CiU y el PP entierran siete a?os de enfrentamientos por el Estatuto

De reivindicar hace un a?o la "transici¨®n nacional hacia el derecho a decidir" a tejer un pacto presupuestario con el Partido Popular con visos de convertirse en un acuerdo de legislatura. De firmar ante notario en septiembre de 2006 que Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) nunca pactar¨ªa con los conservadores a olvidar siete a?os de enfrentamientos por las posiciones encontradas sobre el Estatuto. CiU ha consumado una verdadera metamorfosis.

Los nacionalistas de Artur Mas, aunque tambi¨¦n los socialistas catalanes, pasan estos d¨ªas discretamente por el primer aniversario del recorte del Tribunal Constitucional al Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a y la masiva manifestaci¨®n en Barcelona que sigui¨® a esta decisi¨®n, hoy hace justamente un a?o, y que los nacionalistas de Artur Mas capitalizaron con un claro mensaje independentista.

El Gobierno no ha dictado las leyes prometidas para recuperar recortes de la sentencia

El Gobierno central ha incumplido sus promesas de recuperar mediante el desarrollo de leyes org¨¢nicas las partes amputadas del Estatuto y Converg¨¨ncia i Uni¨® ha cambiado r¨¢pidamente de discurso nada m¨¢s aterrizar en la Generalitat el pasado diciembre, dando toda la prioridad a la lucha contra la crisis por encima de reclamaciones soberanistas.

Entre los pol¨ªticos catalanes cunde la sensaci¨®n de que, al menos en la superficie, la sentencia del Estatuto no ha cambiado nada. Hace un a?o, el Tribunal Constitucional declar¨® inconstitucionales 14 art¨ªculos de los 223 que tiene el Estatuto, adem¨¢s de someter a reinterpretaci¨®n otros 23 y 4 disposiciones adicionales.

La descentralizaci¨®n de la justicia a trav¨¦s del Estatuto y darle validez jur¨ªdica a la definici¨®n de Catalu?a como "naci¨®n" fueron dos de los asuntos declarados inconstitucionales por el alto tribunal. El primer punto es el que le vali¨® al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para asegurar que "casi todo" el Estatuto pod¨ªa recuperarse. El Consejo de Justicia de Catalu?a, por ejemplo, podr¨ªa crearse sin problemas a trav¨¦s de una ley org¨¢nica. No se ha hecho y todo apunta a que no se har¨¢ en este final de legislatura marcado casi exclusivamente por la crisis.

La estrategia catalana ha sido tan err¨¢tica como la del Gobierno central. Inicialmente el ya extinto Gobierno tripartito de Jos¨¦ Montilla intent¨® entrar en el juego abierto por Rodr¨ªguez Zapatero: negociar la recuperaci¨®n del texto por otras v¨ªas legales. CiU, entonces en la oposici¨®n, se enroc¨® en el convencimiento de que el Estatuto "ya no serv¨ªa" y, aunque ahora no puede repetir un discurso tan grave desde el Gobierno, lanza mensajes de absoluta desconfianza hacia el desbloqueo del texto. As¨ª, son frecuentes las referencias de dirigentes de CiU hacia el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero trat¨¢ndolo de "moroso" e "incumplidor".

Pero si en la superficie la situaci¨®n catalana parece de aguas estancadas, en el fondo hay s¨ªntomas de movimiento. Los nacionalistas admiten que su buen resultado en las pasadas elecciones auton¨®micas (62 diputados de 135) se debi¨® a que lograron llevar a su molino el voto independentista que abandon¨® Esquerra Republicana, en fase de descomposici¨®n por sus constantes divisiones internas.

El independentismo tambi¨¦n aflora por otros cauces e incluso seduce a sectores empresariales otrora entregados en exclusiva al autonomismo. Las ¨²ltimas elecciones de la patronal catalana, Fomento del Trabajo Nacional, arrojaron un resultado impensable para un candidato abiertamente independentista hace unos a?os. Joaquim Boixareu se llev¨® el 33% de los sufragios; lejos, no obstante, del 67% que cosech¨® el ahora presidente de la CEOE -la patronal de los empresarios espa?oles-, Juan Rosell.

