Optimistas a la fuerza, pase lo que pase
El pensamiento positivo impone que la crisis es una oportunidad y no una desgracia - Esta seudoideolog¨ªa arrasa en EE UU y defiende que no falla el sistema, sino la actitud de cada uno
"Ya, ya, sabemos que est¨¢ en paro, pero con esa actitud negativa no se llega a ninguna parte. Sonr¨ªa, sonr¨ªa". "S¨ª, s¨ª, puede que tenga c¨¢ncer pero no interiorice lo que le est¨¢ pasando como una desgracia sino como un desaf¨ªo". No, no es un di¨¢logo inventado. Estas frases se han convertido en un lugar com¨²n y resumen la corriente de pensamiento de que la desgracia en sus variadas formas no es, en realidad, un infortunio sino un reto, y que acabar en las filas del desempleo o contraer una enfermedad grave, por ejemplo, es una oportunidad de cambiar de vida, de superaci¨®n personal.
La llegada de la crisis m¨¢s dura desde la Gran Depresi¨®n de 1929 ha acentuado esta teor¨ªa conocida en Estados Unidos como pensamiento positivo. Esta seudoideolog¨ªa casi infantil es suscrita al alim¨®n por economistas, pol¨ªticos, psic¨®logos, m¨¦dicos y estrellas de la televisi¨®n. Seg¨²n la misma, las v¨ªctimas de la crisis no solo tienen que sufrir en silencio su desgracia sino que casi se ven obligadas a estar contentas, como ha denunciado la escritora estadounidense Barbara Ehrenreich en su libro Sonr¨ªe o muere (Editorial Turner, 2011), que ha resultado todo un alarido contra "la trampa del pensamiento positivo".
Acabar en las filas de desempleo es una ocasi¨®n de superaci¨®n personal
El libro 'Sonr¨ªe o muere' destap¨® la "trampa" del optimismo irredento
Zapatero ha hecho del positivismo la misma raz¨®n de su Gobierno
'Entre todos lo arreglamos' dec¨ªa que la crisis estaba en nuestras cabezas
La autora ejemplifica este pensamiento en el acoso psicol¨®gico que sufren los parados en los seminarios de motivaci¨®n y cursos de recolocaci¨®n, tan de moda ahora, sobre todo tras los ajustes en las grandes empresas. "Hab¨ªa gente a la que hab¨ªan echado del trabajo y que se dirig¨ªa cuesta abajo y sin frenos hacia la pobreza, a la que se dec¨ªa que deb¨ªa ver su situaci¨®n como una oportunidad digna de ser bienvenida. Tambi¨¦n en este caso el resultado que nos promet¨ªan era una especie de cura; la persona que pensaba en positivo no solo se sentir¨ªa mejor mientras buscaba trabajo, sino que para ella ese tr¨¢mite acabar¨ªa antes y m¨¢s felizmente".
Aunque las ra¨ªces de este movimiento sean m¨¢s antiguas (Ehrenreich lo entronca con una evoluci¨®n del calvinismo norteamericano a partir de 1850), las sencillas premisas en las que se basa se han difundido por el mundo en libros de autoayuda y superaci¨®n como el archifamoso ?Qui¨¦n se ha llevado mi queso?, de Spencer Johnson, que permaneci¨® durante cinco a?os en la lista de los m¨¢s vendidos desde que se public¨® en 1998. El queso que persiguen cuatro ratoncillos simboliza la felicidad, la riqueza, el empleo y el bienestar que busca cada uno. Y la par¨¢bola incita a adaptarse a las nuevas circunstancias en esa b¨²squeda en lugar de lamentarse cuando te mueven tu queso.
En la misma l¨ªnea elemental, m¨¢s recientemente ha causado furor El secreto (2007), de Rhonda Byrne, que desvela una nueva ley que viene a ser al mundo personal lo que la ley de la gravedad es para la f¨ªsica, aunque su demostraci¨®n emp¨ªrica sea bastante m¨¢s dudosa. Se trata de la ley de atracci¨®n, cuyo enunciado dice que "cualquier idea que est¨¦ en la mente se atrae hacia la vida". Obviamente, si las im¨¢genes que te dan vueltas en la cabeza son positivas, atrapar¨¢s ¨¦xito, mansiones, dinero... As¨ª que, pase lo que pase, piensa en positivo. El colmo de estas publicaciones es el bestseller Nos despidieron...Y es lo mejor que nos ha pasado nunca (2005) de Harvey Mackay.
