La lecci¨®n humana de Gaza
En plena 'primavera ¨¢rabe', un concierto que reun¨ªa a m¨²sicos de las mejores orquestas europeas manifest¨® su apoyo a la sociedad civil del territorio en su lucha por construir un mundo mejor y m¨¢s pac¨ªfico
Tras d¨¦cadas de estancamiento social y pol¨ªtico, los sucesos revolucionarios producidos en Egipto, T¨²nez, Libia, Bahr¨¦in y Yemen durante los ¨²ltimos meses, conocidos como "el despertar ¨¢rabe", han cambiado de forma radical nuestra visi¨®n de las perspectivas y las posibilidades de Oriente Pr¨®ximo. Impulsados casi exclusivamente por j¨®venes bien informados y sin prejuicios, que se relacionan unos con otros sobre todo a trav¨¦s de la Red, los acontecimientos se han desarrollado a una velocidad extraordinaria y nos han demostrado que lo que, hace no mucho tiempo, consider¨¢bamos unas estructuras feudales r¨ªgidas e inmutables pueden caer hechas a?icos gracias a los movimientos populares. Ese es el esp¨ªritu que nos anim¨® a iniciar nuestra misi¨®n en Gaza.
La injusticia y estrechez de miras del bloqueo israel¨ª castiga y perjudica a 1,2 millones de personas
Podemos construir puentes entre los pueblos, y no esperar a que lo hagan los Gobiernos
Aparte de las implicaciones pol¨ªticas, la injusticia y la estrechez de miras del bloqueo israel¨ª, que reparte una culpa colectiva entre todo un pueblo, su consecuencia m¨¢s terrible es el perjuicio que causa en la calidad de vida de los habitantes de Gaza. Sin embargo, mi experiencia reciente me ha convencido de que, a pesar de las circunstancias, a menudo insoportables, a las que est¨¢n sometidos, muchos habitantes de Gaza siguen siendo personas esperanzadas, activas y dispuestas a construir un futuro mejor y m¨¢s pac¨ªfico. Lo mismo, por cierto, que muchos israel¨ªes. De lo que se trata es de encontrar una forma de establecer un contacto entre estos dos pueblos que, a la hora de la verdad, tienen aspiraciones similares.
Hist¨®ricamente, Gaza siempre ha estado bajo dominaci¨®n de una potencia totalmente extranjera: primero, cuatro siglos de dominio otomano, seguidos de la anexi¨®n al Imperio Brit¨¢nico y, por ¨²ltimo, la ocupaci¨®n egipcia. Estos periodos sucesivos de poder extranjero han hecho que la poblaci¨®n de Gaza est¨¦ aislada y separada del resto de los palestinos. Por el contrario, cuando Cisjordania estaba bajo el dominio jordano, el hecho de que tuviera una nutrida poblaci¨®n palestina hizo que hubiera una relaci¨®n natural m¨¢s estrecha entre los palestinos de las orillas este y oeste del Jord¨¢n que entre los habitantes de Gaza y sus vecinos egipcios. Estas especificidades geopol¨ªticas son, en gran parte, la raz¨®n de que el pueblo de Gaza haya mostrado una mayor necesidad de autodeterminaci¨®n e independencia. Y esa necesidad, hoy, solo puede satisfacerse con la existencia de un Estado palestino aut¨®nomo y soberano.
Las circunstancias concretas de Gaza tambi¨¦n han contribuido al desarrollo de una sociedad civil joven y vibrante. El 85% de los casi 1,2 millones de habitantes de Gaza tiene menos de 30 a?os, y, a pesar del bloqueo, han conseguido construir y sostener ?nada menos que 12 universidades! La generaci¨®n joven de palestinos est¨¢ muy bien formada, dispone de mucha informaci¨®n y es muy ambiciosa, as¨ª que no hay duda de que desempe?ar¨¢ un papel muy importante en el desarrollo futuro de la regi¨®n. El principal objetivo de nuestra visita a Gaza era dialogar con los miembros de la sociedad civil y expresarles nuestra solidaridad. Nuestra misi¨®n era completamente apol¨ªtica, y no mantuvimos ning¨²n contacto directo con la direcci¨®n pol¨ªtica actual, que tampoco asisti¨® al concierto; el p¨²blico estuvo formado por ni?os y representantes de la sociedad civil, en especial ONG palestinas. Hac¨ªa mucho tiempo que yo ten¨ªa el deseo de visitar Gaza como muestra de solidaridad con sus habitantes, porque considero que su aislamiento, su encierro, es uno de los aspectos m¨¢s inquietantes del conflicto palestino-israel¨ª. Quer¨ªa dar un concierto all¨ª para romper el bloqueo, al menos en un plano cultural.