Estos votantes soberanistas siguen ejerciendo presi¨®n para que Artur Mas presente batalla. Este lo retrasa todo hasta las pr¨®ximas elecciones generales. Entonces, si CiU tiene algo que negociar en Madrid, asegura, exigir¨¢ el concierto econ¨®mico para Catalu?a. Eso contando con que el PP no logre mayor¨ªa absoluta.Pero mientras tanto, a ojos de los independentistas todo son marchas atr¨¢s enmascaradas de "realismo econ¨®mico". El Gobierno de Mas ha paralizado la nueva divisi¨®n administrativa de Catalu?a en veguer¨ªas, ha aceptado rebajar el car¨¢cter "pol¨ªtico" de las delegaciones de la Generalitat en el extranjero y se abre a modificar leyes del tripartito como la que forzaba a doblar al catal¨¢n la mitad de las pel¨ªculas en Catalu?a. Todo esto ha preparado el terreno para un pacto con el Partido Popular.

?Le pasar¨¢ factura este viraje? En CiU est¨¢n convencidos que no. "Esta vez, a diferencia de los a?os del aznarismo, no vamos a disimular los pactos; los hacemos porque lo necesitamos y basta, todo el mundo sabe que nosotros somos soberanistas y ellos no", explican fuentes del Gobierno.

De momento, y con el pacto presupuestario con el PP, que obliga al Gobierno a convertirle en socio prioritario para otras leyes de calado, como las de reforma de la Administraci¨®n y los siguientes presupuestos, lo que s¨ª ha bajado es el radicalismo verbal de CiU. En pocas semanas los nacionalistas han pasado p¨¢gina a su discurso que juzgaba los pactos con el PP como un mal necesario dada la negativa del PSC y ERC a "ayudar" al Gobierno.

La presidenta regional del Partido Popular, Alicia S¨¢nchez-Camacho, ha movido ¨¢gilmente los hilos y ha exigido el fin de estos comentarios. Nadie quiere ser segundo plato. La tesis dominante en CiU ahora es que el PP es un partido "responsable" que ayuda a Catalu?a. Ni rastro de aquellas pestes de hace un a?o contra el partido que recurri¨® el Estatuto.

Nada tuvo que ver la marcha independentista de ayer en Barcelona con la multitudinaria manifestaci¨®n de hace un a?o. No pasaron de pocos miles -13.000, seg¨²n la Guardia Urbana-los que bajo el lema Pel nostre futur: independ¨¨ncia recorrieron la calle de Trafalgar hasta el final del paseo de Llu¨ªs Companys, informa Laia Revent¨®s. La cita, convocada por la plataforma 9-J, parec¨ªa m¨¢s una fiesta popular con gente de todas las edades. No cont¨® con el respaldo de partidos, como CiU y el PSC, de la Generalitat ni de las principales fuerzas culturales catalanistas. De ah¨ª que encabezaran la marcha pocas caras conocidas, como el socialista Enric Blanc, exalcalde de Badalona, coreando "visca Terra Lliure!"; Quim Masferrer, de Teatre de Guerrilla, y el catedr¨¢tico Enric Canela. Los representantes de ERC -Joan Tard¨¤, Jordi Portabella, Oriol Amor¨®s y Oriol Jorqueras- cedieron el protagonismo al situarse por detr¨¢s, al igual que los miembros de Reagrupament y Solidaritat per la Independ¨¨ncia.

En cualquier caso, la organizaci¨®n se mostr¨® satisfecha. "Hemos reunido a 35.000 personas a pesar de las trabas y del escaso apoyo pol¨ªtico y medi¨¢tico. Es una demostraci¨®n de que el 10-J no sirvi¨® de nada", asegur¨® la portavoz, Carme Teixidor.

El fin de fiesta lo pusieron los parlamentos de Mois¨¦s Broggi, Heribert Barrera y Oriol Dom¨¨nech, sentados en un cami¨®n. El Ayuntamiento no hab¨ªa autorizado que se instalara un escenario para celebrar el concierto final.