"A los estadounidenses se les insta a pensar en las desgracias como oportunidades. El desempleo supuestamente ofrece la oportunidad de pasar a un trabajo mucho mejor, como sugiere el libro de Mackay. Del mismo modo, la enfermedad ofrece una oportunidad de crecimiento personal para llegar a ser m¨¢s sensibles, espirituales y evolucionados. As¨ª que si nos fijamos en las cosas positivamente, nunca hay ninguna raz¨®n para quejarse. Y si, despu¨¦s de meses o a?os, todav¨ªa no has encontrado un puesto de trabajo -o si el c¨¢ncer ha hecho met¨¢stasis- solo tienes que trabajar m¨¢s duro para ser positivo y superarlos", se?ala Ehrenreich, en declaraciones a este diario.
El positivismo como ideolog¨ªa tambi¨¦n prende en Espa?a. En el ¨¢mbito pol¨ªtico, el presidente del Ejecutivo, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ha hecho del optimismo la misma raz¨®n de su Gobierno. Desde su famosa negaci¨®n de la crisis ("No estamos en crisis. Solo tenemos alguna dificultad que nos viene de fuera" (7 de febrero de 2008), a sus reiteradas acusaciones de "antipatriotas" a los que alertaban sobre ella o aquella categ¨®rica advertencia cuando el paro comenz¨® a desbocarse: "El pesimismo no crea ning¨²n puesto de trabajo" (1 de junio de 2008). Su optimismo tampoco parece que haya servido de mucho. Desde que pronunciara esa frase, el n¨²mero de parados se ha incrementado en dos millones y medio.
Curiosamente, el PP tambi¨¦n bebe de la misma ideolog¨ªa. Su receta para remontar la crisis es conjurar la palabra m¨¢gica, "confianza", sin m¨¢s concreciones.
En el ¨¢mbito acad¨¦mico tambi¨¦n se piensa que hay que ver la crisis con otros ojos. Escuelas de negocios como IESE y ESADE han organizado varios ciclos de conferencias bajo el t¨ªtulo de La crisis como oportunidad. Y se han publicado decenas de libros desarrollando esas oportunidades. Entre los m¨¢s famosos est¨¢n dos que casi llevan el mismo t¨ªtulo: La buena crisis, de Alex Rovira (Aguilar, 2009) y Buena crisis, de Jordi Pigem (Kair¨®s, 2009). La coincidencia no acaba aqu¨ª. Cada uno de los autores prolog¨® el libro del otro. Y los dos refutan radicalmente que se les considere escritores de autoayuda. Y su forma de entender la crisis es m¨¢s cr¨ªtica que la de los autores estadounidenses.
"M¨¢s que una crisis econ¨®mica es una crisis de conciencia. Hemos negado la realidad y nos ha estallado en las narices. Estamos en crisis por ambici¨®n, por narcisismo. Hemos comprado con dinero que no ten¨ªamos cosas que no necesit¨¢bamos para impresionar a quienes no conoc¨ªamos o no nos ca¨ªan bien, en un delirio colectivo que no se pod¨ªa sostener. Lo bueno de esta crisis es que nos lleve a tomar conciencia de qui¨¦n nos gobierna en lo privado y en lo p¨²blico, y a reinventarnos, desde la formaci¨®n, la innovaci¨®n. Ponernos a llorar no sirve de nada porque mam¨¢ Estado no nos va a llenar la mano. Es el momento de asumir riesgos porque si nos quedamos en un rinc¨®n la crisis se repetir¨¢", dice Rovira.
Pigem tambi¨¦n considera que la crisis ha servido, al menos, para tomar conciencia de que el sistema no funciona, como han puesto de manifiesto las protestas del 15-M. "El t¨¦rmino crisis viene de la medicina y describe el momento en el cual el paciente se sana o empeora. Si se recuperaba, se dec¨ªa que el paciente hab¨ªa tenido una crisis feliz o una buena crisis. Estamos en un sistema que ya estaba enfermo, que iba hacia el colapso ecol¨®gico pero que como todos est¨¢bamos inmersos en el consumo parec¨ªa que iba bien. Y dentro de la crisis se puede empeorar y volverse m¨¢s hacia la sed de control, la violencia, la alienaci¨®n o puede transformarse hacia un mundo m¨¢s sano, sensato, ecol¨®gico, justo y m¨¢s sabio".