Aunque otros intentos anteriores de llevar a cabo el concierto hab¨ªan fracasado, los recientes sucesos de Egipto permit¨ªan pensar que ahora cont¨¢bamos con otra v¨ªa para intentarlo: un aspecto muy problem¨¢tico de cualquier visita a Gaza es siempre el paso de la frontera, y una de las primeras directrices de las autoridades posrevolucionarias egipcias fue abrir el paso de Rafah (que llevaba cerrado desde 2007), lo cual quer¨ªa decir que pod¨ªamos entrar en Gaza desde Egipto. El concierto del 3 de mayo se celebr¨® bajo los auspicios de Naciones Unidas (en particular UNRWA
[Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Pr¨®ximo] y UNSCO
[Coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz]), pero tambi¨¦n fue posible gracias a la estrecha colaboraci¨®n con el nuevo Gobierno egipcio. Una vez solucionados los problemas log¨ªsticos, asum¨ª la tarea de reunir uno de los mejores grupos de m¨²sicos a los que he dirigido jam¨¢s: varios miembros de la Staatskapelle de Berl¨ªn, la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, la Filarm¨®nica de Viena, la Orquesta de Par¨ªs y la Orquesta de La Scala de Mil¨¢n aceptaron acompa?arme en este proyecto e hicieron gala de gran valent¨ªa y humanidad.
Nuestra llegada a Egipto, el 2 de mayo, coincidi¨® con un destacado acontecimiento pol¨ªtico que iba a dominar las 24 horas siguientes: la muerte de Osama bin Laden en Pakist¨¢n. Aunque el concierto contaba con el patrocinio exclusivo de Naciones Unidas y las ONG palestinas, hab¨ªamos tenido que recurrir a la colaboraci¨®n de Ham¨¢s en materia de seguridad. S¨¦ por experiencia que, en la cultura ¨¢rabe, la m¨²sica se considera algo de lo que solo debe disfrutarse en ocasiones felices, y, al conocerse los hechos del 2 de mayo, los dirigentes de Ham¨¢s, que hab¨ªan hecho una declaraci¨®n inaceptable sobre la muerte de Bin Laden, expresaron graves preocupaciones sobre lo oportuno de permitir que se celebrase un concierto al d¨ªa siguiente. Su inquietud por la posibilidad de que las facciones islamistas radicales interpretasen el concierto como una celebraci¨®n tolerada por Ham¨¢s en un d¨ªa que deb¨ªa ser de luto hizo que, la v¨ªspera, estuviera a punto de cancelarse. Con la orquesta ya en la ciudad egipcia fronteriza de El Arish, vivimos tensas horas hasta la una de la ma?ana, cuando por fin recibimos la luz verde de Gaza y el permiso para actuar.
El concierto, en el que interpretamos un programa dedicado en exclusiva a Mozart, se celebr¨® en el ¨²nico museo nacional de Gaza, Al Mathaf, una casa particular cuyo propietario ha reunido una colecci¨®n de artefactos hist¨®ricos hallados en la regi¨®n, sobre todo durante trabajos de construcci¨®n. Su ambici¨®n de crear y preservar un relato hist¨®rico de Gaza al mismo tiempo que se construye una sociedad moderna es sintom¨¢tica de la din¨¢mica positiva que hemos visto en la zona. Los 500 espectadores, la mitad de los cuales eran colegiales, recibieron a los m¨²sicos con entusiasmo; despu¨¦s del concierto, aprovech¨¦ la oportunidad para dirigirme al p¨²blico y explicar por qu¨¦ est¨¢bamos all¨ª: les dije que quer¨ªamos mostrarles nuestra solidaridad y que cre¨ªamos en la capacidad de la sociedad civil de Gaza para crear un futuro mejor; que la tarea de crear un Estado palestino viable e independiente dentro de las fronteras de 1967 es una misi¨®n justa; y que cualquier soluci¨®n al conflicto debe lograrse por medios pac¨ªficos, porque la violencia no sirve m¨¢s que para debilitar la raz¨®n de la causa palestina.
Las revoluciones en T¨²nez y Egipto y los movimientos reformistas en Yemen, Siria, Libia y Bahr¨¦in nos han demostrado que la reforma y el desarrollo surgen del pueblo, no de los Gobiernos. En Gaza sentimos un v¨ªnculo con los habitantes; vimos una oportunidad de dialogar con ellos al margen de las restricciones pol¨ªticas. La lecci¨®n m¨¢s importante que debemos extraer, por tanto, es que podemos construir puentes entre los pueblos, y no esperar que los Gobiernos lo hagan por nosotros. Las relaciones intergubernamentales tardan demasiado tiempo en desarrollarse, mientras que nosotros podemos conectar con la gente de Gaza ya. Asimismo, las sociedades civiles de Gaza e Israel pueden empezar a aproximarse con cautela y encontrar un terreno com¨²n, aunque, desde el punto de vista oficial, ese acercamiento parezca todav¨ªa impensable. Es posible que los Gobiernos, en el futuro, puedan atravesar los puentes que hayan construido las sociedades civiles y los utilicen para el progreso pol¨ªtico.
Mi sue?o es seguir trabajando en Gaza; regresar all¨ª con frecuencia y hacer una contribuci¨®n a una sociedad civil que me ha parecido din¨¢mica y extraordinaria. Conf¨ªo en que un d¨ªa pueda llevar la West-Eastern Divan Orchestra all¨ª. Por desgracia, la orquesta, que se ha convertido en un mito en muchas partes del mundo, no puede todav¨ªa actuar precisamente en los pa¨ªses que est¨¢n representados en ella. Pero no va a dejar de llevar a cabo su misi¨®n, que es la de derribar obst¨¢culos.
Daniel Barenboim es pianista y director, fundador de la Orquesta East Western Divan junto con el fallecido ensayista palestino Edward W. Said. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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