La Dama de Hierro vende su preciada arma
Margaret Thatcher ha subastado su m¨ªtico bolso por un fin solidario
Primero lo confundieron con un signo de debilidad femenina y al final lo adoraron como un s¨ªmbolo de poder y car¨¢cter. Eran siempre brutalmente angulados, sin redondas concesiones a la suavidad. Compactos. Austeros. Fuertes. Casi siempre de colores oscuros, si no negros. Ni grandes ni peque?os. Eran mucho m¨¢s que un bolso: eran el bolso, los bolsos, de Margaret Thatcher. Uno de ellos, el Asprey negro que la Dama de Hierro utiliz¨® lo mismo para visitar a Ronald Reagan en la Casa Blanca que para recibir a Mija¨ªl Gorbachov en Downing Street, se vendi¨® el lunes en la sala Christie's de Londres por 25.000 libras (casi 28.000 euros).
Un bolso cl¨¢sico, de tama?o mediano y asa corta, con remates de piel y remaches dorados en las asas. Lo compr¨® un chipriota que quiere mantener el anonimato y del que se dice que estudi¨® en Reino Unido cuando ella era primera ministra. El bolso fue donado por la propia Dama de Hierro en el marco de una subasta para obras de caridad.
?Son 28.000 euros una cantidad astron¨®mica por un viejo bolso de mano? Seg¨²n como se mire. En estos tiempos de crisis, gastar ese dinero en un mito parece una provocaci¨®n. Pero, si se examina m¨¢s de cerca, esa cifra parece m¨¢s bien un peque?o fracaso. Es un precio bajo si se tiene en cuenta que los organizadores de la subasta esperaban alcanzar cuatro veces m¨¢s. Y en esa misma subasta se vendi¨® por casi 110.000 euros el cron¨®metro con el que, en 1954, se registr¨® el hist¨®rico r¨¦cord del atleta Roger Bannister al bajar por primera vez de los cuatro minutos en una milla.
S¨ª se sabe que en julio de 2000, otro bolso de la Thatcher, en aquella ocasi¨®n un Salvatore Ferragamo de color beige, se lo adjudic¨® un hombre de negocios escoc¨¦s, Ian Rushbrook, que pag¨® por ¨¦l 82.000 libras de la ¨¦poca (m¨¢s de 91.000 euros). M¨¢s significativo todav¨ªa: hace un mes se vendi¨® en eBay por 81.000 libras el estrafalario sombrero que luc¨ªa la princesa Beatriz, hija del pr¨ªncipe Andr¨¦s, en la boda de los ahora duques de Cambridge. Ridiculizado al principio por cr¨ªtica y p¨²blico, el sombrero se convirti¨® enseguida en un objeto de culto, aunque sea porque cada uno ve¨ªa en ¨¦l lo que quer¨ªa. Pero los bolsos de Margaret Thatcher son algo mucho m¨¢s serio. Ella los utilizaba como s¨ªmbolo de poder, para realzar su siempre amenazadora presencia. Tienen el morbo de que por sus entretelas han pasado todo tipo de documentos secretos. Pero, sobre todo, que all¨ª donde estaba el bolso estaba ella. "?Por qu¨¦ no empezamos ya? Est¨¢ su bolso...", dicen que coment¨® una vez con menos sorna de lo que parece uno de sus ministros, Nicolas Ridley, una vez que ella se ausent¨® poco antes de empezar una reuni¨®n.
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