Uno de los argumentos falaces que emplean los positivistas es dividir el mundo entre los que piensan en positivo como ellos y los pesimistas depresivos. Y est¨¢ claro que, puestos a elegir, es preferible vivir en una nube que sumergido en una ci¨¦naga melanc¨®lica. En esta divisi¨®n interesada se olvida que hay otra categor¨ªa de seres humanos que han contribuido mucho m¨¢s que cualquier otra al progreso: los realistas.
Afrontar los problemas desde el realismo, aunque eso implique un pesimismo inicial, hubiera, por ejemplo, suavizado las consecuencias de la crisis financiera internacional. Como relata de forma magistral el documental Inside job, cualquiera que se atrev¨ªa a alertar sobre la enorme burbuja que se estaba cociendo en torno a los productos financieros t¨®xicos, basados en hipotecas impagables, era autom¨¢ticamente ridiculizado o condenado al ostracismo. Los signos de que toda esa riqueza se estaba construyendo sobre una enorme monta?a de deuda sin ning¨²n sost¨¦n eran cada vez m¨¢s evidentes y las voces que lo denunciaban tambi¨¦n.
?Por qu¨¦ nadie las escuch¨® hasta que la quiebra de Lehman Brothers devolvi¨® al mundo a la realidad? "Una buena respuesta a estas preguntas es que a nadie le gusta ser un aguafiestas", respond¨ªa el Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman en una tribuna en EL PA?S. "?Qui¨¦n ten¨ªa ganas de escuchar a unos economistas pat¨¦ticos advirtiendo que todo aquello era, en realidad, un negocio piramidal de dimensiones descomunales?", a?ade.
En Espa?a, en plena explosi¨®n v¨ªrica de la crisis, las c¨¢maras de comercio y 18 de las grandes empresas y entidades financieras lanzaron el a?o pasado la campa?a Entre todos lo arreglamos. Frente al marasmo econ¨®mico trataba de animar al ciudadano de a pie con mensajes como: "La crisis no solo est¨¢ ah¨ª fuera, tambi¨¦n est¨¢ en nuestras cabezas. Nos ha hecho perder la confianza, nos ha contagiado el pesimismo, el des¨¢nimo. Esto es lo primero que debemos arreglar, queremos recuperar la confianza. Tenemos motivos para animarnos. En esta web encontrar¨¢s muchos". Famosos (y casi todos millonarios) como Andreu Buenafuente, Pau Gasol o Javier Mariscal, entre otros, animaban a plantar cara a la crisis a los ciudadanos, muchos de los cuales hab¨ªan perdido su trabajo o tem¨ªan perderlo, sufr¨ªan recortes de salario mientras se encarec¨ªan los servicios b¨¢sicos y sub¨ªan los impuestos. La campa?a de publicidad cost¨® cuatro millones de euros. Hoy la web est¨¢ inactiva y se da la ir¨®nica circunstancia de que alguna de las compa?¨ªas que la costearon han emprendido fuertes ajustes de plantilla o han recibido ayudas p¨²blicas.
En EE UU, el pensamiento positivo se ha colado en las iglesias. Como denuncia Ehrenreich, el primitivo calvinismo que condenaba cualquier goce mundano y llamaba a la austeridad ha dado paso a macroiglesias, con telepredicadores que no solo no esconden su riqueza sino que hacen de la ostentaci¨®n el centro de la "teolog¨ªa de la prosperidad": Dios premia con riquezas a quien tiene una actitud positiva. Oradores evangelistas como Joyce Meyer, Creflo Dollar, Benny Hinn o el matrimonio Copeland vuelan en aviones privados y han amasado fortunas con ese mensaje.
Aunque sin duda, el principal veh¨ªculo de difusi¨®n de la dictadura del optimismo son los medios de comunicaci¨®n y las grandes estrellas medi¨¢ticas, como la presentadora estadounidense Oprah Winfrey, la mujer negra m¨¢s rica del mundo. "Los medios de comunicaci¨®n han jugado un papel importante. Oprah, Ellen DeGeneres y otros anfitriones de talk shows han promovido todos los grandes libros de pensamiento positivo y a sus gur¨²s. La televisi¨®n nos trae, adem¨¢s, a los predicadores, cuyo mensaje es que Dios quiere que seas rico y que puedes tener lo que quieras simplemente visualiz¨¢ndolo", responde la autora de Sonr¨ªe o muere.
