El Tribunal de la ONU acusa a jefes de Hezbol¨¢ del asesinato de Hariri
El fallo amenaza con desestabilizar L¨ªbano ante la fortaleza del grupo chi¨ª
El Tribunal Especial para L¨ªbano de Naciones Unidas, que investiga el asesinato en 2005 del primer ministro Rafik Hariri (1992-1998 y 2000-2004), anunci¨® ayer la imputaci¨®n de cuatro miembros de Hezbol¨¢ como coautores del magnicidio. Entre los imputados figuraba Mustaf¨¢ Badreddine, uno de los principales jefes militares de la milicia chi¨ª. La acci¨®n judicial, largamente esperada y potencialmente desestabilizadora dada la fuerza de Hezbol¨¢, los apuros de sus jefes en Damasco y Teher¨¢n y la cr¨®nica violencia sectaria en L¨ªbano, abri¨® un nuevo factor de incertidumbre en la regi¨®n.
La lista con los nombres de los cuatro imputados que el tribunal internacional entreg¨® al fiscal general, Said Mirza, no se hizo p¨²blica. Pero la prensa local dio a conocer los nombres, ya muy sabidos por la opini¨®n p¨²blica libanesa desde que dos a?os atr¨¢s la revista alemana Der Spiegel filtr¨® parte del sumario. Eran Mustaf¨¢ Badreddine, Salim al Ayyas, Hasan Ayneyse y Asad Sabra.
El l¨ªder de la milicia "cortar¨¢ la mano" a quien ose detener a sus militantes
Hasan Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢, amenaz¨® hace unos meses con "cortar la mano" a quien se atreviera a detener a uno de sus militantes por el asesinato de Hariri. Las autoridades disponen de un mes para detener a los imputados. Ayer, Nasral¨¢ no reaccion¨® de inmediato. El primer ministro, Najib Mikati, trat¨® de restar importancia al asunto, dijo que se trataba de "simples imputaciones", que conven¨ªa "seguir buscando la verdad" y que el tribunal de la ONU gozaba de su "respeto". Mikati es primer ministro desde enero, cuando Hezbol¨¢ hizo caer el Gobierno de Saad Hariri, hijo del asesinado que ayer hablaba de "momento hist¨®rico", justamente porque se neg¨® a rechazar la autoridad del tribunal internacional como reclamaba la milicia chi¨ª. Hezbol¨¢ solo cuenta con dos ministros, pero puede derribar Gobiernos a su antojo.
Un portavoz del tribunal internacional, cuya constituci¨®n fue reclamada a la ONU por el ex primer ministro Saad Hariri, prefiri¨® no confirmar ni desmentir una informaci¨®n del diario beirut¨ª The Daily Star, seg¨²n la cual estaba previsto un pr¨®ximo viaje de los investigadores a Damasco para entregar a las autoridades judiciales los nombres de varios ciudadanos sirios presuntamente implicados en el magnicidio. Hariri, un multimillonario que siempre viajaba a bordo de una comitiva de blindados, fue asesinado con un potent¨ªsimo coche bomba cuya explosi¨®n mat¨® a otras 22 personas y abri¨® un enorme cr¨¢ter en la Corniche de Beirut el 14 de febrero de 2005.
Si se imputara a ciudadanos sirios se reforzar¨ªa la sospecha, muy intensa desde el mismo d¨ªa del atentado, acerca del protagonismo de los servicios secretos de Bachar el Asad en la muerte de Hariri, enemigo de Siria y de su presencia en L¨ªbano. Resultar¨ªa rar¨ªsimo que Hezbol¨¢, una organizaci¨®n absolutamente disciplinada, tomara una decisi¨®n tan grave como la de asesinar al primer ministro liban¨¦s sin consultar a sus patrones y financiadores, los Gobiernos de Siria e Ir¨¢n.
La gran inc¨®gnita radica ahora en la reacci¨®n de Hezbol¨¢ y en la de sus tutores en Damasco y Teher¨¢n. El presidente sirio, Bachar el Asad, se enfrenta a una tremenda revuelta interna. El presidente Mahmud Ahmadineyad se ve acosado por el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei, l¨ªder supremo de la revoluci¨®n, y por la poderosa vieja guardia. A ambos podr¨ªa convenirles la discreci¨®n para no verse implicados en otro conflicto. O, por el contrario, podr¨ªan fomentar una explosi¨®n de violencia sectaria en L¨ªbano para distraer la atenci¨®n interna y externa.
El hecho de que Mustaf¨¢ Badreddine encabece la lista de imputados significa que los fiscales del tribunal especial consideran que Hezbol¨¢, como organizaci¨®n, organiz¨® y ejecut¨® el asesinato. Badreddine perteneci¨® a los comandos de ¨¦lite de Fatah, Fuerza 17, durante la primera invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano (1982) y luego ingres¨® en Hezbol¨¢ junto a su cu?ado Imad Mughniye hasta alcanzar puestos de m¨¢ximo poder. Mughniye, jefe de operaciones de la milicia, muri¨® en 2008 en Siria, v¨ªctima de una misteriosa explosi¨®n. Seg¨²n una versi¨®n supuestamente procedente de los investigadores de la ONU y publicada por Der Spiegel y Le Monde, el cerebro del asesinato de Hariri fue Mughniye; ¨¦l ten¨ªa las pruebas que incriminaban a Bachar el Asad, y por eso los servicios secretos sirios le eliminaron.
No contaron con que uno de los actuales imputados, del que se ignora la identidad concreta, fue tan imprudente como para llamar a su novia con uno de los tel¨¦fonos utilizados para coordinar la compleja operaci¨®n de asesinato, tan sofisticada que uno de los veh¨ªculos empleados se transport¨® desde Jap¨®n. Esa llamada telef¨®nica fue supuestamente el hilo que siguieron los investigadores para llegar hasta Hezbol¨¢.
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