Papandreu se juega el futuro de Grecia
El primer ministro afronta hoy la votaci¨®n del plan de ajuste con un margen nulo en el Parlamento, una fuerte contestaci¨®n social, cr¨ªticas internas y el ultim¨¢tum de la Uni¨®n Europea
Al borde del abismo de la quiebra, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, afronta las ¨²ltimas horas previas a la decisiva votaci¨®n en el Parlamento del plan de ajuste 2012-2015 en medio de una doble contestaci¨®n: la rebeli¨®n de algunos parlamentarios de su propio partido, que podr¨ªan oponerse al mismo, y la de la ciudadan¨ªa, que ayer secund¨® mayoritariamente la primera jornada de una huelga general de 48 horas que ha paralizado el pa¨ªs.
El ultim¨¢tum de la Uni¨®n Europea para que Grecia saque adelante un plan que en cinco a?os prev¨¦ ingresos de 28.400 millones de euros en impuestos y 50.000 m¨¢s por privatizaciones de empresas estatales, contrasta con el bal¨®n de ox¨ªgeno que el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, concedi¨® anteayer al Ejecutivo griego, al garantizar hasta 30 a?os de refinanciaci¨®n de la deuda en manos de los bancos franceses.
El Gobierno rebusca apoyos entre peque?os partidos de la C¨¢mara
La huelga general paraliza los transportes y los servicios p¨²blicos
Pero la incertidumbre que provoca la votaci¨®n de hoy y, a¨²n m¨¢s, la aparente inexistencia de un plan B por parte de Europa en caso de que el Parlamento rechace el proyecto de ley, no hacen sino a?adir desasosiego al thriller, como los medios de comunicaci¨®n locales han bautizado el pen¨²ltimo episodio de la crisis. Como si de una apuesta a todo o nada se tratara, Papandreu se juega hoy el futuro de Grecia a una sola carta.
Tanto el jefe del Ejecutivo como el ministro de Finanzas, Ev¨¢nguelos Venizelos, han recurrido en las ¨²ltimas horas al discurso del patriotismo para espolear la responsabilidad de sus diputados. "Nuestra responsabilidad como griegos exige sacar adelante el plan de ajuste", alent¨® Papandreu a la C¨¢mara. Pero cuatro diputados del gubernamental Movimiento Socialista Panhel¨¦nico (Pasok) han manifestado distintos grados de oposici¨®n, y se desconoce cu¨¢l ser¨¢ su postura definitiva.
C¨ªrculos pol¨ªticos especulaban ayer con la posibilidad de que algunos parlamentarios de Nueva Democracia (centro-derecha, principal partido de la oposici¨®n), rompan la disciplina de voto y se pronuncien a favor. En el alero est¨¢n tambi¨¦n los cinco posibles s¨ªes de Alianza Democr¨¢tica, el partido de Dora Bakoyanis.
En el peor de los pron¨®sticos, y salvo sorpresas de ¨²ltima hora, Papandreu contar¨¢ hoy con el voto de 151 diputados (la semana pasada super¨® una moci¨®n de confianza con 155). Un apoyo por la m¨ªnima, pero t¨¦cnicamente suficiente, para sacar adelante el nuevo programa de austeridad, que solo este a?o contempla un aumento de impuestos de 2.300 millones.
La UE y el Fondo Monetario Internacional exigen que salga adelante ese plan para desbloquear el quinto tramo (12.000 millones de euros) del rescate acordado en mayo del pasado a?o. Si ese dinero no llega, el Estado no podr¨¢ pagar en julio los sueldos de los funcionarios ni las pensiones de los jubilados.
Por si Papandreu no tuviera bastante con dos frentes abiertos, la jornada de ayer le depar¨® otro dardo envenenado: las cr¨ªticas del gobernador del banco central, Yorgos Prob¨®pulos, al programa de ajuste, basado a su juicio en una excesiva presi¨®n fiscal y un escaso recorte de gastos. En declaraciones al diario Kathimerini, Prob¨®pulos se?alaba: "La pol¨ªtica presupuestaria hasta el momento ha estado principalmente basada en aumentos de impuestos y no concede suficiente importancia a la reducci¨®n de gastos. Echar todav¨ªa m¨¢s impuestos sobre las espaldas de los contribuyentes ha desbordado su paciencia". Si el Gobierno luchara m¨¢s contra el fraude, a?ad¨ªa Prob¨®pulos, "podr¨ªan bajarse impuestos en algunos sectores para acelerar la recuperaci¨®n. Atajar la evasi¨®n fiscal es absolutamente crucial y ello adem¨¢s aumentar¨ªa la sensaci¨®n de justicia entre la poblaci¨®n, as¨ª como su apoyo a las medidas de austeridad".
Lo dec¨ªan con otras palabras varias pancartas enarboladas en una de las manifestaciones de ayer: "No podemos m¨¢s". Otras indicaban un m¨¢s que plausible escenario de futuro: "No vamos a pagar". La cuarta huelga general del a?o sac¨® ayer a las calles de Atenas a unas 20.000 personas -menos que en la tercera, hace dos semanas- y a unos pocos centenares de encapuchados, que, armados de banderas negras, sofisticadas m¨¢scaras antig¨¢s y mazos, reventaron la indignada tranquilidad con que hab¨ªan discurrido las dos marchas de la ma?ana.
El mismo escenario se reprodujo en las concentraciones celebradas a ¨²ltima hora de la tarde, con el resultado total de decenas de heridos y una veintena de detenidos. Alrededor del Parlamento se desplegaron m¨¢s de 4.000 polic¨ªas, que se vieron desbordados en determinados momentos por las t¨¢cticas de guerrilla urbana de los grupos antisistema.
La huelga, liderada por los dos sindicatos mayoritarios, la Confederaci¨®n General de Trabajadores de Grecia (GSEE, sector privado) y Adedy (funci¨®n p¨²blica), se dej¨® sentir especialmente en astilleros, refiner¨ªas, medios de transporte -salvo el metro de Atenas, que la des-convoc¨® de madrugada-, puertos y empresas metal¨²rgicas.
El puerto del Pireo, el mayor de pasajeros del pa¨ªs, secund¨® por completo la convocatoria, bloqueado por piquetes del sindicato comunista Pame. En los aeropuertos hubo paros intermitentes de los controladores, con los consiguientes retrasos y algunas cancelaciones de vuelos. "La respuesta a la huelga ha sido pr¨¢cticamente total", se?alaron en un comunicado los dos sindicatos convocantes. No hubo estimaci¨®n oficial.
Algo menos de seguimiento -un 80%, seg¨²n GSEE y Adedy- tuvo el llamamiento en oficinas de la Administraci¨®n, construcci¨®n, bancos y empresas semiestatales de servicios p¨²blicos. Los medios de comunicaci¨®n interrumpieron su trabajo a mediod¨ªa durante cinco horas. En la calle, las numerosas huelgas sectoriales celebradas desde enero desinflaron en parte una respuesta que hoy, coincidiendo con la votaci¨®n del plan de ajuste, puede recrudecerse.
"En mi empresa llevamos siete huelgas en lo que va de a?o, es normal que la gente est¨¦ cansada. Adem¨¢s, van a producirse episodios violentos, y ma?ana a¨²n m¨¢s, y eso retrae a la gente", dec¨ªa antes de iniciarse los disturbios el sindicalista Aristotelis Majanikas, de la empresa de distribuci¨®n de aguas de Grecia, pendiente de privatizaci¨®n.
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