Perspectiva hist¨®rica
Dentro de 20 a?os, cuando ya se haya acabado esta maldita crisis y quiz¨¢ nos hallemos embarcados en otra a¨²n de mayor alcance relacionada con el agotamiento de ciertos recursos naturales, la escasez energ¨¦tica o los efectos del cambio clim¨¢tico, recordaremos esta primera d¨¦cada del siglo XXI como aquella en que la pol¨ªtica perdi¨® definitivamente las riendas del cambio social y econ¨®mico en favor de fuerzas mucho m¨¢s poderosas y organizadas que ella.
Una de las cosas que m¨¢s sorprender¨¢, all¨¢ por el 2030, a los estudiosos de la cosa es la mentalidad provinciana y pusil¨¢nime con la que los dirigentes pol¨ªticos del per¨ªodo se enfrentaron a fen¨®menos verdaderamente globales por primera vez en la Historia, constatando que, para desgracia de la Humanidad toda, hubo, en dicho per¨ªodo, una angustiosa escasez de "hombres de Estado", justamente en el momento en que m¨¢s falta hac¨ªan estos.
Se ver¨¢ entonces con notable nitidez el espantoso rid¨ªculo protagonizado por los sucesivos c¨®nclaves del G-20 y su incapacidad para ejecutar las medidas que ellos mismos acordaron (incluyendo la desaparici¨®n de los para¨ªsos fiscales). Provocar¨¢ asombro la ausencia total de convicciones europe¨ªstas de los dirigentes de la UE. No se entender¨¢ la barra libre concedida, incluso despu¨¦s del estallido de la crisis, a las agencias de calificaci¨®n de riesgo, principales causantes, junto con los bancos, del desastre financiero-inmobiliario producido. Causar¨¢ estupefacci¨®n el irresponsable comportamiento de los bancos centrales y dem¨¢s ¨®rganos reguladores, incapaces de controlar la enorme, y desordenada, expansi¨®n crediticia producida antes de la crisis. Sorprender¨¢ el desparpajo con el que los dirigentes de las entidades financieras se retribu¨ªan a s¨ª mismos, en medio de la debacle, con todo tipo de bonus e incentivos pecuniarios, mientras urg¨ªan a los gobiernos a acometer reformas y m¨¢s reformas, nos daban lecciones de moral y buenas costumbres, y restring¨ªan el cr¨¦dito a las empresas y familias, sin importarles un bledo lo que ocurriera m¨¢s all¨¢, en el mundo exterior.
Y no solo eso, tambi¨¦n les costar¨¢ entender la ausencia total de sentido de la responsabilidad en los dirigentes pol¨ªticos de la oposici¨®n (fundamentalmente en Grecia y en Espa?a) incapaces de diferenciar la leg¨ªtima lucha por el poder en un estado democr¨¢tico de la diab¨®lica espiral en la que puede quedar atrapada la prima de riesgo de un pa¨ªs si, a la desconfianza que ya traen "de serie" los mercados, se les unen las dudas generadas desde dentro por los propios endeudados. Tanto patriotismo emociona.
En fin, que no creo que a los estudiosos del futuro les resulte muy dif¨ªcil extractar en una sola frase el principal rasgo caracter¨ªstico de este lamentable comienzo del siglo. Algo as¨ª como: fue un tiempo malgastado, lleno de incompetentes y aprovechados, en el que nadie hizo bien su trabajo. Suena algo fuerte, pero sugiere que existe un amplio margen para la mejora. Algo es algo.
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