Pecado temerario
Dec¨ªan que Dios ahogaba, pero no tanto, y resulta que no es verdad, se ha vuelto temerario, como el pecado y disfruta observ¨¢ndonos sufrir. ?Todo son malas noticias! Ni siquiera que cierren News of the World nos alegra, porque llega in extremis, despu¨¦s de d¨¦cadas observando c¨®mo una de las publicaciones m¨¢s miserables, moralistas y sensacionalistas consegu¨ªa colar en diarios de prestigio sus difamaciones. ?Manipulaban el m¨®vil de una adolescente secuestrada y asesinada! ?Qu¨¦ tipo de condena puede recibir el responsable de algo as¨ª? Un cambio de empleo o de ciudad, nada m¨¢s. Dios insiste en apretar: cierran la l¨ªnea ferroviaria que un¨ªa Oporto y Vigo y nadie lo lamenta. La relaci¨®n entre ambos pa¨ªses parece abandonar definitivamente el siglo XXI. El tren necesitaba m¨¢s de tres horas en recorrer los 150 kil¨®metros de nostalgia y paciencia, una velocidad al alcance de pocos. En su ¨²ltimo viaje, ?ir¨ªa el ladr¨®n del C¨®dice Calixtino, que era una gu¨ªa de viajes megahist¨®rica del siglo XII? Si es verdad que Dios est¨¢ en todas partes, no lo estaba en el momento que se llevaron el libro de valor incalculable. Ni mucho menos cuando el de¨¢n de la catedral de Santiago dio la noticia, llev¨¢ndose la mano compungida a la frente y esquivando m¨¢s juicios, porque hacerlos es pecado temerario. Se?or de¨¢n, ?si no vivimos en otra cosa!
Caco senante ha adquirido el aspecto de un h¨¦roe de marvel
La agencia de calificaci¨®n bancaria Moody's se emperra en castigar a Portugal. Es muy simp¨¢tica esta agencia, porque en su d¨ªa no dejo de alabar al banco hipotecario Lehmann Brothers, cuyas peripecias financieras desembocaron en ruina y debacle mundial. En ingl¨¦s, cuando alguien es de car¨¢cter inestable, cambiante, se le llama moody, as¨ª que por lo menos en ese aspecto, el de su inestabilidad interesada, la agencia no enga?a. Baila al son que le toquen sus due?os, que controlan Wall Street, a Obama y a todos los dem¨¢s. Seguramente el mi¨¦rcoles un moody de Moody's pens¨® que Portugal no le apetec¨ªa y lo convirti¨® en papilla t¨®xica. A lo mejor el lunes nos toca a nosotros. O el martes. Con los moodies nunca se sabe qu¨¦ despertar tendremos.
Dios levanta un dedo y apunta a la calle Pelayo, al ¨²nico edificio modernista que parece una tarta de crema derriti¨¦ndose, el de la SGAE. En ese edificio el dinero cibern¨¦tico tiene la habilidad de tornarse materia oscura y perderse, a velocidad temeraria, entre siglas y nombres de empresas. Una se llama Microg¨¦nesis, y al parecer nada de lo que manejaba era micro. Otra recib¨ªa el nombre de Hipot¨¢lamo, esa extensa zona gris del cerebro que abarca sus dos hemisferios. Aqu¨ª si afinaron los autores, porque el dinero cibern¨¦tico va de un hemisferio a otro con rapidez.
En el baile sin m¨²sica de las apariciones de la junta directiva de la SGAE, llama la atenci¨®n Caco Senante, aquel vigoroso representante canario de la canci¨®n protesta que en su madurez ha adquirido el aspecto robusto, s¨®lido, de un h¨¦roe de Marvel para el p¨²blico oso, los gais que gustan de fortachones ajenos a la depilady. ?Qui¨¦n sugiri¨® a Caco llamarse as¨ª? Cuando era cantautor, el nombre tendr¨ªa un aire jovial; hoy en d¨ªa parece una broma, como el pecado, temeraria.
La canosa junta directiva de la SGAE no quiere irse ni explicarse, pero el FMI estrena directora general, madame Lagarde, tambi¨¦n de inmaculado peinado canoso pero con la textura propia de quien ha renunciado a los l¨¢cteos y la carne roja. Su aspecto de banquera adusta resalta en un mundo donde hay cada vez m¨¢s ni?os obesos producto de la pobreza. Los ricos comen bien y no engordan; los pobres, mal y se inflan por grasas que, como los bonos, son basura. Pese a estar al frente de un fondo monetario, Lagarde ajustar¨¢ su salario anual a la inflaci¨®n y no a la productividad, como le gustar¨ªa que ocurriese a la fuerza empresarial con los sueldos en Espa?a. En su mirada uno puede adivinar una joven de Mayo del 68, que tambi¨¦n crey¨® en los versos de los cantautores progres, inflados por consignas que les hicieron pensar en cambiar el mundo. Y el mundo cambi¨®. Los convirti¨® en directores de fondos monetarios y de sociedades de derechos manipuladas por presuntos delincuentes.
Dios no esta en Europa. Est¨¢ en la isla de Supervivientes, junto a su disc¨ªpula A¨ªda N¨ªzar, que a veces traspasa la materia oscura y se r¨ªe de las reglas del programa en el que participa. A la primera ocasi¨®n, ha intentado sugerir a la cu?ada de Ortega Cano que este ha estado a punto de morir. Jorge Javier, un dios cat¨®dico, le espet¨® s¨¢trapa, un improperio antes exclusivo para referirse a los dictadores. El hecho dispara la audiencia televisiva rozando por una d¨¦cima las que tuvo la Copa del Mundo. Nos hemos vuelto consumidores de pecados, mentiras arriesgadas, confusiones sin fin. Y para terminar de confundir todo un poco m¨¢s, Forbes, esa revista que se interesa por quien es m¨¢s millonario este a?o y m¨¢s pobre el siguiente, ha descubierto que las actrices mejor pagadas, Angelina Jolie, Sarah Jessica Parker, Kristin Stewart, se hacen m¨¢s ricas a medida que protagonizan peores bodrios. Ante la evidencia que lo malo vende, al fin Dios, en plan moody, decide rebajar su intensidad y se queda mudito hasta la semana que viene.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.