calma y la dignidad (la violencia procedi¨® de la polic¨ªa, cuya brutalidad caus¨® varias decenas de muertos y centenares de heridos), sino que el pueblo, sometido durante 23 a?os a una dictadura silenciosa, logr¨® desembarazarse de Ben Ali, de su familia y de su clan especulador y mafioso.
Dos a?os antes, en 2009, Ben Ali hab¨ªa sido reelegido con un porcentaje tan rid¨ªculo como humillante (cuando alguien pretende haber sido elegido por un 89% de los ciudadanos se est¨¢ burlando del mundo y, de paso, despreci¨¢ndose a s¨ª mismo). Es tanto m¨¢s grave cuanto que, seg¨²n una fuente digna de cr¨¦dito, solo el 24,7 % de los electores tunecinos fueron a las urnas. La petici¨®n que firmaron meses m¨¢s tarde una serie de notables del r¨¦gimen instando a Ben Ali a que volviera a presentarse en 2014 es igualmente grotesca. Ahora podemos calibrar mejor la amplitud del mal que causaba Ben Ali. Seg¨²n el diario tunecino La Presse del 7 de febrero de 2011, se hab¨ªan estado ocultando a la opini¨®n p¨²blica las verdaderas cifras del paro, la emigraci¨®n, el fracaso escolar... Y seg¨²n dicho diario, el ¨ªndice de desempleo entre los licenciados es del 44,9%; el de los j¨®venes de 18 a 29 a?os, del 29,8%; m¨¢s de 1,3 millones de j¨®venes abandonaron los estudios entre 2004 y 2009. Y, por ¨²ltimo, el 70% de los j¨®venes tunecinos quiere emigrar a toda costa.
Pero, m¨¢s all¨¢ de todos los descubrimientos que se han hecho y se har¨¢n sobre el r¨¦gimen de Ben Ali, la muerte de Mohamed Buazizi habr¨¢ tenido como consecuencia que T¨²nez sea un modelo para el mundo ¨¢rabe. Con raz¨®n se ha hablado de onda de choque, de contagio. Egipto, en las semanas siguientes, ser¨¢ la primera naci¨®n en tomar ejemplo de T¨²nez, pese a tener un rais mucho m¨¢s poderoso, feroz y tenaz... -
La primavera ¨¢rabe, de Tahar Ben Jelloun. Alianza Editorial. Precio: 12,50 euros. Se publica el 1 de julio.
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