Como ella, muchos dudan de que esta ideolog¨ªa sea una muestra de ingenuidad y ven en ella una excusa ideal utilizada por los que causaron la crisis para exonerarse de cualquier culpa y lanzarla sobre los hombros de quienes sufren sus consecuencias. Como dice Ehrenreich: "El pensamiento positivo es en realidad un brillante m¨¦todo de control social, ya que anima a la gente a pensar que no hay nada malo en el sistema (la econom¨ªa, la contaminaci¨®n ambiental). Y que lo que est¨¢ mal tiene que ver con usted, con la actitud personal de cada uno".
Las v¨ªctimas
- Desde el tercer trimestre de 2007, alrededor de 3,2 millones de espa?oles han perdido su empleo.
- Unos 900.000 j¨®venes en paro no re¨²nen las condiciones ni para incorporarse al mercado laboral ni para acceder a formaci¨®n profesional.
- El n¨²mero de personas atendidas por Caritas ha pasado de 400.000 en 2007 a 950.000 en 2010.
- Cerca del 25% de los ni?os espa?oles viven en situaci¨®n de pobreza, seg¨²n la Encuesta de Condiciones de Vida 2010.
- Los desahucios se han cuadruplicado desde 2007. En el primer trimestre de 2011 se bati¨® el r¨¦cord con 25.000 ejecuciones hipotecarias.
Demos la bienvenida al c¨¢ncer
En el lenguaje de lo positivo una enfermedad grave es tambi¨¦n un reto, porque nos ofrece una ocasi¨®n inmejorable de demostrar nuestro af¨¢n de superaci¨®n. As¨ª que el enfermo no solo no debe quejarse sino casi dar la bienvenida a la enfermedad, porque le va dar la oportunidad de dar un giro en su vida.
El caso del c¨¢ncer es sintom¨¢tico. La filosof¨ªa de lo agradable envuelve el c¨¢ncer bajo una jerga b¨¦lica, de "valientes luchadores" que se enfrentan al tumor como a un batall¨®n enemigo hasta derrotarle. En ese lenguaje no hay lugar para "v¨ªctimas" ni "pacientes", como denuncia Barbara Ehrenreich en Sonr¨ªe o muere. La autora, que vivi¨® en sus carnes un c¨¢ncer de mama, relata su extra?eza al descubrir que desde que le diagnosticaron la enfermedad le incitaron a animarse, a aprovechar esa vivencia para eliminar los sentimientos t¨®xicos, porque, una vez m¨¢s, solo teniendo una actitud positiva se derrota al c¨¢ncer.
Esta teor¨ªa est¨¢ tan extendida que se ha convertido casi en un dogma irrefutable. As¨ª que los enfermos, como "luchadores", no tienen derecho a estar tristes ni a deprimirse. Para cercarlos a¨²n m¨¢s, los medios siempre est¨¢n haciendo hincapi¨¦ en los estudios que pretenden demostrar que ser positivo da salud y aumenta la longevidad, mientras que restan importancia a los que demuestran que no tiene ning¨²n efecto en absoluto, denuncia Ehrenreich.
Lamentablemente, esas teor¨ªas tienen tanta credibilidad como los productos m¨¢gicos de la teletienda, como se?ala Maria Die Trill, responsable de la Unidad de Psico-Oncolog¨ªa del Hospital Gregorio Mara?¨®n. "Ninguna investigaci¨®n ha podido demostrar que la actitud o las emociones influyan en la progresi¨®n del c¨¢ncer. Es un mito".
Die Trill asegura que cuando reciben a los pacientes a los que acaban de diagnosticar un c¨¢ncer les tiene que hacer una "especie de desintoxicaci¨®n" porque su m¨¦dico y la gente de su entorno les han dicho que tienen que estar contentos para superar la enfermedad. "Y como realmente no pueden estarlo, porque el c¨¢ncer es, en realidad, una situaci¨®n de duelo, se sienten culpables. Por lo que, adem¨¢s de sufrir los efectos de la enfermedad y su tratamiento, tienen una sobrecarga an¨ªmica, la necesidad de estar optimistas y re¨ªrse aunque se est¨¦n enfrentando a la muerte".
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