Todas las miradas son para Kate
La irrupci¨®n de la duquesa afianza la posici¨®n de Guillermo frente a su padre
Hace 75 d¨ªas, Catalina sal¨ªa de Westminster convertida en esposa del pr¨ªncipe Guillermo, el heredero del heredero al trono brit¨¢nico. Desde ese instante camina por el mundo con una alianza en su mano y con cientos de objetivos enfoc¨¢ndola d¨ªa y noche. Dif¨ªcil carga para cualquiera sentirse permanentemente observada y analizada. Cualquier gesto, intencionado o no, puede convertirse en portada, para bien o para mal. De momento, el balance para ella es positivo. Kate vende, no hay duda. Solo falta echar un vistazo a la prensa no solo brit¨¢nica sino de medio mundo para darse cuenta de c¨®mo todo lo que hace se convierte en noticia. Y eso que no da grandes titulares, ya que, como todas las de su condici¨®n, sigue la norma de sonre¨ªr mucho y hablar poco.
Una nieta de isabel ii desvela que "la reina est¨¢ feliz con kate"
Kate brilla estos d¨ªas a¨²n m¨¢s gracias a su primer viaje oficial, que inici¨® hace nueve d¨ªas con Guillermo en Canad¨¢ y que concluye este fin de semana en California (EE UU). En este tiempo hemos podido ver a la duquesa de Cambridge remando, jugando al hockey, cocinando con un gran chef canadiense, luciendo un sombrero tejano, montando en una caravana del oeste, haciendo castillos de arena, abrazando amorosamente a una ni?a gravemente enferma y, sobre todo, repartiendo sonrisas a quienes se le acercaban. Y a su lado, siempre Guillermo, quien ha quedado relegado a un papel secundario. Algo parecido a lo que le pas¨® a Carlos con Diana, aunque esta pareja de ahora no tiene nada que ver con aquella.
A Guillermo le gusta que Kate brille. Esa luz que desprende le beneficia porque le permite sobrellevar mejor su timidez. Forman un buen equipo que ya ha salvado alguna situaci¨®n comprometida, como cuando en Quebec hace unos d¨ªas un grupo de 200 personas les abuchearon a la salida del Ayuntamiento. Horas antes les hab¨ªa pasado algo parecido en Montreal. Y es que la oposici¨®n a la monarqu¨ªa brit¨¢nica en Canad¨¢ tiene peso.
Pero esto solo es el principio de la tarea que deben afrontar, que no es otra que ganarse su sitio y dar sentido a una arcaica instituci¨®n en pleno siglo XXI. En eso parecen estar mejor colocados que Carlos y Camila, los llamados a suceder a Isabel II. Pero una cosa es lo que dice la l¨ªnea de sucesi¨®n y otra lo que quiere la calle. Y en eso parece que Kate y Guillermo llevan ventaja.
La ascensi¨®n de la nueva pareja coincide con un descenso importante en la popularidad de Carlos y Camila, que viven desde hace tiempo algo m¨¢s apartados de los focos. Hay quienes sostienen que sobre ellos todav¨ªa pesa aquella foto tomada el pasado 9 de diciembre en Regent Street, cuando el Rolls-Royce en el que viajaban fue atacado por estudiantes que protestaban contra la subida de las tasas universitarias.
Isabel II, que se apresta a vivir el a?o pr¨®ximo sus bodas de diamante en el trono, vive en la lejan¨ªa esta competici¨®n. Y aunque la reina no opina p¨²blicamente de estos asuntos, s¨ª lo ha hecho a trav¨¦s de otra de sus nietas. Ha sido Zara Phillips, hija de la princesa Ana, quien ha dicho: "Mi abuela la reina est¨¢ feliz con Kate. Le gust¨® desde el instante en que la conoci¨®".
Y es que Isabel II sabe mejor que nadie c¨®mo puede tambalearse la monarqu¨ªa si no pone un pie en la calle. Ella lo vivi¨® en los d¨ªas siguientes a la muerte de Diana, cuando el p¨²blico la oblig¨® a unirse al duelo. Dicen que Guillermo es su ojo derecho, su preferido, quien le dice lo que nadie se atreve a decirle, quien incluso le ha instalado una Wii en la televisi¨®n de su sala de estar y le ha hecho aprender a navegar por Internet. La competici¨®n est¨¢ abierta.
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