L¨®pez desea evitar que la izquierda 'abertzale' capitalice la pacificaci¨®n

La reflexi¨®n sobre la propuesta de pacificaci¨®n que el lehendakari, Patxi L¨®pez, anunci¨® la semana pasada a los altos cargos del Gobierno vasco est¨¢ ya en marcha, con el equipo encargado de darle forma ya designado e integrado por un reducido n¨²mero de personas de su entorno m¨¢s inmediato. El objetivo es evitar que la izquierda abertzale consolide la capitalizaci¨®n del fin de ETA, por delante del Estado de Derecho y los dem¨®cratas que lo han combatido, e impedirle instalarse en un impasse que dilate su reclamaci¨®n de la desaparici¨®n de ETA y el anuncio mismo del fin de la banda terrorista.

La propuesta tendr¨¢ por destinataria m¨¢s a la sociedad que a los partidos, aunque se adelanta que cualquiera de los democr¨¢ticos podr¨¢ identificarse sin problemas con ella. Se trata de hacer a esa sociedad vasca consciente y c¨®mplice en el convencimiento de que ha sido ella misma, con su propia resistencia y con el Estado de Derecho, la protagonista de la derrota del terrorismo y el fanatismo que lo ha sostenido.

El 'lehendakari' abrir¨¢ un "horizonte de futuro" a la convivencia

Atribuir¨¢ el m¨¦rito conjunto de los dem¨®cratas en la derrota etarra

Ese n¨²cleo duro encargado de pertrechar a L¨®pez para esta batalla mantiene un mutismo total, justificado, por un lado, en lo incipiente del trabajo y, por otro, en la consigna de salvaguardar su contenido hasta el debate de pol¨ªtica general que abrir¨¢ el curso parlamentario, a finales de septiembre. L¨®pez quiere que sea el Parlamento el foro que primero conozca su planteamiento, que ser¨¢ bandera de la segunda mitad de su mandato.

La propuesta, seg¨²n ha podido saber este peri¨®dico, buscar¨¢ impedir que la izquierda abertzale se acomode, amparada en el buen resultado electoral de Bildu, en los limites de su discurso actual, y no se sienta obligada a dar el paso siguiente y definitivo: el de instar la disoluci¨®n de ETA. Esa par¨¢lisis bloquear¨ªa la posibilidad de abrir la fase siguiente: la que debe dar pasos para la convivencia, que no reconciliaci¨®n, una diferencia terminol¨®gica de la que el Gobierno va a hacer bandera.

L¨®pez est¨¢ convencido de hallarse ante un momento hist¨®rico -"la fase en la que hay que ganar el futuro", en expresi¨®n de personas muy cercanas al lehendakari- . Tambi¨¦n de que ni el Gobierno, ni ninguno de los partidos democr¨¢ticos, ni el pa¨ªs como tal, pueden transitar como por ning¨²n otro vivido antes. Quiere ofrecer "un horizonte de futuro".

La propuesta tratar¨¢ de evitar ese par¨®n por el que el Gobierno ve tentados a los radicales y de ofrecer un horizonte de futuro. La negativa de Bildu a acordar tanto la censura a la historia de asesinatos como a actos violento de esta misma semana -el ataque al monolito de Juan Mar¨ªa Jauregi- se considera un muy mal indicio en el Ejecutivo.

As¨ª, y aunque ninguna de las fuentes consultadas ofrece precisiones, s¨ª se admite que la iniciativa del lehendakari ser¨¢ de emplazamiento y presi¨®n sobre la izquierda abertzale, para que de una vez por todas llegue al final sin m¨¢s aplazamientos y sobre dos premisas: que exija a la banda su disoluci¨®n y que deje de sugerir -como todav¨ªa hizo el jueves su l¨ªder encarcelado Arnaldo Otegi, al referirse ante el tribunal que le juzga a la b¨²squeda de un escenario que permita el "desmantelamiento militar"- que hace falta alg¨²n tipo de proceso o concesi¨®n pol¨ªtica para que se d¨¦ ese desenlace definitivo. Ah¨ª es donde, por ahora, se detiene el recorrido verbal abertzale y no es bastante: no se les puede consentir que digan que puede ocurrir que ETA no anuncie nunca su disoluci¨®n, se advierte. El Gobierno no solo no quiere frenazos, sino que perseguir¨¢ pronunciamientos con sello netamente pol¨ªtico; sin lugar a la duda de que est¨¦n determinados por la emergencia de quien tiene por objetivo primordial zafarse de una eventual condena a largos a?os de c¨¢rcel. A nadie se le escapa que ha sido en esa circunstancia, equivalente a la reconversi¨®n de los presos tras largos a?os de prisi¨®n, cuando Otegi y otros encausados, incluso sus defensas, han ido m¨¢s lejos en un desmarque que nunca realizaron en libertad y en la legalidad.

L¨®pez quiere liderar con su propuesta la neutralizaci¨®n, que conviene igualmente a socialistas que a populares o peneuvistas e incluso a Aralar, del discurso que reivindica la paz como un logro de la izquierda abertzale. Esta cuenta ahora para amplificarlo con todas las plataformas que le brindan sus resultados electorales con Bildu. Al Gobierno le preocupa tambi¨¦n que el PP nacional contribuya a esa amplificaci¨®n, con las acusaciones de entreguismo a Zapatero, que abundan en la impresi¨®n de que el terrorismo y el fanatismo ha ganado cuando m¨¢s derrotados est¨¢n ambos. Los partidos democr¨¢ticos, lo mismo que las v¨ªctimas, comparten en Euskadi, en uno u o otro grado, el riesgo de que el mensaje que interesa a los radicales se sobreponga al del m¨¦rito compartido de la sociedad que ha padecido durante d¨¦cadas el acoso terrorista y al de esos mismos partidos, las instituciones y los movimientos c¨ªvicos que resistieron y plantaron cara a ambos.